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Cuestión de altura

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Cuestión de altura

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Roberto Iturriaga

Tal vez hemos escuchado decir que la altitud en cierta ciudad es riesgosa para la salud; o que las personas se sienten mejor estando al nivel del mar; o que los atletas tienen mayor rendimiento en lugares de menor altura. ¿Realidades o mitos?

Los seres humanos nos vemos influidos por el entorno en el cual nos desarrollamos. Todos los factores externos (temperatura, ubicación geográfica, alimentación, etcétera) son parte de lo que determina el estado de la salud tanto en el corto como en el largo plazo. Entre esas cuestiones se ubica el tema de la altitud, llamada también altura, que es definida por la comunidad médica como la condición ambiental donde existe una reducción de la presión de oxígeno; esto es causado por una elevación proporcional en el sitio donde se encuentra la persona respecto al nivel del mar (tomado como cero). En otras palabras, mientras más cerca se encuentre alguien del cielo, menos será la presión del oxígeno a su alrededor; y dado que éste se requiere para sobrevivir, será más complicado el trabajo del cuerpo en todos los aspectos.

DE ALTITUD Y OXÍGENO

No importa qué tan alto se llegue a situar un individuo, dentro de la atmósfera de la Tierra siempre existe una composición básica en el aire que se respira: 21 por ciento de oxígeno, 78.97 de nitrógeno y 0.03 de otros elementos. La diferencia radica en el concepto de la presión que tienen dichos agentes con la elevación: a mayor altitud, las moléculas de oxígeno tienen menos presión y por lo tanto se dispersan fácilmente, es por ello que usualmente vemos a montañistas, paracaidistas y atletas de grandes alturas con tanques y mascarillas.

Los científicos han determinado ciertas variables de evaluación de riesgos para la salud con relación a la altitud. Por ejemplo, a los 5,500 metros sobre el nivel del mar (msnm) la presión atmosférica es 50 por ciento menor; eso significa que cuesta el doble de trabajo obtener oxígeno en una simple respiración y el cuerpo se ve forzado a funcionar a un ritmo de exigencia dificultoso.

A partir de los 7,000 metros la vida humana se vuelve básicamente insostenible. De hecho algunos montañistas experimentados han establecido a los 8,000 msnm como el “punto o línea de la muerte”, ya que a esa altitud es imposible respirar sin la ayuda de tanques y demás aparatos de protección. Cabe señalar que la mayor parte de las problemáticas de salud para una persona suceden por encima de los 3,600 metros y muy pocas ciudades en el mundo poseen esa altitud. Algunos lugares con alturas considerables alcanzan de los 1,500 hasta los 3,000 msnm

Los especialistas establecen que a los 2,200 msnm la presión atmosférica va de 10 a 15 por ciento, valores suficientes para que se considere el esfuerzo físico de quienes viven o viajan a esas zonas del planeta.

¿RIESGO PARA LA SALUD?

El funcionamiento del cuerpo regular sobre el nivel del mar cuenta con varias características especiales. Para empezar, el oxígeno se encuentra a mayor presión y es más fácil ingresarlo mediante la respiración al sistema circulatorio; sin embargo, al estar en una altitud mayor el proceso se vuelve más complicado y se incrementa la cantidad de glóbulos rojos (transporte del oxígeno). Eso ocasiona que la sangre se torne más oscura y espesa, como una especie de mecanismo de defensa ante la insuficiencia del elemento en cuestión.

A la falta o escasez de oxígeno en el cuerpo y los tejidos se le llama hipoxia; no se considera invariablemente un padecimiento porque el organismo cuenta con la habilidad de adaptarse a ese estado, si es que se habita en un sitio de notable altitud. Y es que cuando alguien goza de salud y no cuenta con padecimientos especiales, experimenta un proceso de aclimatación; el cuerpo ajusta su funcionamiento respiratorio y sanguíneo en las 24 horas siguientes de haber llegado a la localidad de mayor altura (siempre y cuando no rebase los 3,000 msnm).

Pero si un individuo con problemas cardiacos viaja a este tipo de lugares debe acudir previamente a un médico, debido a que los principales sistemas afectados por la hipoxia son el respiratorio y el circulatorio, así que cualquier anomalía representará un riesgo potencial para ese sujeto, en especial si realiza actividades de desgaste. Es por eso que a menudo escuchamos que “la altura hace daño” a ciertas personas, o que para quienes tienen problemas de salud “es mejor vivir en el mar”. La clave se encuentra en el funcionamiento del cuerpo a esas altitudes y su capacidad para adaptarse de forma exitosa.

En el mismo contexto, si a alguien se le ha diagnosticado un padecimiento grave en el corazón, sistema circulatorio o respiratorio, tensión arterial u otro relacionado, los especialistas suelen recomendarle no viajar a zonas con niveles superiores a los1,000 ó 1,500 metros, ante la posibilidad de una complicación. Desde luego, la última palabra pertenece a los pacientes.

Por el contrario, si el individuo con salud promedio visita una ciudad de mayor elevación o se queda a vivir en ésta no debe tener ningún problema; con el tiempo su organismo desarrollará la resistencia necesaria para desenvolverse a ese grado de esfuerzo.

Incluso si la persona con buena salud que reside en una población alta viaja al mar, podría sentirse con mejor condición física, como resultado de la carga que le pudo acarrear el desenvolvimiento cotidiano con mayor exigencia, si bien esto no sucede en todos los casos.

VIAJES, ALCOHOL Y DEPORTES

Probablemente haya escuchado que la altura es un factor a considerarse tratándose de viajes en avión, del consumo de alcohol y de las prácticas deportivas. Al respecto, los especialistas aseguran que:

-En términos generales, viajar en avión no representa en sí mismo un riesgo para la gente sana ni con afecciones, debido a que las aeronaves se presurizan y la presión atmosférica se mantiene a un mismo nivel a pesar de que el aparato se eleve mucho.

-El alcohol ingresa al torrente sanguíneo y causa diversos efectos, principalmente la disminución de oxígeno en la sangre; por eso alguien con embriaguez manifiesta sueño o cansancio. De ahí que en alturas considerables puede sentirse que las bebidas espirituosas ‘pegan’ más rápido. Incluso la carencia de oxígeno hace que el consumo de alcohol no sea recomendable en sitios elevados, pues se incrementa el peligro de daño respiratorio y cerebral. Por el contrario, el efecto del alcohol a nivel de mar es menor que en sitios con altura, debido a que en este caso hay mayor oxigenación en el cerebro.

-Se dice que algunos deportistas realizan sus entrenamientos en ciudades con más altitud para mejorar los resultados que obtienen en las competencias; y es cierto. Cuando el atleta desarrolla tolerancia a la hipoxia, su rendimiento se acostumbrará a un grado mayor de exigencia; así, al contender en lugares con menor altura, su organismo mostrará más resistencia. No obstante, sin la supervisión y los cuidados necesarios, recurrir a este sistema puede acarrear graves consecuencias.

PREVISIONES DE ALTURA

Cuando se tiene un problema de salud como los ya mencionados y se piensa viajar a una ciudad de altitud considerable, lo ideal es consultar a un médico antes de trasladarse; tratándose de personas sanas esta recomendación sólo aplica si el plan es llegar a sitios de altura muy elevada. Recuerde que es mejor prevenir cualquier cambio brusco en el organismo, para evitar consecuencias negativas.

Correo-e: [email protected]

Fuentes: Médico Cirujano Carlos Hernández Galván; Organización Panamericana de la Salud.

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