El literato y filósofo Juan Jacobo Rousseau, quien con escritos como “El contrato social”, en el que mencionó la libertad del pueblo y la República como forma de gobierno, influyó considerablemente en el pensamiento de la Revolución Francesa, es recordado este jueves al cumplirse 300 años de su nacimiento.
Juan Jacobo Rousseau nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra, Suiza, donde recibió sólo la mínima educación y trabajó como aprendiz con un grabador quien lo trató de forma brutal, por lo que abandonó la provincia.
De acuerdo con la biografía que difunde el sitio especializado “biografiasyvidas.com”, trabajó después como profesor de música y compositor de ópera algún tiempo, y escribió artículos de música.
En 1742 viajó a París para presentar su creación de un sistema de notación musical en la Academia de las Ciencias, sin mucho éxito, pero ocho años después recibió el primer premio de la Academia de Dijon por su ensayo “Discurso sobre las ciencias y las artes”.
Compuso la ópera “El adivino de la Aldea”, que fue estrenada en 1752, en la corte de Fontainebleau, además de su comedia “Narcisse” se presentó en ese mismo año en el Teatro francés.
Poco después fue secretario del embajador francés en Venecia, pero a consecuencia de algunas diferencias con él, regresó a París, Francia, donde comenzó a relacionarse con los intelectuales de la época.
Sin duda, su aportación más importante para los inicios de la Revolución Francesa, fue “El contrato social”, en la que abordó la soberanía de la voluntad del pueblo, la libertad, la democracia y la República como forma de gobierno.
Las ideas y conceptos plasmados en esta obra fueron motivo de su expulsión de Francia, por lo que se refugió en la provincia suiza de Neuchatel.
En 1754, regresó a Ginebra y poco después publicó “Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres”, en el que menciona que la cultura y la civilización imponen la desigualdad entre los hombres, particularmente cuando se estableció la propiedad.
Dos años después se mudó con su amiga Madame d’Épinay, en la residencia francesa de Montmorency, donde escribió otra de sus obras importantes: “Julia o la Nueva Eloísa”.
También escribió “Emilio o de la educación”, novela pedagógica en la que aborda la religión, por lo que fue condenado otra vez, por el gobierno parisino y tuvo que refugiarse en Inglaterra en 1766.
Su último libro fue “Las meditaciones del paseante solitario”, según http://www.elalmanaque.com/biografias/rousseau.htm, luego de una errante vida en la que tuvo que viajar de país en país, debido a que lo perseguían constantemente por sus ideas.
Redactó algunos escritos autobiográficos la última parte de su vida, que terminó el 2 de julio de 1778 en Ermenonville, Francia, a causa de apoplejía.