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La Rosilla, una postal de 25 grados bajo cero

El rincón más helado del país

La Rosilla, una postal de 25 grados bajo cero

La Rosilla, una postal de 25 grados bajo cero

Daniel Estrada

Los habitantes desmienten que estén acostumbrados al frío, pero afirman que si en algún lugar se inventó ese clima, fue allí. En el pintoresco pueblito ubicado a tres horas y media de la cabecera municipal de Guanaceví, el frío es parte de lo cotidiano; con heladas desde mediados de agosto, registros inferiores a los -5 grados centígrados en octubre, y una mínima histórica de entre 20 y 25 grados bajo cero. El lugar convoca a investigadores y reporteros de todas partes.

Allá, en lo más alto de la Sierra Madre Occidental, hay un lugar en el que para preparar café se utiliza hielo, la ropa permanece en el tendedero hasta una semana y las mejillas de los niños son ásperas como lijas, ¿y cómo no?, si amanecen con temperaturas de hasta -25 grados centígrados.

La Rosilla, es uno de los sitios más nombrados del estado de Durango. Hasta este pueblo han llegado investigadores, periodistas y productores de documentales, atraídos por la curiosidad de vivir y compartir la experiencia de estar en el lugar más frío de México.

De ello, da cuenta Ismael Velázquez Lazos, «el dueño termómetro» de esta localidad, ubicada a dos mil 750 metros sobre el nivel del mar, quien conserva una libreta en la que recaba nombres, firmas y comentarios de las personas que lo han ido a visitar, incluso de Europa y Norteamérica.

CLIMA DE LOCURA

En tiempo de frío, aceptar un café o un té en esta localidad, ubicada a tres horas y media de la cabecera municipal de Guanaceví por camino de terracería, obliga al anfitrión a tomar un «picahielo» o cuchillo, para obtener algo de hielo del tambo o recipiente en el que almacenan agua para uso doméstico, ya que la de las tuberías está congelada.

Como si se tratara de una broma, el trozo de hielo es depositado en un trasto y puesto a hervir en la estufa de leña o fogata. Ya servida el agua caliente, no es recomendable permanecer más de cinco minutos con la taza en la mano, a menos de que se prefiera tomar la bebida helada. Desde hace poco tiempo, los habitantes del pintoresco pueblito cuentan con agua entubada, lo que les sirve de poco durante el invierno, ya que permanece congelada por días, motivo por el cual los habitantes optan por almacenarla en tambos cubiertos con sarapes o cartón.

La mayoría de las casas son de madera, con tejado de lámina; no son pocas las personas que forran las paredes interiores con cartón, pues dicen que es un muy buen aislante, aunque hay que estar siempre alertas, pues con el constante uso de braceros y estufas de leña, el fuego puede propagarse y consumir una vivienda en pocos minutos.

Tanto niños como adultos usan guantes, gorro, bufanda y chamarras gruesas, cuando salen a la escuela y al trabajo en la mañana, en este poblado dedicado a la extracción y traslado de madera. “No es cierto que nos acostumbramos al frío, estamos resignados a lidiar con él”, dicen lugareños. Las mujeres ratifican tal afirmación, pues basta con saludarlas de mano para darse cuenta del sacrificio que hacen para lavar la ropa, que llega a permanecer en el tendedero de tres días a una semana. “Los dedos se entumen y duelen, pero debemos tener limpia la ropa de nuestro esposo e hijos”, menciona una ama de casa.

A la hora de dormir, los niños se resignan a tener sobre sí, una pesada carga de cobijas, que les obligará a permanecer en la misma posición durante toda la noche. Mientras más hermanos sean, mejor, pues se acostumbra que duerman todos juntos, por lo menos cuando el frío es más intenso.

Maestros del lugar admiten que en invierno baja el rendimiento escolar, pues las temperaturas bajo cero no dejan concentrarse a los pequeños como debieran, además del ausentismo derivado de las enfermedades en las vías respiratorias. Otra muestra de que en La Rosilla sus habitantes no se acostumbran al frío, son las acciones que la Secretaría de Salud tiene que realizar en esta y otras localidades vecinas, para prevenir y atender padecimientos causados por el frío, sobre todo en los niños.

Es difícil vivir en el lugar más helado de México; algunos han vendido todo lo que tienen para irse al vecino estado de Chihuahua o a Estados Unidos, mientras que otros arguyen que no tienen nada que ofertar, o simplemente no se animan a correr riesgos, así es que se quedan a trabajar en la madera, no hay más. Ahí, hay varias personas que no conocen la capital del estado, pues si requieren hacer compras o acudir al médico, prefieren ir a la Ciudad de Parral, Chihuahua, que a la propia cabecera municipal, pues prácticamente hacen el mismo tiempo de camino y encuentran más opciones en este lugar.

AQUÍ SE «INVENTÓ» EL FRÍO

La Rosilla, Guanaceví, en Durango, es la localidad con los registros de temperatura más bajos de todo el país, sitio en donde el pasado 19 de agosto (en pleno verano), se presentó la primera helada de la temporada, mientras que en octubre el termómetro registró temperaturas mínimas de -6 grados centígrados.

Dichas condiciones climáticas son parte de la vida cotidiana de este pueblo de poco más de 200 habitantes, enclavado en la zona montañosa del municipio de Guanaceví y muy cercano al vecino estado de Chihuahua, en el cual el doce de diciembre de 1997, se tuvo la temperatura récord registrada hasta el día de hoy, que fue de -25 grados centígrados (al abrigo). El meteorólogo Fernando Hernández Contreras, explica que el término «al abrigo» lo emplean para referirse a que el registro se hace en un espacio cerrado, por lo que una medición a la intemperie y con viento, puede representar hasta ocho grados de diferencia.

Aunque el Servicio Meteorológico Local avala a La Rosilla como el poblado más frío de Durango y del país, advierte que hay condiciones climáticas muy similares en Santa Bárbara, pues si bien es cierto que hace quince años que en este pueblo de Guanaceví se registraron -25 grados centígrados, en la localidad ubicada en la parte alta del municipio de la capital, se tuvieron -24 grados. Al respecto, Hernández Contreras aclara que estos son los sitios más fríos de las localidades en las que se cuenta con medición del clima, y no se descarta que pueda haber otros espacios en la entidad con temperaturas aún más bajas.

Por ejemplo, en la localidad nombrada Altares, Santiago Papasquiaro, los lugareños aseguran que hay colinas en las que la nieve ha llegado a permanecer sin derretirse durante todo el año. Por lo pronto, este año la temperatura más baja registrada en La Rosilla data del 19 de enero, con 20.5 grados centígrados bajo cero, en un mes en el cual el termómetro no tiene un solo día con registros matutinos por encima de los cero grados.

La Rosilla es el lugar con el invierno más prolongado, pues mientras que las heladas suelen presentarse desde agosto, en octubre ya hay amaneceres por debajo de los cero grados, mismos que llegan a prolongarse hasta principios de marzo, luego de haber pasado por los fríos más intensos de diciembre y enero.

Cabe mencionar que a pesar de que en la Ciudad de Durango se han tenido registros de -14 grados, los días con este tipo de condiciones climatológicas son esporádicos, a diferencia del referido poblado de Guanaceví, donde pueden transcurrir semanas enteras con cifras de alarma. Aunque el estado ha ganado popularidad por su frío, debido a los comentarios que se hacen en los noticiarios nacionales sobre el clima en la sierra, en Durango la temperatura es muy contrastante; muestra de ello es que durante la pasada temporada invernal, se llegó a tener en un mismo día, -10 grados centígrados en La Rosilla, y treinta grados en Tamazula (el comparativo es entre la mínima y la máxima de cada poblado).

Además, la disparidad es aún mayor si se compara la mínima histórica, que es de -25 grados en La Rosilla, con la máxima histórica, de El Real, Tamazula, con 47.5 grados, pues la diferencia es de 72.5 grados centígrados, tomando en cuenta que se trata de dos regiones separada por apenas cien kilómetros.

LARGO RECORRIDO

Llegar a la cabecera municipal de Guanaceví es fácil desde la capital del estado. Aunque el trayecto es largo y las condiciones de la carretera no son las más óptimas, no hay manera de perderse; sin embargo, aventurarse a ir sin guía hasta La Rosilla, es prácticamente imposible.

Alrededor de sesenta kilómetros son los que hay que recorrer del «mineral» de Guanaceví al pueblo más helado de México. La distancia no es larga, pero el camino es sinuoso y de brechas angostas, además de estar lleno de divisiones y cruceros sin señalamientos, en los que un forastero terminaría por sucumbir.

Sin embargo, la autoridad local siempre tiene disposición de apoyar y abastecer de guía y transporte adecuados a quienes acuden al municipio con alguna encomienda laboral o de investigación. Y es que no se puede andar por esos caminos sin un vehículo de doble tracción, ya que hay puntos en los que es fácil atascarse debido a que el deshielo atraviesa las brechas, y no se diga en las partes por las que hay que cruzar arroyos.

“Allá atrás de aquellos cerros verdes está el pueblito”, menciona don Rogelio Arzola, comerciante de Guanaceví, quien asegura que la zona está nevada, ante la incredulidad de los reporteros que lo único que alcanzan a ver es la unión entre el verde de la sierra y el azul intenso del cielo despejado en pleno mediodía.

Jerónimo Solís, es el nombre del conductor de la unidad en la que los reporteros parten con rumbo a La Rosilla, y quien se toma la libertad de hacer ameno el viaje, al incitar la producción de adrenalina de sus pasajeros, ya que al conocer dicha ruta como la palma de su mano, omite reducir la velocidad en las curvas pronunciadas y laderas sinuosas.

Las dudas de que hay nieve se comienzan a disipar después de una hora y media de camino, cuando se comienzan a distinguirse algunas cimas blancas, árboles y arroyos con hielo, así como un frío que empieza a arder en el rostro y obliga a cerrar la ventanilla del vehículo. El paisaje se torna cada vez más atractivo e invita a parar en más de una ocasión para tomar la foto del recuerdo, tocar y hasta probar el agua corriente cuyo murmullo parece invitar a beberla.

La llegada a un destino en el que todos se conocen no puede pasar desapercibida casi para nadie; hay visitas y los niños corren tras la pick up para trepar en la caja, mientras las amas de casa salen a la puerta y los hombres saludan levantando la mano.

EL FRÍO SE EXTIENDE

El ayuntamiento de Guanaceví tiene catalogadas a 23 de sus 88 localidades como las más frías de los cinco mil 246 kilómetros cuadrados que conforman el territorio que, a pesar de ser vasto, cuenta apenas con una población inferior a los once mil habitantes. Iván Flores Graciano, director de Desarrollo Social de este municipio, mencionó que a pesar de que desde octubre el termómetro marcó temperaturas bajo cero en varios puntos, las lluvias que se registraron a principios de noviembre redujeron el frío, sólo para dar paso al frente frío número doce que representó un nuevo descenso marcado en el termómetro.

De acuerdo con el reporte de la Conagua, durante noviembre se tuvieron temperaturas mínimas en La Rosilla, por encima de los cero grados centígrados, cuando un mes antes el termómetro llegó a marcar hasta -6 grados. Aun así, los habitantes de esta región de Durango, están conscientes de que a estas alturas del año la tendencia al registro de temperaturas bajas extremas es inminente, razón por la cual ya se gestionan apoyos como cobertores y chamarras para llevar a los pueblos en los que suele nevar.

Ciénega de la Vaca, Toro Quemado, Los Lirios, Agua de Pino Coyotes, Bajío de Arrieros, El Cócono, Los Lobos, Lajas, San Francisco de los Cano, son algunas de las localidades en las que se tienen las temperaturas más bajas del municipio, y además, hay mucha necesidad entre sus habitantes, según platica Flores Graciano. En esos lugares el invierno se prolonga de octubre a marzo, mientras que en diciembre y enero llegan a presentarse temperaturas récord, en La Rosilla, único lugar de la región en el que se mide la temperatura.

Las personas de dichas localidades necesitan ayuda; hay casas cuyas láminas ya son muy viejas y están muy maltratadas, mientras que otras tienen daños en sus muros. “Uno no se imagina el frío que causa el hecho de que el viento helado se cuele en sus viviendas”, comentó Iván Flores.

Frente a dichas condiciones, la gente de la cabecera municipal está acostumbrada a apoyar a quienes viven en las localidades, en las escuelas primarias y secundarias; por ello, siempre juntan víveres para elaborar despensas, en coordinación con la presidencia municipal. De la misma manera, el gobierno municipal está en pláticas con una compañía minera que desde hace ya bastante tiempo opera en Guanaceví, en la extracción de plata, pues hay disposición de la compañía de origen canadiense para donar chamarras, que serían llevadas a las familias con más necesidad.

A casi tres meses de que entró en funciones la nueva administración municipal, saben que la prioridad es prevenir y estar lo mejor preparados posible para enfrentar las bajas temperaturas que se registran en la zona más alta, de ahí que los acercamientos con Desarrollo Social del Estado (Sedesoe), Protección Civil, Servicios de Salud y Desarrollo Integral de la Familia (DIF), tengan que ver con el tema.

“Las carencias son muchas y hay que llevar la ayuda a las familias de escasos recursos”, comentó el titular de Desarrollo Social en el municipio, minutos antes de salir a la localidad Los Lobos, a donde llevaban algunas despensas, aprovechando para valorar las condiciones climáticas y la necesidad de abrigo que hay en el lugar.

También mencionó que tienen programada una visita a Bajío de Arrieros, una localidad indígena, a la que se hacen nueve horas, partiendo de la cabecera municipal, por un sinuoso camino de tierra donde habitan varias familias de tarahumaras. Actualmente, en esta localidad se realizan trabajos de introducción de agua potable, además de un sistema de drenaje, con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de las personas que viven ahí y que, al igual que en La Rosilla, se mantienen de la extracción y traslado de madera.

PREVENCIÓN

Para finales de noviembre, la Secretaría de Salud de Durango, arrancó un programa piloto en La Rosilla, mismo que se puso en operación en las zonas más frías de la entidad, con la finalidad de prevenir las infecciones respiratorias agudas en los menores. La acción consistió en la suministración de las vitaminas A, C y D, y el reforzamiento de las vacunas antiinfluenza, neumococo y rotavirus, para lo cual se aplicó una inversión de cuatro millones de pesos en los diferentes insumos que fueron necesarios para mantener el programa durante los meses más fríos del año.

Esta medida se llevó a cabo con miras a reducir en un treinta por ciento las consultas y tratamientos de infecciones respiratorias agudas, en los poblados del estado en los que el frío es más intenso. Para esta temporada, aún no se ha anunciado una acción similar a la citada campaña de vacunación invernal, cuyo lema fue: “Sin flujo nasal”, la cual llegó a más de cuatrocientos menores, de quince localidades del interior del estado.

Dichas acciones comenzaron en La Rosilla, poblado del ejido Chiqueros, al estar identificado como el más frío del país, hasta donde llegaron las caravanas de salud, que durante diciembre y enero de 2012, acudieron a diferentes localidades con bajos registros en el termómetro. La Secretaría de Salud aún no confirma la nueva implementación de este esquema, pero dada la reducción de la afectación de las enfermedades respiratorias que se generan con estas medidas preventivas, el seguimiento será necesario.

A decir del jefe de la Jurisdicción Sanitaria número tres, en la actualidad no hay falta de personal médico en los municipios de Topia, Canelas, Otáez, Guanaceví, Tamazula, Tepehuanes y Santiago Papasquiaro, todos ellos de la región serrana y de las quebradas de Durango. En estos municipios hay veinte centros de salud, dos hospitales integrales y diez caravanas de la salud, lo que considera suficiente para atender a la población de la jurisdicción con sede en Santiago Papasquiaro, que asciende a 156 mil habitantes.

Cabe destacar que la región está colmada de localidades de difícil acceso, debido a las características orográficas que predominan en esta parte de Durango. Mientras tanto, la Dirección Estatal de Protección Civil, se mantiene en alerta constante, sobre todo por los efectos que puedan traer consigo los frentes fríos, así como las necesidades de las familias en donde se registran las temperaturas más bajas.

En este sentido, La Rosilla y localidades aledañas, constantemente reciben apoyos como cobertores y víveres, además de otros paliativos que les ayudan a pasar en mejores condiciones la temporada invernal e incluso el inicio de la primavera, según informó Arturo Galindo Cabada, director estatal de Protección Civil.

RADIACIÓN SOLAR

Municipios de los valles, llanos y los que están enclavados en la Sierra Madre Occidental, registran temperaturas bajo cero durante el invierno, lo que resulta una condición climática normal; sin embargo, Durango no sólo es ubicado en el ámbito nacional por los -25 grados de La Rosilla, sino que también cuenta con los índices de radiación solar más elevados.

Por ejemplo, Miguel Ángel Aragón Contreras, director de Servicios de Salud en el Estado, ha mencionado que en el ámbito nacional, la Ciudad de Durango presenta los más altos niveles de radiación solar durante el período de once de la mañana a cuatro de la tarde. Por su parte, el meteorólogo Fernando Hernández Contreras, explica que uno de los factores que propician una elevada radiación solar y, por ende, un efecto nocivo de los rayos ultravioleta, es la altura, de ahí que en su reporte climatológico diario, la Conagua se dé a la tarea de informar sobre los niveles de radiación en la capital del estado.

Son mil 880 metros sobre el nivel del mar los que tiene la ciudad de Durango, a diferencia de los dos mil 750 metros de La Rosilla, o los dos mil quinientos de El Salto, sitios en los que por falta de información y costumbre, el bloqueador solar no forma parte de los artículos personales de los lugareños. Y es que se tiene la creencia de que en los sitios en donde el clima tiende a ser templado y el frío es extremo, no es necesario protegerse de los rayos del sol, a pesar de que no pasan más de cinco minutos de exposición directa.

“Vamos a la playa y nos llevamos varios bloqueadores de distintas marcas; no queremos andar desprotegidos ni un instante, sin saber que la radiación solar es mayor aquí en Durango a causa de la altura, y no se diga en las ciudades y pueblos de la sierra”, menciona Fernando Hernández. Por esta razón, las autoridades de Salud, recomiendan cubrir la cabeza cuando se realiza una actividad a la intemperie, proteger los brazos y el cuello, además de usar un bloqueador solar efectivo, de preferencia recomendado por algún médico.

El Servicio Meteorológico Nacional indica que los niveles de radiación UV están muy influenciados por la altura sobre el nivel del mar, debido a la disminución de la capa de aire que queda por encima. Así, la radiación ultravioleta aumenta con la altitud del lugar un diez por ciento por kilómetro de elevación. De la misma forma, las autoridades ponen especial énfasis en que a igualdad de condiciones meteorológicas, los lugares elevados reciben mayor radiación que a nivel del mar.

PRONÓSTICO DE FIN DE AÑO

La Comisión Nacional del Agua (Conagua), pronostica entre 52 y 64 frentes fríos en el país, para esta temporada de frío, de los cuales ya se han presentado once y se prevé que los que vienen recrudezcan conforme se establezca el invierno. El meteorólogo Fernando Hernández, adelanta que la condición climática para Durango se prevé como «normal», aunque también es probable que haya más humedad que el año pasado, la cual puede presentarse como nieve o aguanieve, en la zona de la sierra. Por ahora, la posibilidad de que se suscite el fenómeno de nevada en los valles y llanos de la entidad se ve lejana, aunque los pronósticos pueden presentar variaciones conforme pasan los días.

De momento, las bajas temperaturas han tardado en generalizarse, pues solamente en La Rosilla y en Santa Bárbara el termómetro ha marcado números inferiores a los cero grados centígrados, lo que no ha sucedido en El Salto, Tepehuanes y otras regiones que suelen ser heladas en esta temporada del año. La temporada de frío, que abarca parte del otoño y el invierno, se presenta como la más húmeda de los últimos años, sobre todo si se considera que el norte de México sale de la sequía más prolongada de la que se haya tenido registro hasta hoy.

SUS CREENCIAS

En esta zona, la mayoría de los residentes son devotos del Sagrado Corazón de Jesús. En el lugar sólo hay una capilla, pero es suficiente para un pueblo que apenas rebasa los 200 habitantes. Aunque la mayoría de los lugareños son católicos, al lugar también han llegado otras creencias con fundamentos cristianos. De acuerdo con información compilada en el Plan de Desarrollo Municipal 2013, el 93 por ciento de los habitantes del municipio de Guanaceví, son católicos, mientras que el otro siete por ciento está conformado por testigos de Jehová y grupos evangélicos.

Durante su última visita a la localidad de El Purgatorio, ubicada en la sierra del municipio de Tepehuanes, vecino de Guanaceví, el propio arzobispo, Héctor González Martínez, reconoció que hay poblados de difícil acceso que “solamente son visitados por los protestantes”. El pueblo está adscrito a la parroquia misionera de Guadalupe, ubicada en Los Altares, del municipio de Santiago Papasquiaro.

Entre tanto, en el municipio de Guanaceví, hay dos parroquias, la de la Inmaculada Concepción y la de Guadalupe, siendo la primera la que da cobertura a localidades como La Rosilla, Lajas y El Cebollín, enclavadas en la serranía.

BELLEZA POR DOQUIER

Nevada, con lluvias o aún con el tono amarillo otoñal, La Rosilla, ubicada en la densidad de los cerros y coníferas, es un sitio digno de ser admirado y hasta plasmado en los lienzos de los más reconocidos paisajistas. Su mítico clima, el calor de su gente, el deshielo, los arroyos, los enormes pinos, las casas de madera, sus tejados a dos aguas y el olor a leña, forman parte de un paisaje que los originarios del lugar presumen en donde quiera que estén.

Algo que resulta seguro es que si alguien quiere ver la nieve en invierno, éste es el lugar idóneo, pues en diciembre y enero son comunes las acumulaciones superiores a los sesenta centímetros, ya que las nevadas no se ausentan nunca de la Sierra de Durango.

Twitter: @daesor14

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