Diego Cocca, un buen hombre, bien intencionado, pero no pudo con el gran paquete de dirigir a uno de los grandes del futbol mexicano y ayer fue despedido. Su lugar lo ocupa temporalmente Eduardo Rergis, quien desde hace tiempo se ha hecho cargo de las fuerzas inferiores.
Ya ante Jaguares, Santos estaba como barco sin rumbo. En algunos momentos algo bien, pero en la mayoría mal. Todas sus líneas fallaban para desesperación del capitán Oswaldo Sánchez quien muchas veces lucía solitario, evitando goles que era un contento por no tener apoyo.
El problema podría venir del vestidor, donde hay tantos que cobran muy bien y rinden muy mal. Algo como lo que está sucediendo en el América, con la diferencia de que Cocca callaba en tanto Carlos Reinoso explotaba con las actitudes de sus figuras que siguen sin apoyarlo.
Cocca perdió la gran oportunidad con la que ni siquiera soñaba, seguramente. De la noche a la mañana, como en la chistera de los magos, apareció tomando el lugar que dejaba horas antes Rubén Omar Romano. El nuevo timonel, también argentino, no sabía ni dónde quedaba el sur menos el norte.
Alguien le dijo, bromeando que el norte estaba en Coahuila y batalló para meter al Santos otra vez entre los ganadores, pero en este Torneo, después de la goleada a Pachuca en su casa, el equipo de la Comarca se fue desdibujando, perdiendo brújula, ubicación y partidos.
¿Quién suena para tomar la nave? Ojalá sea mexicano, de ésos que tienen carácter y mano firme para tener orden en el vestidor y después en la cancha. Pero conste que esta vez la culpa no es sólo de Cocca sino que están inmersos también varios jugadores que cobran muy bien. A ellos también hay que exigirles.
