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Eraserhead o el aterrador encanto onírico

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Eraserhead o el aterrador encanto onírico

Eraserhead o el aterrador encanto onírico

Fernando Ramírez Guzmán

Alrededor de cinco años le llevó a David Lynch -multiplicando su talento como hombre orquesta- concluir lo que a la postre fue su ópera prima. Críptica y surrealista, Eraserhead representa la condensación del peculiar universo lyncheano y la cúspide de un cine vanguardista sin ataduras creativas ni convenciones narrativas.

En mi cabeza era un mundo entre una fábrica y un barrio industrial. Un lugar pequeño, desconocido, raro, silencioso y perdido en el que existen pequeños detalles y pequeñas aflicciones. Y la gente lucha en la oscuridad. Viven en el límite y ésa es la gente que me gusta de verdad.

David Lynch, sobre Eraserhead

Al constatar que confiriendo movimiento a la pintura ésta alcanza otra dimensión estética y de significado, David Keith Lynch descubrió en el séptimo arte un inmejorable medio de expresión. Tras su paso por escuelas de arte como la Pennsylvania Academy of Fine Arts (PAFA) de Filadelfia, en donde tuvo oportunidad de conocer y ser influenciado por la propuesta de belleza y equilibrio de Francis Bacon o de los parajes insondables de Edward Hopper, Lynch se inscribió en el American Film Institute Conservatory de Los Angeles, para estudiar las técnicas de cine. En 1971 dicha institución le brindó un apoyo de 10 mil dólares para que pudiera financiar su primer largometraje, que llevaría por título Eraserhead (1977).

La idea principal sobre la cual partió Lynch, y que a la vez puede servir como sinopsis, es la siguiente: Henry Spencer, joven atribulado y miedoso, habitante de una ciudad industrial y decadente (¿Filadelfia?), sufre desde su infancia de pesadillas recurrentes de las cuales quiere librarse con el auxilio de su imaginación. Henry es invitado a cenar a casa de su amiga Mary y se entera de que ha sido padre de un bebé prematuro y horripilante, del cual deberá ocuparse ante el abandono de su novia y con cuyo llanto desquiciante tendrá que aprender a convivir.

El originario de Missoula, Montana, produjo, dirigió, escribió el guión, editó, se encargó de los efectos especiales y del diseño de producción, generando una obra inclasificable, de múltiples lecturas y significados. Se estima que el costo de la cinta ascendió a los 20 mil dólares, lo que la sitúa como una película de bajo presupuesto (low budget) y sin embargo estuvo a punto de llevar a la ruina a su joven realizador, quien además tuvo que enfrentar las peticiones de parte de su familia y de sus amigos para que abandonara el proyecto.

EN EL CIELO TODO ESTÁ BIEN

Traducido ocasionalmente como Cabeza borradora, el filme que durante los primeros 10 minutos y medio prescinde de diálogos, tiene como rasgo distintivo mostrar características peculiares que con el paso del tiempo dan pie al peculiar estilo del director estadounidense, entre los que destaca la mirada oblicua y el alejamiento de todo tipo de convención. El tratamiento bizarro en las áreas visual, narrativa y sonora, hermanan a la película de marras con el cine surrealista.

Revulsiva dentro del panorama del celuloide independiente norteamericano, mediante un guión de apenas 20 páginas, la cinta condensa con armonía y gran sentido estético, géneros, influencias, metáforas y un amplio dominio del lenguaje cinematográfico. El inquietante trabajo expresionista de fotografía en blanco y negro estuvo a cargo de Frederick Elmes, que dio continuidad a lo creado en un principio por Herbert Cardwell, quien falleció en medio del proceso de rodaje.

El planteamiento de Eraserhead elude cualquier lógica y encorsetamiento. Tratar de realizar un análisis sobre el porqué de las imágenes, el trasfondo y su contexto, en este caso parece un ejercicio obligado de cada espectador, ya que la trama da para un sinfín de conjeturas. Al respecto Lynch ha declarado que “independientemente de lo extraña que sea una historia, en cuanto se entra en este mundo se advierte que el mismo tiene unas reglas que hay que respetar”. Y es que el también director de Sueños, misterios y secretos (Mullholland Drive, 2001) siempre se ha manifestado en contra de las interpretaciones unidimensionales que suponen la profanación de una obra de arte total, así como una intromisión brusca en un sistema hermético, hasta cierto punto, de referencias y significaciones. En el mismo contexto Lynch ha señalado: “Para mí, Eraserhead es sensación, no pensamiento”. Lo que podría entenderse como que el público está invitado a ver, disfrutar y no necesariamente a intentar comprender el largometraje en su conjunto. En todo caso, éste debe ser entendido más como la recreación audiovisual de un estado de ánimo que como un relato con inicio, desarrollo y final.

El mundo que habita el protagonista, así como la manera en que lo afronta, transmiten angustia y miedo. El trazado de personajes y el elaborado diseño de producción contribuyen a ese efecto. La enervante música, los ruidos de fondo y la banda sonora en general, provocan en el espectador incomodidad, angustia y ocasional temor. De esta manera, la más personal de las películas de Lynch dentro de su filmografía es una suerte de alegoría kafkiana que a pesar de su tratamiento lineal resulta irrepetible.

ATRAPA AL PEZ DORADO

La historia narrada está siempre en entredicho por el efecto subyugante de las imágenes, el constante y crispante zumbido de su contexto auditivo, la manera tan peculiar de hablar de sus personajes y el envoltorio surrealista de sus capítulos.

Con su carácter críptico, onírico, terrorífico e hipnótico, Eraserhead enarbola los pergaminos de un cine de ruptura y de vanguardia. En ella su director bucea entre las capas que fue construyendo minuciosamente por la mente y el alma. Desentierra miedos atávicos, estruja fibras, remueve tripas.

La cinta es además la raíz de las obsesiones, contrastes, temas e imágenes recurrentes. Una de esas obsesiones es la de retratar la deformación humana, como es el caso del bebé que de acuerdo a la leyenda urbana fue creado a partir del feto de una vaca, además de presentar las formas de comportamiento anómalas.

Es precisamente el hijo de la pareja protagonista, el recién nacido de aspecto horripilante, quien va a ocasionar toda una serie de situaciones problemáticas. Para muchos ese símbolo encarna el miedo a la paternidad y el fruto que separa al artista de su verdadera vocación. No en balde la hija de Lynch, Jennifer Chambers Lynch, se vio retratada a sí misma en el bebé de Henry por personificar, según ella, al descendiente no querido que amenazaba la carrera de su padre.

El extraño encanto que representa Eraserhead la coloca como el notable emblema de un libérrimo cine de autor que no admite ataduras ni clasificaciones y cuya lógica antepone la sensación al pensamiento.

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FICHA TÉCNICA

Título original: Eraserhead

País: Estados Unidos

Año: 1977

Duración: 89 minutos

Producción: American Film Institute / Libra Film

Productor: David Lynch

Director: David Lynch

Guión: David Lynch

Fotografía: Herbert Cardwell y Frederick Elmes

Música: Peter Ivers y Fats Weller

Edición: David Lynch

Reparto: Jack Nance (Henry Spencer), Charlotte Stewart (Mary X), Allen Joseph (Sr. X), Jeanne Bates (Señorita X), Jack Fisk (hombre del planeta), Judith Anna Roberts (vecina), Laurel Near (mujer de la calefacción), Jean Lange (abuela), Thomas Coulson (joven), Darwin Joston (Paul).

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