1947: Nace Paco de Lucía, el guitarrista flamenco de mayor prestigio

Francisco Sánchez Gómez, su nombre real, nació el 21 de diciembre de 1947 en el barrio de La Bajadilla de la ciudad andaluza de Algeciras, un barrio popular y predominantemente gitano.

La calle y el ser hijo y hermano de músicos, lo familiarizaron con el flamenco desde su infancia.

Antonio Sánchez Pecino, fue su padre quien se ganaba la vida como vendedor ambulante de telas durante el día y por la noche tocaba la bandurria en los bailes del pueblo.

Ramón, su hermano mayor fue quien le enseñó los primeros rasgueos de la guitarra y a los seis años comenzó a estudiar guitarra ya con seriedad. Su madre, Luzía Gomes Gonçalves, portuguesa de Monte Gordo veía en Paco de Lucía una inversión de futuro ya que se notaba que llegaría a ser un virtuoso de la guitarra.

Paco, al igual que el resto de sus hermanos Ramón, María Lucía, Pepe y Antonio, pronto tuvo que buscar trabajo para aportar dinero en el hogar por lo que se vio obligado a dejar de lado la instrucción, aunque cuando tuvo que buscarse un nombre artístico no dudó en apellidarlo con el nombre de su madre.

Ya como Paco de Lucía inició sus actuaciones a los 12 años junto a su hermano Pepe con quien formó el dueto Los Chiquitos de Algeciras, con éxito en los tablaos de Cádiz.

A los 14 años obtuvo un premio en el Concurso Internacional de Arte Flamenco de Jerez de la Frontera, y fue entonces cuando inició su carrera internacional gracias a que José Greco lo contrató como tercer guitarrista de su Compañía de Ballet Clásico Español y enseguida emprendió su primer viaje a Estados Unidos.

Paco admiraba a los guitarristas Niño Ricardo, amigo de su padre, a Sabicas y a Mario Escudero, de quienes tenía influencia musical aunque éstos le aconsejaron que buscara su propio estilo de tocar.

Con la dirección artística de su padre grabó los primeros discos junto a su hermano Pepe, después realizó otros tres junto a Ricardo Modrego, de la compañía de Greco.

Poco después conoció a Fosforito, a quien acompañó en una actuación en Salamanca, y luego a Camarón de la Isla y a Juan el Lebrijano.

Con ellos formó un grupo en el que también estaban Matilde Coral, Paco Cepero y El Farruco, con quienes recorrió varias veces Europa durante la segunda mitad de la década de los sesenta.

También se adentró en el terreno de la composición, y grabó sus primeros discos en solitario “La fabulosa guitarra de Paco de Lucía” en 1967 y “Fantasía flamenca” en 1969.

De esos discos tocó algunos temas en 1970 en el Palau de la Música de Barcelona, en el marco de un festival internacional por el bicentenario de la muerte de Beethoven, que algunos biógrafos sitúan como el momento de su consagración.

Ya asentado en Madrid, inició con las sorpresas para el mundo entero en la historia del flamenco, junto con Camarón dejó ver cualidades especiales y la firme voluntad de convertir el flamenco en una experiencia única.

Todas las experiencias de este dueto quedaron impresas en más de una decena de discos que el guitarrista señala como una gran época y recuerda aquellos años como la etapa más bonita de su vida. Para él, su sueño siempre fue ser cantaor, mientras que el de Camarón fue ser guitarrista.

Paco de Lucía se convirtió en estrella de las listas de éxitos en 1973, con la rumba “Entre dos aguas”, que conquistó a un público más joven que se interesó por primera vez por la guitarra flamenca.

Esto influyó para que sus álbumes de la época, “El duende flamenco de Paco de Lucía” en 1972 y, sobre todo, “Fuente y caudal” en 1973, fue un álbum decisivo en su carrera porque le valieron una fama que empezaba a exceder los límites del género.

Dos años después, su actuación en el Teatro Real de Madrid haría historia y surgió el nuevo disco “Almoraima”, en 1976 en el que mostró una voluntad rupturista y daba sobradas pruebas de una personalidad consolidada.

En aquella época sintió la necesidad de formalizar su relación con Casilda Varela tras ocho años de noviazgo y, pese a la oposición familiar, se casaron en Amsterdam en enero de 1977; desde entonces han permanecido unidos junto a sus tres hijos, Casilda (1978), Lucía (1979) y Curro (1983).

En 1981 formó el sexteto con el que creó el concepto actual de grupo flamenco, con sus hermanos Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, Jorge Pardo, Carles Benavent y Rubem Dantas, a los que más tarde se uniría el bailaor Manolo Soler.

La agrupación duró muchos años, hasta el día en que decidió que después de tanto tiempo todo debía de sonar igual, y primero formó un trío con Juan Manuel Cañizares y su sobrino José María Bandera, y en 1998 rehizo el septeto: reemplazó a Cañizares por “El Viejín”, a Soler por “El Grilo” y a Pepe de Lucía por “Duquende”.

Con ellos grabó “Luzía” en 1998, en homenaje a su madre, que acababa de fallecer. Luego reunió en torno a él a otros artistas: el percusionista El Piraña, la guitarra del Niño Josele, el bajo de Alain Pérez, la armónica de Antonio Serrano y las voces y palmas de Duquende, La Tana y Montse Cortés.

Los últimos años del siglo XX fueron los más duros de su vida. La muerte de Camarón, y la interesada confusión creada en torno a los derechos de autor conjuntos con el cantaor, agravaron la úlcera que padecía y lo sumieron en depresión que el fallecimiento consecutivo de sus padres contribuyó a prolongar.

Después de un largo período alejado de la composición y recluido en su casa familiar de Mirasierra, dejó Madrid para pasar dos años en Playa del Carmen, su paraíso mexicano, donde proyectaba vivir su retiro en un futuro que anunciaba no lejano.

Allí nació su trabajo “Cositas buenas” en 2004, en el que, entre tangos y rumbas, se dan cita muchas voces amigas y la del propio guitarrista, que rescata del archivo la bulería “Que venga el alba”, para unirse por primera vez en el canto a su “primo” Camarón.

En julio de 2004 era distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en septiembre obtenía también un Grammy Latino al mejor álbum de flamenco por “Cositas buenas”, que presentó durante el año en una gira mundial marcada por su intensidad.

De Lucía es el Maestro del mejor flamenco, pionero en su evolución y su apertura a la fusión con otra música y otros estilos. Hubo un tiempo en que sus constantes aportaciones convirtieron a Paco de Lucía en un revolucionario del género.

Su influencia ha sido de tal magnitud que puede inferirse que ha cambiado la concepción del toque en más de una ocasión durante las últimas tres décadas.

Esa inquietud innovadora no siempre fue bien entendida por los defensores a ultranza de la ortodoxia del género, que al principio llegaron a causarle cierto desasosiego, si bien pronto entendió que él no podría traicionar jamás la esencia del flamenco porque lo lleva en sus genes, y haga lo que haga sonará a flamenco.

A partir de ese momento, empezó a tocar con mayor espontaneidad y a permitirse libertades inusitadas que a la postre resultaron siempre enriquecedoras.

Paco de Lucía, ha colaborado además con grandes guitarristas de otros géneros como Pedro Iturralde, Chick Corea, Larry Coryell o sus famosos tríos con John McLaughlin y Al Di Meola, con quienes firmó, en 1980, el inolvidable “Friday night in San Francisco, un disco que vendió más de un millón de ejemplares.