
Pies y manos. En la mayoría de las imágenes son los pies, manos y dedos los primeros en dañarse.
Dice Doña Blanca Robles que cuando la imagen de un Niño Dios se quiebra la cabeza es porque algo malo iba a pasar dentro de la familia; tal afirmación es parte de las creencias que ha escuchado durante más de 10 años de reparar imágenes.
La gran devoción que siente hacia el Niño Dios la ayuda, dice, en las laboriosas reparaciones que debe hacer. A sus manos llegan las imágenes sin cabeza, brazos, dedos y a veces con el torso desecho.
Ella debe unirlas y pegarlas parte por parte. Ese trabajo hay veces que le demora hasta una semana.
Fue su madre quien le enseñó el oficio y desde años tiene un puesto en el Mercado Juárez de Torreón. Meses antes de llegar diciembre tiene una gran cantidad de clientes que le piden restaurar sus imágenes para poder volver a vestirlos y orarles durante la víspera de Navidad.
A Blanca le han ocurrido todo tipo de milagros, cuando se iba a convertir en madre por primera vez, recuerda que le temía a los dolores de parto, ese día se echó a la bolsa un pequeño Niño Dios y rezó con tal fe que asegura no haber sufrido.
Otro milagro lo vivió hace dos años, mientras limpiaba el ojo de la imagen de un niño Dios, éste comenzó a emanar sangre.
Mucha gente fue a verla y hasta le tomaron fotos de aquel suceso. Siente cariño por su trabajo Fe y trabajo.
Blanca Estela Salazar tiene una gran devoción por el Niño Dios, por eso se empeña en que su trabajo esté bien hecho y las imágenes queden como antes de quebrarse.