Con el flamenco en la sangre

Hablar de Sabás Santos es hablar de toda una institución en el baile flamenco no sólo en el norte, sino de todo el país. Originario de Nuevo León, cuenta con más de 35 años de carrera con numerosas presentaciones a lo largo del país y del extranjero así como formador activo de nuevas generaciones de bailarines de éxito.

Santos, quien próximamente visitará La Laguna como parte principal de los espectáculos del primer festival regional Viva la Vie Boheme este próximo 30 de agosto, menciona que desde pequeño supo que el baile se convertiría en su pasión y modelo de vida.

Su padre, quien era dueño de un cine en el municipio de Villaldama, Nuevo León, despertó inconscientemente la curiosidad del bailarín por el baile, al traer a sus salas numerosas películas españolas, donde el baile, específicamente los "tablaos flamencos" eran parte importante de ellas.

Sus primeros acercamientos físicos con el baile los tiene a muy corta edad, desde los seis años ya era invitado a numerosos festivales y bailables. Comenta entre risas, que por su notable pasión, incluso le permitían realizar coreografías en instituciones escolares. A los 11 años de edad, se muda junto con su familia a Monterrey, donde cursa la secundaria y se inscribe en la escuela normal superior de la ciudad, donde menciona fue el lugar donde decidió que el baile sería su forma de expresión.

Comenta que aunque siempre sintió curiosidad por el baile, su timidez no le permitió meterse de lleno en este arte, fue hasta que comenzó sus estudios de bachillerato cuando gracias a una de sus maestras decidió unirse al grupo de danza folclórica de maestros de la Sección 50, en la que permaneció por cinco años realizando diferentes giras por el país.

Con el tiempo, poco a poco fue acercándose al estilo que le daría su identidad, el flamenco. Estudiando y practicando en varias academias de renombre hasta perfeccionar sus pasos. Su habilidad y dedicación le permitieron llegar a presentaciones cada vez más grandes y lugares más lejanos, llegando a presentarse en ciudades del extranjero como Vancouver, Toronto, Texas y ciudades de Bolivia.

Cuando contaba con cierto renombre, sus ganas de más lo llevaron a abrir su propia academia de baile flamenco donde la alta exigencia y enorme calidad ha hecho acreedores a nuevas generaciones de numerosos premios y reconocimientos. A más de quince años de la formación del instituto, Sabás comenta que lo que más le gusta es ver el entusiasmo y ganas de superarse en los ojos de sus alumnos, lo que le permite sentirse seguro de que esta magnífica expresión artística continuara vigente.

Aunque ya tiene tiempo de no visitar a La Laguna, se siente emocionado de poder compartir su amor por el baile con todos los habitantes de la región. Asegura que este amor, específicamente por el flamenco radica en que logra canalizar sus sentimientos, si está feliz, enojado o triste, a través de los pasos y movimientos característicos de esta danza.

Sin duda, gracias a su dedicación, rigor y disciplina se ha mantenido vigente en esta expresión artística. Sabás Santos menciona para finalizar que cada año se siente mejor bailando ya que le alimenta el espíritu y que espera continuar haciendo lo que ama hasta el último momento.