Es común ver en televisión a famosos de origen ruso sonriendo en limitadas ocasiones y algunos, de plano no lo hacen. (ARCHIVO)
Es común ver a personas de este país o del norte de este continente sonriendo poco o casi nada y es por ello que muchos los catalogan como 'personas frías'.
Rostros como el de Vladimir Putin o del piloto finlandés de la Fórmula Uno, Kimi Raikkonen , son al menos dos ejemplos de este tipo de rostro, frío y duro, de los cuales pocas veces puede verse aunque sea una diminuta mueca que exprese felicidad.
Desde luego hay sus excepciones, pero es una concepción general con respecto a este sector de la población.
Iósif Sternin, profesor de la Universidad Estatal de Voronezh, tras realizar una análisis llegó a diversas conclusiones que tratan de explicar este aspecto en el rostro de los noreuropeos tomando en cuenta más elementos de su cultura que cualquier otro factor.
Sternin explica que a diferencia de otros sitios, en Rusia las personas no sonríen por cortesía puesto que consideran este gesto como una hipocresía. Los rusos creen que las risas de gente extraña son falsas y los hacen sospechar del que lo hace y lo catalogan como personas que ocultan sus verdaderas intenciones.
En países como los sudamericanos es muy común que las personas sonrían a otras cuando acaban de conocerlas, en cambio, en Rusia este acto también es considerado como una señal para sacar plática a una persona, motivo por el cual también lo evitan para no hablar con desconocidos.
En Rusia las personas sólo sonríen a aquellos que les resultan agradables o que son familiares o amigos, por ello no es común verlos en televisión o en la calle emanando muecas de alegría.
El científico considera que en Rusia la sonrisa tiene una justificación y no es empleada sin motivo alguno como en otras culturas. Un mexicano puede sonreír a alguien que en su vida ha visto, pero quizá lo haga por amabilidad o generar confianza, en aquella nación no es así.
Como puede verse, los rusos tienen un concepto muy distinto de lo que es una sonrisa y tiene una función más específica que otros lados en donde uno puede ir sonriendo en la calle sin dar a entender o pretender algo en concreto.
