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1893: Ve la primera luz el periodista y escritor mexicano Eusebio de la Cueva

Un día como hoy...

De la Cueva se caracterizó por ser un incansable y ameno conversador, motivo por el que cosechó entre su círculo social muchos amigos. INTERNET

De la Cueva se caracterizó por ser un incansable y ameno conversador, motivo por el que cosechó entre su círculo social muchos amigos. INTERNET

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Un hombre que dejó testimonio del Monterrey de la década de los 30 fue el periodista y escritor neolonés Eusebio de la Cueva, de quien se conmemora hoy el 120 aniversario de su natalicio.

El autor de “El crimen de la calle de Aramberri” nació el 16 de febrero de 1893 en Cerralvo, Nuevo León. Destacó tanto en el ámbito literario, como en el periodístico, incluso en el académico que desarrolló en la Universidad de su tierra natal.

De acuerdo con el portal “findagrave.com”, su trabajo fue reconocido en España, siendo nombrado miembro distinguido y efectivo de la Real Academia de la Lengua. Entre 1913 y 1917 publicó "Por tierras de Quevedo y Cervantes" en la ciudad de Monterrey.

En 1918, inició un recorrido por Europa, donde visitó países como España, Bélgica, Italia, Suiza y Francia. A partir de 1920, De la Cuenca se estableció en la ciudad de Monterrey, lugar donde permaneció hasta su muerte.

Por otro lado, el escritor incursionó en la política, primero como miembro del Comité Organizador de la Universidad de Nuevo León, en 1932, y después como diputado dentro de la legislatura local. También fue director del Colegio Civil.

En 1933, el escritor publicó la novela negra "El crimen de la calle de Aramberri", en la que narró el asesinato de dos mujeres, Antonia Lozano y su hija Florinda Montemayor.

En aquella época, el volumen significó una novedad literaria, pues el trabajo del escritor fue concebido al vapor de los acontecimientos. Además, logró dejar plasmado un vago testimonio de esos años, de hecho, su obra fue replicada por Hugo Valdés Manríquez, desde una mirada más de ficción.

De la Cueva se caracterizó por ser un incansable y ameno conversador, motivo por el que cosechó entre su círculo social muchos amigos, al tiempo que llamó la atención de cientos de jóvenes, quienes lo seguían como fieles discípulos.

El 16 de febrero de 1943, Alfredo Rangel Realmy y Aurelio S. González le organizaron un homenaje. Ese mismo año, pero el 7 de julio de 1943 falleció De la Cueva. Durante su sepultura, realizada en el Panteón del Carmen, de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, se dio lectura a la notable poesía del regiomontano Miguel D. Martínez Rendón.

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