
Dígalo con un refrán
Seguramente si le pedimos que en este momento nos diga un refrán, más de tres acudirán a su memoria. Estas frases son parte de la lengua (y no sólo de la nuestra); la enriquecen, le dan color, y también recogen la experiencia de quienes nos precedieron, convirtiéndose en ‘instructivos de bolsillo’ a la hora de enfrentar un sinfín de situaciones, además de ser parte de nuestro patrimonio cultural. La pregunta es ¿sobrevivirán los refranes la transformación del mundo y las generaciones?
"Más vale pájaro en mano que ciento volando”. “Agua que no has de beber, déjala correr”. “De tal palo tal astilla”. “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”. Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que conoce esos y muchos otros refranes, y que a lo largo de su vida los ha escuchado e incluso expresado en más de una ocasión. Su empleo en el hablar cotidiano es común a tal punto que para la mayoría de las personas resultaría imposible determinar cuándo o dónde fue la primera vez que oyó un refrán.
En términos generales los refranes son de fácil interpretación; es decir, aunque muchos son alegóricos, pueden insertarse en las conversaciones y entenderse sin que se requiera acompañarlos de una explicación. Quizá es por eso que ha persistido su inclusión en las pláticas de numerosas generaciones. Asimismo, es posible encontrarlos presentes en diversas obras literarias y notar que forman parte de diálogos cinematográficos o series televisivas, incluso de caricaturas que han sido dobladas al ‘español mexicano’.
Pero ¿alguna vez se ha preguntado si los refranes se usan hoy tanto como antes? ¿O si se emplean en otros países?, ¿o quién los inventó? Por otro lado ¿cuál cree que sea la finalidad de decirlos? Usted, ¿los usa para dar fuerza a sus ideas? ¿Ve en ellos una manera de enriquecer sus charlas?, ¿una forma de otorgarles un toque divertido?
Hoy lo invitamos a conocer un poco más de cerca el rico mundo de los refranes y a hacer un recuento de los más representativos. Aunque resulta breve comparado con la vastedad de refranes, creemos le será de utilidad; después de todo, “al buen entendedor, pocas palabras”.
HERMANOS EN LA LENGUA
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define al refrán como un dicho agudo y sentencioso de uso común. La disciplina encargada de tratar (compilar y estudiar) los refranes se denomina paremiología.
Dicho de otro modo, los refranes son expresiones breves, concisas y de carácter sapiencial, que de alguna manera reflejan un punto de vista y sirven fundamentalmente para argumentar. Su principal característica, además de la brevedad, es que suelen tener un ‘toque literario’ o metafórico; en los más antiguos podemos encontrar una cierta musicalidad (ritmo) e incluso un hemistiquio, es decir, una ‘división’ en dos partes que en muchos casos da lugar a una rima (“agua que no has de beber, déjala correr”); sin embargo esto no es una regla general.
No puede determinarse con exactitud el nacimiento de los primeros refranes, aunque los especialistas estiman que son tan antiguos como la lengua misma. El Doctor en Letras Herón Pérez expone que el refranero (compendio de estos enunciados) más antiguo que existe es de origen sumerio y se encuentra en las tablillas de Nippur, datadas en el siglo III a. C.
Se cree que cada cultura fue creando su propia serie de frases sentenciosas con el fin de transmitir conocimientos útiles para el día a día, de una generación a otra. Así, por la Historia verdadera de la Conquista de Bernal Díaz del Castillo, sabemos que cuando los españoles colonizaron México trajeron consigo no sólo la lengua sino también sus refranes, que tenían sus antecedentes en las antiguas tradiciones griegas y latinas. O en la misma Biblia, de donde se desprenden numerosos refranes como el aún vigente: “El que a hierro mata, a hierro muere”. En el caso de los refranes en español, el grueso de ellos viene de la España del siglo XVI y a su vez están fuertemente influidas por la cultura judía; prueba de ello es la existencia de un refranero del siglo XIV de título Proverbios morales, que funde la tradición hebrea con adagios de origen árabe, el cual fue compilado por don Sem Tob de Carrión, un escritor hebreo-español. Otra fuente de influencia para los refranes que heredamos fue el libro Refranes que dicen las viejas tras el fuego, originario del siglo XV y cuyo colector se desconoce.
Y es que en realidad los refranes no tienen autor; parte de sus características es precisamente que su creador se pierda en el anonimato, mientras que la frase es asumida por el habla popular hasta integrarse y popularizarse en ella. Y como ya mencionamos, cada lengua posee los suyos.
Al respecto, es preciso decir que otro rasgo de los refranes es que por lo regular son enunciados difíciles de traducir literalmente sin que pierdan sentido, si bien algunos pueden ser comprensibles (como el anglosajón keep a penny for the rainy days), mientras que otros encuentran frases equivalentes no en su contenido pero sí en su intención. Para entenderlo podemos tomar como referencia “barriga llena, corazón contento”, cuyo símil en griego podría ser “oso en ayunas no baila”; o “en casa de herrero, cuchillo de palo”, que en alemán se equipara a “remienda a otro los zapatos y él va descalzo”.
Anteriormente se separaba a los refranes de los dichos, los proverbios, los adagios, las sentencias, etcétera; hoy en día todos ellos son considerados como un mismo grupo. La tendencia a diferenciar este tipo de frases, y en particular los refranes de los proverbios, se remonta hasta el siglo XVI; de hecho en el Quijote se menciona que los primeros son de origen popular mientras que los segundos son de procedencia culta. Pero en la actualidad tal clasificación se considera innecesaria. “Los refranes que hoy tenemos, antes fueron máximas, aforismos, apotegmas, proverbios, dichos. De hecho todavía es común que la gente diga ‘como dice el dicho’ antes de exclamar un refrán”, explica el Doctor Pérez.
MULTIUSOS
Los refranes son mucho más que simples ‘adornos’ a la hora de hablar. Sin excepción, tienen un cierto tipo de funciones. En principio todos tienen el carácter de “verdades del argumentar popular”, que la gente utiliza para sus alegatos cotidianos. Pero ese carácter de verdad varía según el contexto en el que cada refrán se emplea. Y es que si a usted le dieran a elegir entre “al que madruga, Dios le ayuda” y “no por mucho madrugar amanece más temprano”, seguramente se quedaría con la segunda opción, mientras que en el ambiente rural todavía es común que la primera frase se vea como la más certera de ambas, ya que para las labores del campo es más productivo comenzar a laborar antes del alba.
En su libro El hablar lapidario: ensayo de paremiología mexicana, el Doctor Herón Pérez enlista una serie de grupos o categorías para separarlos, según su función. La división que se elaboró para dicho texto es muy detallada y los límites entre cada tipo pueden ser muy difusos, por tal motivo sólo incluiremos los más representativos:
-Refranes constatativos. Son aquellos que en esencia hacen una declaración sobre cierta realidad, sin mostrar una postura a favor o en contra de ella. El ejemplo por excelencia aquí sería “perro que ladra no muerte”, o “yerba mala nunca muere”.
-Refranes normativos. Puede decirse que básicamente dictan la manera correcta de actuar ante determinadas circunstancias, como en “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.
-Refranes consejo. Como su nombre lo indica, sugieren una forma de proceder. Por ejemplo “agua que no has de beber, déjala correr”. O “no hay que poner todos los huevos en una canasta”.
-Refranes veredicto. En cierta forma, son una forma de emitir un juicio sobre algo o alguien. Una muestra sería “tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata” o “de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde”.
-Refranes tasación. Hacen una comparación entre dos situaciones, usualmente una positiva y otra negativa. A esta categoría pertenece la mayoría de los refranes que comienzan con “más vale”: “Más vale paso que dure y no trote que canse”, “más vale pájaro en mano que ciento volando”, o también “sale más caro el caldo que las albóndigas”.
-Refranes exclamación. Son de tipo más ornamental, se utilizan para enriquecer sonoramente un diálogo; “ya veremos, dijo un ciego, pero nunca pudo ver” o “ahora sí, violín de rancho, ya te agarró un profesor”.
POCAS PALABRAS, GRANDES ENSEÑANZAS
En los refranes existe una gran versatilidad, tanta que puede decirse que prácticamente hay uno aplicable para cada escenario. Como los mismos tipos lo indican, se utilizan para aconsejar, comparar, criticar y demás. Incluso en numerosas ocasiones se convierten en herramientas para suavizar una opinión, presentarla sin que se tome como ofensiva o simplemente externarla de una manera más agradable. “A la gente le gustan las metáforas; decir ‘árbol que crece torcido jamás su tronco endereza’ es más grato que ‘esa persona recibió una mala educación y ya jamás tendrá un buen comportamiento’”, ejemplifica el escritor Jaime Muñoz.
En el mismo tenor, la Antropóloga Leonor Domínguez señala que la utilización de refranes para expresar un punto de vista sin que éste se reciba como un comentario hiriente u insultante (como sería usar “el que nace para maceta del corredor no pasa”, en vez de “sólo a ti se te ocurre intentar tal cosa, si no tienes talento para ello”) es una conducta muy típica de los mexicanos, “porque evita responsabilizarse de una acción que eventualmente podría dañar la relación. Parte de la idiosincrasia de nuestra cultura es decir las cosas de una forma más bien evasiva o cuidadosa, para no comprometerse ni herir la susceptibilidad del otro”.
Y si bien la utilización de refranes no es exclusivo de la cultura mexicana, sí forma parte esencial de ella, pues desde la colonización se volvió costumbre que las personas los emplearan tanto para asimilar las experiencias de vida de generaciones pasadas, como para transmitirlas a las nuevas de manera puntual y asertiva, y además con un toque humorístico.
Por otro lado, es válido asegurar que el uso de los refranes tiene un criterio didáctico, puesto que en su brevedad estas frases recogen enseñanzas, experiencias confirmadas por nuestros predecesores, y son una herramienta fácil de emplear y transmitir tanto en el núcleo familiar como en el ámbito escolar y social en general.
¿SIN CADUCIDAD?
Como ya mencionamos, los refranes han acompañado al hombre desde los inicios del lenguaje. Aunque no podemos precisar la antigüedad ni el origen exacto de cada uno de ellos, sabemos que muchas de las sentencias que conocemos existían hace ya varios siglos. De acuerdo a lo observado por los especialistas, los cambios en las frases son mínimos e incluso muchas permanecen intactas. En ese sentido podríamos entenderlos como fórmulas atemporales y universales, comprensibles para cualquier estrato socioeconómico, y decir sin titubear que no tienen caducidad.
No obstante, cada época tiene sus refranes. Con esto nos referimos principalmente a que muchos de los que antes se utilizaban hoy han caído en desuso y por lo tanto ya nadie los reconocería como refranes.
Por otro lado, sería imposible asegurar que en los años recientes se estén creando nuevos refranes, pues para que una oración adquiera ese título debe introducirse a profundidad en el habla popular; dicho de otro modo, sólo es refrán cuando la gente lo asume como suyo y se integra a tal punto en el habla cotidiana que no se detecta su autor ni el momento justo en que empezó a usarse. Podemos suponer entonces que efectivamente se están creando refranes nuevos, pero eso sólo podrán comprobarlo las generaciones futuras. En el mismo contexto, en la actualidad se ha vuelto común que algunos refranes ‘clásicos’ experimenten modificaciones que los adaptan a situaciones contemporáneas, por ejemplo el clásico “barriga llena corazón contento” deriva en “barriga llena, aviso de la cigüeña”; mientras que “amor de lejos es de pensarse” muta en “amor de lejos, felices los cuatro”.
Ante todas las transformaciones que ha experimentado la sociedad, los avances tecnológicos, científicos, y la misma evolución de los idiomas, es normal cuestionar por qué los refranes se mantienen vivos, y en qué medida es así. Jaime Muñoz considera que esa supervivencia se debe “a la capacidad de síntesis y la sonoridad que poseen”. Otros especialistas subrayan que su lenguaje sencillo los hace comprensibles para la mayoría de las personas, sin importar su nivel educativo; además, la musicalidad que tienen los hace fáciles de memorizar, mientras que el tono humorístico los vuelve atractivos para quien los escucha, de ahí que no sean exclusivos de un solo estrato socioeconómico.
Pero el hecho de que aún se utilicen no significa que no hayan perdido presencia. Antes se escuchaban con más frecuencia en gente de todas las edades, mientras que ahora son más bien propios de los adultos. Los expertos advierten que, lamentablemente, esta realidad refleja no sólo la pérdida de una tradición entre los jóvenes, sino que su vocabulario es cada vez más pobre, a tal punto que les va resultando difícil comprender un enunciado tan claro y sencillo como lo es un refrán.
Asimismo, entran en juego las nuevas formas de expresión escrita, que se caracterizan por su brevedad; nos referimos a los mensajes de texto enviados por celular (SMS) o los sitios de microblogging como Twitter. Los especialistas coinciden en que esta variante de la comunicación indudablemente afectará no sólo el uso de los refranes (pues difícilmente alguien se pondrá a enviar un SMS o un ‘tuit’ con un refrán), sino a la lengua en general. Sin embargo esto no debe ser un motivo de preocupación, si tomamos en cuenta que los idiomas están en evolución constante, y así como hay palabras y frases que dejan de usarse, otras más se van incorporando.
“MÁS SABE EL DIABLO POR VIEJO QUE POR DIABLO”
Se prevé que la aparición de los refranes en la lengua escrita sea cada vez menor, pues los autores que los incluyen en sus textos corren el riesgo de ser considerados como ‘pasados de moda’. “El refrán es callejero, no libresco; si está en el Quijote, es porque apenas se estaba incorporando a la escritura lo que se decía en la calle”, asevera Jaime Muñoz.
Aun así, la costumbre de compilar y publicar refraneros continúa vigente en los distintos países, y gracias a la tarea de los especialistas que se avocan a ello, podemos contar con que siempre habrá a la mano volúmenes que resguarden este tipo de tesoros. Es justo mencionar además que los refraneros son una herramienta básica para quien desea aprender a fondo un idioma, en este caso el español (al igual que para dominar el inglés es preciso entender sus modismos).
Aunque al hablar los refranes se usen menos que antes, han pasado ya la prueba de fuego en lo que a tiempo se refiere. Es de esperarse que, según las circunstancias de la época, algunos dejen de emplearse y otros cobren un nuevo aire. Pero aun si se reduce el número de personas que los utiliza, mientras se mantengan dentro de la tradición oral (mientras haya quién los repita), seguirán enriqueciendo el idioma hablado y transmitiendo sus enseñanzas a quien esté dispuesto a aprovecharlas. Después de todo, el paso de los años también ha comprobado que las experiencias de quienes los acuñaron siguen siendo de utilidad para el presente.
50 REFRANES PARA USTED
A continuación le presentamos una pequeña selección de refranes, con la cual tratamos de ejemplificar la vastedad de sus significados y usos.
1. De golosos y tragones, están llenos los panteones
Es importante no dejarse llevar por la gula, pues sin duda comer en exceso tendrá efectos negativos para la salud.
2. El pez por su boca muere
Debe tenerse cuidado con lo que se dice, porque las palabras que expresamos a la ligera pueden traer consecuencias negativas.
3. El valiente vive hasta que el cobarde quiere
Las situaciones injustas se pueden prolongar tanto, como los afectados así lo permitan, es decir, mientras no expresen su malestar o tomen acciones para cambiar las cosas.
4. Cae más pronto un hablador que un cojo
Cuando alguien miente, tarde o temprano hará algo que lo ponga en evidencia y revele la verdad.
5. El casado, casa quiere
Cuando dos personas contraen matrimonio, lo más saludable es que vivan por su cuenta, no con la familia de alguno de ellos, para evitar conflictos. Una variante del mismo mensaje es: “De los parientes y el sol mientras más lejos mejor”.
6. Más sabe el diablo por viejo que por diablo
Tener experiencia resulta de más utilidad que ser muy audaz, de ahí que se considere importante escuchar los consejos de la gente mayor.
7. De tal palo, tal astilla
Es innegable la influencia de los padres en los hijos. En alemán existe uno equivalente que también se usa en inglés y español: “la manzana no cae lejos del árbol”
8. El que con lobos anda, a aullar se enseña
Las malas compañías ejercen mala influencia, o al menos perjudican la imagen, desprestigiándola.
9. Zapatero a tus zapatos
Lo mejor es que cada uno se ocupe de sus propios asuntos, sin entrometerse en los de los demás.
10. Como te ves me vi, como me ves te verás
Invita a no menospreciar la experiencia u opiniones de las personas mayores, recordando que en dado momento todos envejeceremos.
***
11. La curiosidad mató al gato
El exceso de interés en un asunto puede molestar a los implicados, y ocasionarle problemas al ‘preguntón’.
12. La burra no era arisca, a palos la hicieron
Si alguien ve traicionada su confianza, es de esperarse que rehúya a quienes le hicieron daño y se vuelva desconfiado.
13. El que sirve a dos amos con uno queda mal
Es difícil complacer a un mismo grado a dos personas, en algún momento se quedará mal con alguna por agradar a la otra.
14. Cuando el gato no está, los ratones juegan
Si quien está al mando de un proyecto se descuida, sus subordinados estarán tentados a disminuir la calidad o el ritmo de su trabajo.
15. Dime con quién andas y te diré quién eres
Es posible suponer los gustos, costumbres y conductas (positivas o negativas) de alguien, al observar las de la gente con quien se reúne.
16. El que mucho abarca poco aprieta
Quien quiere resolver varios asuntos a la vez, no puede dar el máximo en cada uno, puede cumplir con todo pero sin dar un buen rendimiento.
17. A buen entendedor, pocas palabras bastan
Si una persona es inteligente, no necesita que se le den muchos detalles para entender una situación.
18. Según el sapo es la pedrada
Depende de lo que se quiere conseguir, es lo que se tiene que invertir (en recursos, esfuerzo, etcétera).
19. Más vale pájaro en mano, que ciento volando
Es preferible conservar un escenario que quizá no es idóneo, a arriesgar por una que puede ser mejor pero no es segura. Refleja conformismo.
20. Hasta el santo desconfía cuando la limosna es grande
Cuando alguien ofrece algo inusualmente generoso, su intención se cuestiona y se presta a desconfianza.
***
21. Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre
En cualquier situación es mejor buscar el equilibrio, no dar de más ni de menos.
22. No por mucho madrugar amanece más temprano
Hay numerosas cuestiones que no pueden terminar y/o resolverse antes de un cierto tiempo, por más que uno quiera apresurarse.
23. La verdad no peca, pero incomoda
Decir la verdad es siempre acertado, aunque en ocasiones resulte molesto para algunos.
24. En casa de herrero, cuchillo de palo
Aun en sitios donde se ve como algo obvio que se den ciertos acontecimientos, puede no ocurrir así.
25. Dios no cumple antojos, ni endereza jorobados
Por más fuerte que se desee algo que está fuera del control de uno, no podrá cambiarse al propio antojo.
26. Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar
Si vemos que algo negativo ocurre a alguien semejante a nosotros, es mejor tomar precauciones.
27. Los toros se ven mejor desde la barrera
Es fácil juzgar un problema e incluso emitir una opinión de cómo resolverlo, cuando no se está experimentando en lo personal.
28. Candil de la calle, oscuridad de su casa
Se emplea para referirse a alguien se distingue por ser alegre o bondadoso o extrovertido o generoso, pero siempre fuera de su hogar, en donde actúa de manera contraria.
29. Camarón que se duerme se lo lleva la corriente
Quien no permanece alerta, o se muestra perezoso ante sus pendientes, debe atenerse a las consecuencias.
30. El muerto y el arrimado, a los tres días apestan
Refiere la incomodidad que representa para la mayoría tener visita en casa por un largo periodo.
***
31. El que tiene más saliva, traga más pinole
Quien se mantiene alerta suele encontrar la manera de obtener más ventajas de una situación.
32. Al que quiere azul celeste, que le cueste
Quien desea cumplir un anhelo o capricho, debe estar dispuesto a esforzarse por conseguirlo.
33. Al ojo del amo engorda el caballo
Cuando se desea que algo se realice a la perfección de acuerdo al criterio de uno, es preciso supervisarlo personalmente. Otra interpretación es que los negocios no deben dejarse totalmente en manos ajenas.
34. Al mejor cazador se le va la liebre
Cualquiera persona es susceptible de cometer errores en cualquier ámbito, así se trate de un experto en la materia.
35. El león cree que todos son de su condición
Hay quienes dan por hecho que los demás reaccionarán tal y como ellos lo harían ante determinados contextos.
36. Cuando el río suena es que agua lleva
Si un rumor o se escucha repetidamente, es probable que ese comentario lleve algo de verdad.
37. Para qué son tantos brincos, estando el suelo parejo
Recomienda no complicar inútilmente una situación. Una variante es decir: “¿Para qué le buscas mangas al chaleco?”.
38. Agua que no has de beber, déjala correr
Si algo no incumbe en lo personal, lo mejor es no entrometerse. Otra interpretación es que si no se desea aprovechar un beneficio, no debe acapararse para que alguien más pueda hacerlo.
39. Dios aprieta pero no ahorca
Aun en las dificultades más complejas hay que confiar en que habrá una solución.
40. El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame
Quien hace algo por voluntad propia lo disfruta, aun si se trata de algo que a los demás desagrada.
***
41. Mal de muchos, consuelo de tontos
El hecho de que un mal similar le ocurra a más de una persona, no le resta gravedad para quien enfrenta esa dificultad.
42. Cuentas claras, amistades largas
Cuando se efectúan negocios con amigos, hay que mantenerlos rectos, y siempre transparentes, para no afectar la relación.
43. Palo dado, ni Dios lo quita
Una vez que algo se ha consumado, no hay manera de echarlo para atrás, por más que así se desee.
44. El flojo trabaja doble
Quien escatima en su esfuerzo al realizar una labor, se arriesga a no hacerla bien y tener que repetir el trabajo.
45. Me extraña que siendo araña te caigas de la pared
Se dice cuando alguien reacciona de una manera inusual a sus costumbres, especialmente si su actuar lo pone en situación vulnerable.
46. Matrimonio y mortaja, del cielo bajan
La gente no puede controlar el momento en que encuentra una pareja o la fecha de su muerte.
47. El que se enoja, pierde
Aunque las condiciones sean difíciles, lo más recomendable es no perder los estribos, pues con ello sólo se conseguirán más complicaciones.
48. Ahogado el niño, a tapar el pozo
Se refiere a cuando se toman medidas para prevenir ciertas situaciones, pero hasta que ya ocurrió un incidente negativo.
49. Cría cuervos y te sacarán los ojos
Si se es muy generoso con alguien, se corre el riesgo de que éste abuse de esa esplendidez o al menos se muestre ingrato.
50. Los dichos de los viejitos son evangelios chiquitos
Refuerza la sentencia de que los refranes encierran sabiduría.
Fuentes: Doctor en Letras con especialidad en Lenguas Románicas Herón Pérez Martínez, catedrático de El Colegio de Michoacán, miembro de la Academia Mexicana de Ciencia, de la Academia Mexicana de la Lengua e Investigador Nacional Nivel II; Licenciada en Antropología y Maestra en Desarrollo Humano Leonor Domínguez, catedrática e investigadora de la Universidad Iberoamericana Laguna; escritor Jaime Muñoz Vargas; El hablar lapidario: ensayo de paremiología mexicana, Pérez Martínez, Hérón (El Colegio de Michoacán, 1996); Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes, varios autores (Centro Virtual Cervantes); Refranero mexicano, Pérez Martínez, Herón (Academia Mexicana de la Lengua, segunda edición digital, 2008).