
El mexicano Federico Pizarro lidia su primer toro de la tarde 'Gonzalero'. Federico Pizarro, torero de gran clase en la México
Este domingo en la Plaza México, durante la onceava corrida, la última del año, con una mejor entrada que el domingo anterior, Federico Pizarro nos deleitó con una faena de 24 kilates. Y es que es un torero de clase excepcional, y de verdadero valor, sufrió alguna cornada grave y parecía acabado.
Pero el que tiene clase, como él, siempre puede renacer -como renacieron, en sus regresos a los toros, hay que recordarlo, Lorenzo Garza, "El Soldado", "Calesero", "Armillita", y en España Antonio Ordóñez, "Litri", Bienvenida o Paco Camino-, y a veces con un solo detalle luminoso deslumbrar al público. El que tuvo, retuvo, y es el caso de Pizarro.
Suponemos que después de esta oreja lo volveremos a ver pronto en nuestra plaza.
En su primero -"Gonzalero"- estuvo decidido desde la capa. Pero lo grande vino con la muleta. Empezó con unos doblones poderosos -el toro era bravo y noble, pero con sentido- y en uno de ellos se lo llevó por delante. Pensamos que tenía la cornada. Una vez que un toro le levanta al diestro los pies del suelo, cualquier cosa puede pasar. Por suerte no fue así, porque nos hubiéramos perdido de una bella joya de torería, sobre todo por la izquierda.
Dio unos pases con la izquierda para no olvidarlos. Uno de ellos, particularmente uno de ellos, excepcional, con verdadero garbo y apostura. Mató de un estoconazo y el público pidió las dos orejas.
En el palco estaba Gilberto Ruiz Torres y sólo dio una oreja.