La palabra "barroco" es en un principio un adjetivo para denominar algo extravagante e incluso grotesco, pero el término fue adoptando otro carácter cuando se especificaron las características de obras de este tipo de arte, principalmente al estudiar las construcciones neobarrocas.
Los autores Wölffin y Grundbegriffe hicieron en sus libros el espacio para reivindicar una palabra de uso peyorativo a la descripción de obras de opulenta magnificencia. Además de abrir la posibilidad de incluirlo como un capítulo en la historia del arte, separado de otros periodos y con sus variantes dependiendo del lugar en que se haya desarrollado.
El arte barroco tiene un tinte teatral que se dirige al espectador por lo cual se puede percibir como algo exagerado, no por la cantidad de elementos sino para dar la sensación de dinamismo, dar cuenta de lo efímero del vivir y rozar con lo trascendente en el mundo.
Este estilo se desarrolló en Italia, ampliando los principios formulados en el renacimiento que posteriormente se expandió por los países católicos, en las que tomaron un papel relevante las iglesias como muestra del barroco. Entre las características que destacan de este estilo se encuentra la acentuación del claro-obscuro, los ángulos que resaltan fuertemente, se evitan las formas definidas propias del renacimiento, además de que la grandiosa decoración del exterior de los edificios sólo se puede comparar con la suntuosidad de su interior en los cuales las variantes de color inundan el lugar.
El barroco no es exclusivo de Italia, pues en Francia este estilo tuvo gran auge en el reinado de Luis XIII, que se contrapone con una elegante sobriedad exterior, compensada con una espléndida decoración interior. Por otra parte, en Inglaterra el estilo arquitectónico se vio menos influenciado pero sin volverse insensible a las corrientes barrocas.
Si se trata de autores y obras correspondientes a la concepción barroca, podemos mencionar las escaleras del Castillo de Augustusburg, en Alemania. Pese a que en ese país no pudo desarrollarse con libertad a causa de la guerra de los treinta años, no se puede negar el estilo que enmarca las fastuosas escaleras acompañadas de mármol y columnas decoradas detalladamente. Por su parte, en Italia existe un gran registro de obras arquitectónicas de este periodo, ya que también el barroco se hizo presente en la pintura, escultura y la literatura. Como los frescos que se ubican en Roma, entre ellos "El triunfo de la divina providencia" que se encuentra en el techo del salón del Palazzo Barberini. En el fresco el movimiento de las túnicas de los personajes, las tonalidades doradas en la nubes, dan la sensación de continuidad entre el techo con lo que el autor pretende sea una ventana a la vista de El triunfo de la Trinidad. Mientras tanto en Francia, el punto culminante de la arquitectura palacial, tanto por sus dimensiones y su magnificencia es el Versalles, donde se puede observar el estilo elegante desde los pisos que forman bellos mosaicos vistos desde lo alto, los jardines simétricamente dispuestos y sobre todo los interiores, como el salón de los espejos con sus bellos candelabros y sus acabados en tonos oro que proporcionaron un elegante marco para la corte. Así también la capilla del palacio es una muestra de la más impresionante arquitectura barroca tardía.
El barroco dentro del mundo del arte se convirtió en un ejemplo de cambio de perspectiva y apertura de aquello considerado inapropiado o excesivo, a un verdadero legado digno de apreciar y admirar cada elemento que le compone. Por ello, este periodo representa también la ostentación de los papas en Roma, la riqueza en la corte del Rey Sol en Francia, la primicia de la pintura holandesa, en fin lo que una parte del mundo fue partícipe.