Cabe señalar que se buscó que la Estatua estuviera orientada de modo tal que diera la bienvenida a los inmigrantes que cruzaban el Atlántico. (ARCHIVO)
Concebir o traer a la memoria imágenes emblemáticas de Estados Unidos sin pensar en ella es algo prácticamente inimaginable; y es que además de su atractivo turístico, este gigantesco monumento es ya un símbolo norteamericano.
Se trata de la Estatua de la Libertad, la cual, aunque le resulte increíble, fue en realidad obra del escultor francés Frédéric Bertholdi con el apoyo de Gustave Eiffel para su estructura interna.
Hacia el año 1886, con motivo de la conmemoración del centenario de la Independencia estadounidense, la Estatua fue obsequiada por los franceses a esta primera nación.
Como había sido construida en Francia, tuvo que desmontarse y enviarse en un barco a Nueva York, donde se emplazó en la isla de la Libertad, según describió The History Channel en una de sus entregas especiales.
Cabe señalar que se buscó que la Estatua estuviera orientada de modo tal que diera la bienvenida a los inmigrantes que cruzaban el Atlántico.
Actualmente se ha convertido también en un destino turístico aunque -señala la fuente mencionada arriba- por motivos de seguridad sólo se permite el ingreso de 240 visitantes diarios, organizados en grupos de diez personas cada uno.