Con la participación de México, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela, representados por su respectivo equipo campeón de la temporada invernal, se lleva a cabo en Hermosillo la edición número 55 de la Serie del Caribe de beisbol.
Este torneo, en el que nuestro país está representado en 2013 -igual que en los dos años anteriores- por los Yaquis de Ciudad Obregón, primer equipo tricampeón en la historia de la Liga del Pacífico, ha sido el marco adecuado para la inauguración del magnífico y funcional Estadio Sonora, con capacidad para 16 mil personas.
Con excepción del periodo que va de 1961 a 1969 y el año 1981 en que no hubo, esta fiesta anual del beisbol latinoamericano se viene celebrando desde 1949. Nuestro país participa desde 1971 y ha sido sede del torneo en 13 ocasiones, incluida ésta.
Vale preguntarse cuál ha sido hasta ahora el partido más sensacional, o la jugada con mayor emotividad por parte de México en estas series del Caribe. La casi totalidad de los cronistas responderá que el toque suicida (jugada de squeeze play) ejecutado con maestría por el finado Nelson Barrera en Maracaibo, Venezuela, el 8 de febrero de 1986. Pero se olvida un juego formidable protagonizado años antes por México, precisamente contra Venezuela.
El toque de bola de Nelson fue en el noveno juego de esa Serie del 86. Se enfrentaban las Águilas de Mexicali a otras Águilas, las Cibaeñas de la República Dominicana. En la parte baja de la novena entrada unas y otras aves tenían el marcador empatado a 7 carreras.
A México le correspondía cerrar el que podría ser el último episodio del encuentro. Con un out en la pizarra y corredor en tercera base, fue a batear El Almirante Barrera. El piloto mexicano Benjamín "Cananea" Reyes, en una orden loca, envió seña de squeeze play. Conocedores los dominicanos de la fama que ya entonces tenía Nelson de ser gran cañonero, nunca imaginaron lo que habría de intentar en ese turno al bat. El factor sorpresa fue decisivo. Pero también la magnífica ejecución de la jugada.
Después de haber sacado un foul, Nelson ejecutó de manera magistral el toque de bola, o "planchita" como le dicen los caribeños. Al lanzamiento del pitcher, el corredor de tercera salió como bólido al pentágono para anotar la octava carrera y dar así el triunfo a México. Azorados, los quisqueyanos quedaron regados sobre el terreno de juego.
México superó en el siguiente y último encuentro a Puerto Rico por score de 5 carreras por 4. Ganó así la Serie del Caribe de 1986. De haber perdido el juego previo con los dominicanos, difícilmente nuestro país habría alcanzado ese año la corona. La obtuvo por aquella memorable jugada del partido contra Dominicana, gracias al toque suicida de Nelson Barrera. Que hoy es ya de leyenda.
En próxima entrega el sensacional juego del hit reivindicador.