Las personas de buen aspecto suelen tener mayores oportunidades que los otros, aunque esta 'regla' no siempre se cumple. (ARCHIVO)
El aspecto físico puede tocar temáticas tan controversiales como el racismo, así como las facilidades de vida que tienen las personas “apuestas” con respecto a las “feas”.
Lo cierto es que de forma consciente o inconsciente el físico puede determinar en gran porcentaje ciertas situaciones que enfrenta una persona, desde el trato con otros individuos, el tipo de trabajo que desempeñará, el sueldo que recibirá, las oportunidades laborales y otras aspectos.
El diario español ABC.es compartió en su portal web varios ejemplos que demuestran que la apariencia puede determinar el estilo de vida que llevará alguien a lo largo de los años y todo esto, respaldado por la ciencia.
La revista Psychological Science reveló en uno de sus publicaciones que las personas con mejor apariencia física además de tener un sueldo mayor al resto, también tienen una vida más fácil, es decir, su rostro y figura les permiten tener un fácil acceso a servicios que para otros implica un mayor esfuerzo.
Otro de los ejemplos que comparte ABC.es es el de las otro estudio publicado en el que se comprobó que los profesores tienden a ponerles mayor atención a alumnos más atractivos.
Pero ahí no queda el asunto y aún hay más ejemplos, como el que explica que inclusive este fenómeno afecto en el ámbito legal, pues otro análisis arrojó que las sentencias penales son más longevas para personas poco atractivas y menores para gente bonita.
La belleza también trastoca el mundo de los mercados bursátiles, pues, la revista Atlantic compartió un estudio que comprueba que si el CEO de una empresa es atractivo, las acciones de su compañía tienden a ir a la alza.
Las Universidad de California, el London Business School y la Universidad de Wisconsin demostraron con una investigación que los hombres de rostro ancho son mejores negociadores y pueden persuadir con mayor facilidad a sus clientes.
Los resultados de estos estudios comprueban que las apariencias influyen de forma determinante en la toma de decisiones, pero que dicha situación acarrea un problema importante; las personas que quedan relegadas bajo esos criterios pueden tener un alto potencial que en muchos casos suelen ser desperdiciados y a los cuales las empresas podrían sacarles gran provecho.
