
¿Tarde para la primera vez?
Aunque son minoría, hay hombres y mujeres que por diversas circunstancias no inician su actividad sexual antes de los 40. Y si repentinamente se les presenta la oportunidad de hacerlo, pueden creer que es tarde para la primera vez, lo cual es un mito que resulta vital desechar.
Evangelina tiene 40 años y en una fiesta familiar conoció a Alfredo de 45, quien estuvo casado con anterioridad. Luego de un par de citas él le propuso un encuentro sexual. La reacción inicial de Evangelina fue negarse pero algo en su interior la impulsó a pedirle tiempo para pensarlo; una parte suya desea aceptar, sin embargo no logra quitarse la idea de que “ya es tarde para esas cosas”.
De joven, Juan Rosendo disfrutaba viendo las piernas de las mujeres cuando salía a la calle o iba al supermercado, llegaba a casa y se masturbaba evocando sus siluetas. Pasaron los años y antes de darse cuenta se fue convirtiendo en ‘el quedado’ de su círculo, el que no se casó y además se impidió tener relaciones sexuales. A sus 48, tiene un mes saliendo con una mujer que conoció en el trabajo y quiere dar el siguiente paso, pero se pregunta si su cuerpo le responderá.
La mayoría de las personas inicia su vida sexual entre los 14 y los 20 años. Una minoría llega a los 40 o más, sin haberlo hecho, y su única forma de goce erótico son las fantasías sexuales, la masturbación, los sueños húmedos. Este selecto grupo de hombres y mujeres a veces tiene la oportunidad de dar inicio a la actividad coital de forma tardía, pero las dudas y prejuicios pueden causarles severos pensamientos y sentimientos encontrados.
EL OBSTÁCULO DE LOS MITOS
Se dice con frecuencia que órgano que no se usa se atrofia, y además se tiene la idea de que el pene o la vagina que no conocen actividad coital terminan por dejar de funcionar. Esto es una mentira. Hay que aclarar que la vida sexual es estimulada por las hormonas sexuales y éstas disminuyen con la edad, pero se siguen produciendo, y asimismo existen tratamientos de complemento para quienes las producen en poca cantidad. Por eso la edad no es un impedimento para iniciar la vida sexual completa.
Una mujer virgen de 40 años puede tener muchos prejuicios sobre su apariencia, creer que su cuerpo ya no es atractivo y tener una baja autoestima. Si sumamos a ello la ausencia de experiencia coital, entonces se siente en seria desventaja con el hombre. Pero ninguna persona nace enseñada. El erotismo es compartido entre dos y la importancia del compañero y su apoyo son vitales para el éxito de los encuentros que juntos se concedan.
El varón que cumple 40 ó más años sin iniciar práctica coital debe aceptar su ignorancia y apoyarse en el deseo de superar esa inexperiencia. Si su pareja ya ha tenido actividad íntima ella podrá guiarlo a descubrir emociones placenteras.
Si ambos son ignorantes sexuales, entonces esa falta de pericia hay que complementarla con el deseo y amor que se profesen. La Naturaleza se encargará de concederles momentos de gran deleite. Factor importante para los dos es la apertura al aprendizaje; pueden guiarse por consejos de sexólogos, amigos, o consultando información en la red o en libros y revistas. Ninguna pareja en analfabetismo erótico tiene que vivir de manera frustrada su sexualidad. Quienes se amen, se deseen y tengan interés en conocer a profundidad el gozo, podrán lograrlo con la práctica y la supervisión sexológica profesional.
“Me va a doler mucho”
Como en cualquier otra etapa de la vida, si la penetración la realiza el varón sin estimular lenta y suavemente a su compañera para que ella lubrique su vagina, producirá ardor o dolor. Pero si se tuvo el cuidado de excitarla a fondo y a buen ritmo, brindará una sensación de plenitud distinta a cuando la vagina está sin la ocupación del pene, y con las experiencias frecuentes el placer se concretará.
Los labios de la mujer requieren de besos cortos, largos, húmedos, bien repartidos, que el varón les prodigue. Ella necesita asumirse relajada y dispuesta. El pudor, el temor inicial al encuentro, le privan del deleite, pero la confianza que va a adquiriendo en su ‘otra mitad’ le ofrecerá la oportunidad de descubrir estremecimientos erógenos que desconocía.
“No podré sostener una erección”
La dureza de la erección cambia con la edad. Un joven tiene un grado de firmeza distinto al de un hombre de 40 ó más. Afortunadamente la mujer también cambia sus sensaciones vaginales con la edad. Ambos sexos se complementan anatómica y fisiológicamente, no hay por qué exigirse la solidez del miembro que se tenía en la juventud, debe aceptarse con donaire el paso del tiempo. Para los hombres existen las maravillosas pastillas estimulantes de la erección y para las mujeres los geles lubricantes con o sin hormonas sexuales, que harán fácil, cómoda, su intimidad.
SILENCIO, CAMA, ACCIÓN
¿Cómo empezar si no se tiene experiencia previa? Primero hay que hacerlo sin prisas, sin atropellarse a sí mismo o a la pareja. No se trata de pasar un examen, sino de disfrutar un bello momento.
Si ambos coinciden en que desean dar el primer paso para gozarse coitalmente, primero deben prodigarse todas las caricias que les gusten y abrirse a conocer sensaciones distintas.
Muchos individuos de 40 ó más llegan a la primera relación sexual con expectativas inverosímiles, siendo la más frecuente la exigencia de orgasmos desde el primer evento. Pero alcanzar el clímax requiere de varias condiciones. En las mujeres el orden sucesivo es: saberse amada, sentirse deseada, estar relajada y dispuesta. En el varón la cronología incluye: sentirse seguro y aceptado por su compañera, buscar afanoso el deleite de cada paso dado en el encuentro, dejar que la suma de instantes le lleve al placer y finalmente dejar libre a la tensión sexual con un explosivo orgasmo. Con la práctica, estos amantes podrán llegar a conocer e incrementar su capacidad multiorgásmica.
Las personas incipientes en el coito precisan dejarse hacer y hacer al otro con entusiasmo y sin prejuicios. Aceptar que todo paso dado en el camino del gozo brinda una nueva enseñanza y que ésta es como un ladrillo de una gran pared, única para ellos; su privacidad erótica.
La edad en la que se inicia la actividad sexual no interfiere con el orgasmo. Para llegar a él, únicamente es indispensable entregarse a lo que se siente en el instante. Quien pretende controlar sus sensaciones empieza a pensar durante el acto sexual y deja de disfrutar. Si la pareja está deseosa de conocerse necesita entonces de liberarse de especulaciones para dejarse llevar por lo que siente, eso irremediablemente les llevará al orgasmo sin importar cuántos años tengan.
En el muro de cierto café se leía: “La vida es como una taza de café con azúcar sin revolver... por más amargo que sepa, en algún momento encontrarás la dulzura”. Acepte la invitación que la existencia le hace a gozar sexualmente aunque ya rebase la cuarta década. Siempre habrá rosas en el camino.
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