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¿Cuándo romper la alcancía?

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¿Cuándo romper la alcancía?

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Socorro de la Luz Muñoz Yánez

Ahorrar es fundamental en las finanzas personales, pero ¿cuándo es el mejor momento de gastar ese «dinero extra»?

Una recesión no siempre es un fenómeno catastrófico. Hay casos en que la baja en la actividad económica y la contracción de los precios se traduce en una oportunidad para iniciar un negocio, hacer una compra, realizar una reestructura y por qué no, utilizar el ahorro.

Éste no debe verse como un tesoro que jamás se utilizará, sino como un gasto para usarse a largo plazo, o bien, como muchos economistas lo denominan puede convertirse en una inversión a largo plazo.

Técnicamente el ahorro es la diferencia entre el ingreso disponible y el gasto programado, es decir, el ingreso que no se destina al gasto inmediato, y tiene como objetivo conseguir o cubrir una necesidad futura.

SIEMPRE SE PUEDE AHORRAR

Para Andrés Núñez Rentería, consultor de empresas y finanzas personales, siempre se puede ahorrar, “Aunque sea un peso, pero se puede ahorrar; no importa el ingreso, lo importante es tener el hábito”. Para el especialista, es importante que las familias analicen cuáles son las fugas del ingreso, las compras que no son necesarias, pues el ahorro se convierte en la base para planear en una familia. Si no hay ahorro no se puede pensar en mejorar las condiciones de vida.

Desde luego, en un escenario recesivo la actividad económica se reduce, el gasto baja y el ahorro también, es decir, se presenta una contracción de todas las variables económicas, cuando esto sucede los negocios «ponen su mejor cara» con el objetivo de vender y recortan el precio de los productos, además de crear promociones inimaginables; es así como los desarrolladores de viviendas «rematan» casas, las tiendas amplían sus «meses sin intereses» y los precios de los bienes duraderos tienden a bajar.

Bajo este escenario, quien realizó un ahorro puede hacer compras inteligentes y adquirir ese producto que postergó por su elevado precio.

De igual forma puede pensarse en un negocio, pues se consiguen bajas tasas de préstamo y apoyos del gobierno para impulsar el desarrollo de nuevas empresas y la generación de empleo.

UNA RECESIÓN, UNA OPORTUNIDAD

Una recesión también se vuelve una oportunidad para realizar una reestructura en el gasto y un análisis sobre las fallas en la empresa o en las finanzas personales.

Para el economista Daniel González Torres, catedrático de la Facultad de Administración Fiscal y Financiera de la Universidad Autónoma de Coahuila, el ahorro debe considerarse como una herramienta para su uso en el largo plazo. Lo inmediato es pensar en el ahorro como parte de la pensión para el retiro, sin embargo, también puede ahorrarse para el enganche o la compra de una vivienda, un auto, un refrigerador o la remodelación de una casa. “Esto depende del objetivo familiar o personal, pero lo que se desconoce es cuándo es la mejor época para utilizar el extra que se ha venido guardando”, dice.

González Torres, señala que primero debemos delimitar nuestro escenario económico personal y contestar ciertas preguntas: ¿tenemos cubiertas todas las necesidades básicas?, ¿tenemos seguro el empleo?, ¿no tenemos ninguna deuda?

Para arrancar un proyecto familiar o personal de compra, lo primero es revisar si tenemos finanzas personales sanas. “No podemos pensar en comprar si todavía debemos. Una recesión también es un buen momento para liquidar deudas si se tienen los recursos”, comenta.

“Ahora bien, si observamos inestabilidad o una posible pérdida de empleo, el escenario cambia completamente”, dice el economista, pues ante la amenaza de perder el empleo debe pensarse primero en nuevas alternativas de ingreso, desde luego si existe un «dinero extra» considerar instrumentos de inversión que nos ayuden a solventar cualquier contingencia laboral. “Al perder su empleo muchas personas se aventuran a realizar un negocio sin planeación y esto puede ser una pésima decisión”. Para impulsar un negocio primero tiene que planearse, por lo que se recomienda organizar el gasto a corto plazo y pensar en un negocio a mediano plazo.

Cuando existe una deuda, lo mejor es hacerle frente a los acreedores, ya que generalmente en una recesión pueden realizarse negociaciones para reducir el interés o bajar el monto.

Una vez evaluadas nuestras finanzas se puede pensar en un proyecto de gasto familiar, que puede ser la compra de una vivienda, la remodelación de una casa, un viaje familiar, comprar un automóvil, cambiar los electrodomésticos o invertir en un pequeño negocio. El especialista refiere que es imprescindible tener finanzas sanas, por ello es necesario elaborar un presupuesto «en forma» y ponerle nombres a los gastos.

“Un consumidor racional siempre actúa a contracorriente de la economía”. Cuando la economía está en expansión, es prudente ahorrar y pensar en las inversiones a largo plazo, mientras que cuando la economía está en recesión, es tiempo de gastar. Además cuando el precio de un producto está desorbitado, es mejor abstenerse de comprarlo. El especialista puso como ejemplo el descontrol en el precio del huevo, “Al no efectuar la compra de un producto, el consumidor también puede presionar para que el precio disminuya”.

Sin embargo, el consumidor promedio se mueve más por la publicidad y el valor de las marcas, por lo que se recomienda tener un equilibrio en estos aspectos, que al final se reducen a un balance entre precio y calidad.

¿QUÉ ASPECTOS DEBO EVALUAR?

“Una vez decidido el proyecto personal o familiar, el consumidor debe pensar en varios aspecto -señala González Torres- como la tasa de interés anual, la capitalización de la tasa, un comparativo del mercado y la exposición del producto de acuerdo a las condiciones de vida”, explica.

Lo ideal es utilizar el ahorro y no valerse de un financiamiento, pero si usted está pensando en comprar una vivienda, es importante que evalúe la tasa anual y la capitalización; si es mensual, trimestral o anual, recuerde que «un uno por ciento puede convertirse en cien mil pesos más».

Otro punto básico es llevar a cabo un comparativo de precios. No importa cuánto tarde, lo importante es tener la opción que más le guste y obtener el mejor precio, buscando todas las opciones posibles.

Para el especialista, uno de los puntos básicos al momento de realizar una compra, es pensar que la inversión debe hacerse de acuerdo a las condiciones de vida familiares o del individuo. No puede pensarse en la compra de una vivienda cuya mensualidad será de siete mil pesos, si usted tiene un ingreso de diez mil. El ideal debe ser que la mensualidad sea por lo menos dos veces su ingreso. Se debe pensar en este punto, ya que el ahorro es una herramienta para mejorar las condiciones de vida futura, no para volverlas un problema.

Cuando se piensa en una remodelación o un viaje familiar las condiciones cambian, es importante que en estos casos el monto del ahorro represente la inversión única, es decir, si usted tiene ahorrados cien mil pesos, que ese dinero sea el que usted utilizará para la remodelación de su vivienda; o bien, si es para un viaje, no es conveniente que sea pagado a plazos, pues esto puede volverse una bola de nieve en sus finanzas.

Por su parte, Núñez Rentería recomienda que para planear es fundamental tomar una pluma y un papel, ponerlo todo por escrito y no dejar nada en el aire.

Correo-e: [email protected]

FUENTES: Andrés Núñez Rentería, consultor de empresas y finanzas personales.

Daniel González Torres, economista, catedrático de la Facultad de Administración Fiscal y Financiera de la Universidad Autónoma de Coahuila.

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