Según el relato del Génesis, la serpiente puso en tentación a la mujer. Para eso le ofreció el fruto del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal.
Tal es la versión original, la aceptada a lo largo de los siglos. Ningún exégeta de la Biblia ha puesto esa versión en entredicho; todas las religiones judeo-cristianas la aceptan como verdadera.
Yo, sin embargo -lo digo con el mayor respeto para el Génesis-, conozco otra versión. Eva miró a Adán, dueño de toda su apostura y de su juvenil vigor aún no estrenado, y que en el Paraíso jamás podría estrenar. Eva vio por encima del muro que cercaba el jardín del Edén y vio un horizonte de libertad. No sé qué cosas imaginaría, o en qué pensaría la mujer, el caso es que fue con la serpiente y le sugirió al oído con tentadora voz:
-Ofréceme la manzana.
¡Hasta mañana!...