
Recibió el Balón de Oro en 1965 y la Bota de oro en dos ocasiones, 1968 y 1973. (Archivo)
Antes de Cristiano Ronaldo, hoy ídolo lusitano, existió una “Pantera” en Portugal, una “Pantera Negra” con el nombre de Eusebio.
El goleador del Mundial de Inglaterra 1966.
Nacido en Mozambique el 25 de enero de 1942, antes África Occidental Portuguesa, una de las provincias de Portugal en África, Eusebio da Silva Ferreira sufrió la pobreza en la infancia, sufrió la pobreza a la que están destinadas las naciones africanas que antes, y ahora todavía, hacían de colonias de la opulencia de los países europeos.
A Eusebio no le gustaba la escuela. Aunque su padre, un ferrocarrilero, lo obligaba a estudiar, el pequeño travieso de los pies descalzos se salía de las clases para comenzar a forjar un gran romance con el balón. Y gracias a la pelota, Eusebio rompió la barrera de la pobreza. A los 15 años ya le pagaban por jugar, pero el éxito llegó cuando a los 18 años fue contratado por el Benfica. A los 19 debutó con el primer equipo y a los 20 ya formaba parte de la selección lusa.
Ahí inició su leyenda
Llegó al Mundial del 66, su única Copa del Mundo, como la gran esperanza de su país. En su primer partido se fue en cero y nadie pensaba que podría despegar...
Pero lo hizo.
Contra Bulgaria comenzó a calentar motores y anotó un tanto. Vino el juego ante Brasil, en el cual mientras sus compañeros se ocupaban de patear sin misericordia a Pelé, él metía dos goles.
Y Portugal echó a los entonces campeones del mundo.
En cuartos de final le anotó cuatro tantos a la República de Corea. Ya entonces se comenzaba a preguntar el mundo futbolístico, ¿quién era ese al que llamaban La Pantera y que había causado tanta euforia?
En las semifinales, el poderío inglés aplastó a Portugal, pero aún así Eusebio logró anotar otro tanto y para asegurar el título de goleo, marcó otra anotación en el juego por el tercer lugar contra la Unión Soviética.
La semifinal ante los ingleses fue calificada por La Pantera como “el juego más triste de mi vida”, y lloró lágrimas de impotencia, las cuáles nunca pudo vengar.
Al final Eusebio anotó nueve goles, sacándole tres a su principal competidor, el atacante de origen alemán Helmut Haller.
La Pantera Negra sólo disputó ese Mundial
Después de dejar sus mejores años en Portugal, donde le negaron salir en su mejor momento, por conveniencia de la dictadura portuguesa, tenía ofertas del Inter de Milán y la Juventus, vagó por todo el mundo. Llegó a jugar en México, en los Rayados de Monterrey, durante un año, durante el cual sólo jugó seis partidos y anotó un gol. Muy poco para su leyenda.
En total anotó 626 goles en su carrera. Con el Benfica ganó doce ligas, cinco Copas y una Copa de Campeones, la hoy llamada Champions League.
También recibió el Balón de Oro en 1965 y la Bota de oro en dos ocasiones, 1968 y 1973.
Vivió después de su retiro como leyenda viviente de Portugal. La federación lo nombró embajador del equipo y la FIFA lo puso en el noveno lugar de los mejores jugadores de todos los tiempos.
A las afueras del estadio Da Luz, de Benfica, hay una gran estatua del único hombre que pudo ser comparado con el mismísimo Pelé, cuando O’Rei vivía su mejor momento. Esa estatua es testigo mudo de lo mucho que dio una pantera para el futbol de Portugal, una pantera que vino de África con aires de libertad y que la encontró gracias a hacer lo que hacía descalzo en Mozambique, cuando se escapaba de la escuela.
Era sólo un juego, pero al final fue su modo de vida.
Eusebio da Silva Ferreira, La “Pantera Negra” murió en enero pasado, a la edad de 71 años.