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¡Mamá, me duele ir al baño!

Aunque no suele ser un problema grave, el estreñimiento infantil no se debe pasar por alto

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Claudia Landeros

El estreñimiento en los niños no suele deberse a problemas importantes, normalmente se llama estreñimiento funcional o idiopático y no hay ninguna causa o enfermedad conocida que lo produzca. Suelen intervenir la influencia de varios factores como la dieta y la predisposición familiar y afecta por igual a niños y niñas, pero es más frecuente observarlo en la edad escolar.

¿Qué lo provoca?

La doctora Cynthia Acosta Gallegos, pediatra infectóloga, comenta que es frecuente encontrar situaciones que desencadenen el estreñimiento como el cambio de lactancia materna a artificial, la introducción de la leche de vaca o de las papillas, situaciones nuevas a las que el niño se tiene que adaptar como retirarle el pañal o el inicio de la escolarización. Estas situaciones pueden desencadenar una disminución en las deposiciones.

En todos los casos se produce una retención de las heces en el intestino, su consistencia es dura y su emisión dolorosa. La pediatra comenta que el miedo al dolor hace que el niño retenga las heces y con ello el intestino se va dilatando, haciendo que necesite cada vez un volumen mayor de heces para que el niño sienta la necesidad de ir a defecar; se comienza a establecer un círculo vicioso que perpetua el estreñimiento.

En general, un niño se considera estreñido cuando va al baño menos de lo que acostumbra a hacerlo, acompañado de dolor al defecar, requerir mucha fuerza para evacuar y la presencia de sangre en el papel higiénico o mancha la ropa interior con heces.

Acosta Gallegos explica que existen otros síntomas que pueden acompañar al estreñimiento, como dolores de estómago, falta de apetito e irritabilidad. Recuerde que cada niño tiene hábitos diferentes a la hora de hacer sus necesidades, por lo que un niño que no ha ido al baño todos los días no necesariamente padece de estreñimiento.

En general, un bebé de menos de seis meses debe de evacuar no menos de una vez al día y después de esta edad, debe tener tres deposiciones semanales. Para los 2 años, los niños pueden tener entre una y dos evacuaciones por día.

Un problema mayor

"El estreñimiento puede llegar a ser síntoma de algo más grave sólo en algunas situaciones; hay una serie de síntomas que nos deben alertar ante un estreñimiento y que deben ser valorados por el pediatra, tales como el estreñimiento asociado con pérdida de peso, apetito y el que no mejora con las medidas habituales", explica la doctora Acosta.

El dolor abdominal puede llegar a ser tan intenso que en ocasiones el niño tiene que ser llevado a un departamento de urgencias debido a heridas o fisuras en el ano que condicionan el dolor al evacuar, así como los sangrados, encopresis, escapes involuntarios de las heces en niños mayores de 4 años y finalmente, aunque no tan frecuentes, las infecciones en las vías urinarias.

La pediatra explica que, ante cualquier gravedad del estreñimiento, el primer paso es tratar cualquier lesión o fisura en la zona anal mediante pomadas cicatrizantes o antiinflamatorias.

¿Cómo ayudar a mi hijo?

En el caso de los bebés, si es menor de tres meses, se puede aplicar un supositorio de glicerina para lubricar la zona y ayudarlo a pasar las heces. Si ya tiene tres meses o más, debe beber más agua o jugo de ciruela seca; si ya come sólidos, se debe evitar el arroz (incluyendo el cereal de arroz), la manzana y el plátano o banano y darle alimentos con fibra, como peras, avena y ciruelas.

El tratamiento del estreñimiento no es cosa de un día, se necesita de tiempo y una dosis de paciencia por parte de los padres. En la mayoría de casos se requiere cambio de hábitos y modificación de la dieta, así como "reeducar" el ritmo intestinal del niño y cambiar su alimentación. Para iniciar esta educación del hábito de la defecación, se debe acostumbrar al niño a ir al baño, aunque no tenga ganas, a la misma hora y convenientemente después de las comidas para aprovechar el reflejo gastrocólico que estimula la defecación.

La alimentación debe ser rica en fibra y el niño debe beber abundante agua, ya que la fibra ayuda a formar heces más blandas y favorece el movimiento del intestino. Los alimentos más ricos en fibra son las legumbres, frutas, verduras y cereales integrales; el pediatra debe valorar en cada caso si el niño necesita un suplemento de fibra.

Los enemas y laxantes tan sólo deben utilizarse si el estreñimiento es de larga evolución, con una retención importante y su empleo debe ser indicado por el pediatra. En los niños con estreñimiento crónico se pueden emplear durante una temporada; no se debe recurrir de forma habitual a la estimulación rectal con termómetros o supositorios de glicerina.

La pediatra Acosta comenta que como padre de familia, también debes tomar en cuenta que los alimentos que normalmente agravan el estreñimiento son las carnes secas (machaca, bacalao), la manzana, guayaba, papa, zanahoria, arroz, así como la disminución de ingesta de productos lácteos.

En contraparte, una dieta balanceada ayuda a mejorar el estreñimiento, aunque principalmente se recomienda la ingesta de la naranja con pulpa, ciruela pasa, papaya, tamarindo, avena, los vegetales de hoja verde y beber abundante agua, ya sea natural o de frutas.

¿Cómo evitar el estreñimiento infantil?

Para poder evitar este problema, se recomienda a los padres lo siguiente:

Asegurarse que el niño beba líquidos: Ofrézcale suficiente agua y otros líquidos que ayuden a mover las heces fácilmente a través del tracto intestinal.

Consumo de dieta rica en fibra: Los alimentos con fibra como las frutas, los vegetales, y el pan de cereales integrales pueden evitar el estreñimiento.

Promover el ejercicio: La actividad física estimula al intestino a ejercer sus movimientos, así que motive a su hijo a que haga ejercicio; puede ser algo tan simple como jugar pelota, montar en bicicleta, entre otras actividades.

Establecer un horario de comidas regular: Comer estimula a los intestinos naturalmente. Las comidas en horarios regulares ayudan al niño a desarrollar movimientos de vientre rutinarios.

Acostumbre a su hijo al hábito de ir al baño: Si su hijo suele aguantar sus ganas de ir al baño cuando siente la necesidad, se recomienda acostumbrarlo a que se siente en el inodoro durante al menos 10 minutos aproximadamente a la misma hora todos los días, de preferencia después de una comida.

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