Con la propuesta de Uruguay de legalizar la producción y el consumo de marihuana, varios países de América Latina intentan buscar alternativas a la "guerra contra las drogas" que lidera Estados Unidos, apuntó ayer lunes The New York Times.
"En toda América Latina, líderes consternados por la propagación de la violencia relacionada con las drogas consideran políticas que en algún momento hubieran resultado inconcebibles", publicó el diario.
La nota citó los intentos del "afamadamente rebelde presidente de Uruguay" (José Mujica) para regular y controlar la marihuana, difundidos el 20 de junio pasado. Sebastián Sabini, uno de los legisladores uruguayos que trabajan en la propuesta, expresó que la política representa "un profundo cambio de enfoque" y que la intención es distinguir el mercado entre traficantes y usuarios, y entre quienes usan marihuana y drogas como la heroína.
Legisladores de Brasil y Argentina incluso contemplan despenalizar la cocaína y la heroína para que la policía se enfoque en los traficantes y no en los drogadictos.
Asimismo, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, considera legalizar y regular no sólo el uso de drogas sino también su transporte, en tanto que líderes en Colombia, México y Belice se pronuncian por abrir el debate para relajar las leyes contra las drogas.
El enfoque de Uruguay sentaría un precedente debido a que ningún Estado ha contemplado crear un monopolio que administre las sustancias prohibidas, lo que contravendría la Convención sobre narcóticos de Naciones Unidas (ONU).
De ponerla en práctica, Uruguay superaría con su legislación a países europeos, como Holanda, que tolera el consumo de marihuana, o como Portugal, que abolió en 2001 las penas criminales por el consumo de drogas.