
Jesse Owens en Berlín. (EFE)
El atleta estadounidense Jesse Owens marcó la historia de los Juegos Olímpicos Berlín 1936, al conseguir cuatro medallas de oro en diferentes pruebas.
Sin duda sorprendió a propios y extraños, cuando se convirtió en el deportista de color con más preseas conseguidas durante la cita olímpica celebrada en un territorio donde la ley de Adolfo Hitler imperaba, no sin antes disfrazar las bondades de su régimen.
Tras competir en los 100 metros planos lisos, 200 metros lisos, así como en salto de longitud y la prueba de relevos de 4X100, el nacido en Alabama con apenas 23 años de edad, había conseguido una cosecha sin precedentes.
De esta manera James Cleveland Owens fue reconocido por sus logros en la justa olímpica de 1936, donde más de 110 mil personas presenciaron su notable participación durante varios días de competencia, tras lo cual regresó a la normalidad en su trabajo como botones del hotel Waldorf-Astoria, en Nueva York.
Owens inició su gusto por la practica del atletismo durante sus estudios de preparatoria en el Instituto Fairview Junior Highm donde el entrenador Charles Riley le enseñó varias técnicas para desarrollar velocidad.
Su primer gran logró como atleta fue en el Instituto East Technical High School de Cleveland, donde rompió el record mundial de salto de longitud, con marca de 7.55 metros.
Asimismo consiguió igualar el récord mundial de 100 metros lisos con marca de 10.4 segundos, debido a lo que posteriormente varias universidades se encontraron interesadas en ficharlo, siendo la Estatal de Ohio por la que se decidió el atleta.
Durante su estadía en la universidad Jesse Owens ganó ocho campeonatos de la Asociación Nacional Atlética Colegial (NCAA), los cuatro primeros los obtuvo en 1935 y los restantes en 1936, tras lo que comenzó a ser conocido como “El Antílope de Ébano”, con cuatro récords mundiales.
La USA Track and Field, máximo organismo que regula el atletismo en Estados Unidos, creó a partir de 1981 el Premio Jesse Owens, que se entrega cada año a los atletas nacionales con mejor desempeño tanto en la rama femenil como varonil, como reconocimiento a esta leyenda del olimpismo mundial.
Owens, quien tras su retiro del terreno deportivo se convirtió en promotor, recibió en 1976 la Medalla Presidencial de la Libertad y cuatro años más tarde murió en Tucson, Arizona, debido a cáncer de pulmón.
Posterirmente en 1984 una calle en Berlín y una escuela primaria de Lichtenberg recibieron su nombre, mientras que el 28 de marzo de 1990 recibió de manera póstuma la Medalla de Oro del Congreso.