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Sonido nómada: Beirut

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Sonido nómada: Beirut

Sonido nómada: Beirut

Miguel Canseco

Beirut es una banda que ofrece una viva mezcla de influencias modernas y tradicionales. Su trayectoria ha sido meteórica. Sea este texto una antesala para los que quieran hacer una inmersión en su discografía y propuesta multiculturales.

LA MALA EDUCACIÓN

La suma de las anécdotas en torno a un grupo nos da la idea de su estilo de vida, mismo que se puede resumir en una sola palabra: actitud. Si la música popular del siglo XX ha dejado algo claro es que no basta una buena canción, también se necesita una buena historia. Así que comenzaremos este texto a manera de fábula.

Érase una vez un chico que vivía en Nuevo México y respondía al nombre de Zach Condon. Odiaba la escuela y no terminó la preparatoria. Pero tenía una obsesión con la música y afortunadamente su cuarto se ubicaba en el extremo más alejado de la casa, así que a nadie molestaban sus experimentos sonoros. Dominaba la trompeta, pues una lesión en la mano le hacía difícil tocar la guitarra.

Las ciudades y academias convencionales no serán nunca la madriguera para una mente inquieta. Por eso Zach dejó los estudios, se puso a trabajar en una fábrica de marcos, ahorró algo de dinero y se fue a Europa, huyendo de lo común y lo cotidiano que está siempre ceñido por el comercio, donde las modas en lo auditivo y las artes son perfiladas por tendencias de compra-venta que moldean los espíritus.

Ya en París, junto a su hermano Ryan, encontró una realidad peculiar con jóvenes influenciados por el pop y corrientes de música tradicional, en especial las rítmicas y poderosas bandas de la región balcánica que se alimentan de viejas costumbres y tienen la energía explosiva de una Europa pasional que rezuma las heridas frescas de la guerra étnica en Yugoslavia. Las agrupaciones de Goran Bregović y Boban Marković llegaron a los oídos de Zach para vigorizar y ampliar su visión.

Al regresar a Norteamérica, volvió a encerrarse en su habitación para grabar lo que sería su primer álbum, publicado bajo el pseudónimo Beirut, germen de lo que hoy es un éxito global rotundo. Condon, por cierto, nació en 1986. Es un chaval de 26 años que disfruta de las mieles del éxito, como corresponde por naturaleza a un rock star.

GULAG ORKESTAR

Zach descubrió en París el umbral de las mil voces que pueblan el mundo. El trashumante halla su vocación en el camino interminable de su vagancia, y en el caso de Beirut existe claramente ese llamado a cruzar fronteras e hibridar géneros disímbolos. Su propuesta tiene ecos de Morrissey junto con melodías afrancesadas y energéticos toques de trompeta. Así, desde la recámara de Condon como un laboratorio sonoro, nació Gulag Orkestar (2005), un proyecto grabado entre amigos.

Las primeras presentaciones en vivo de Beirut fueron un desastre. Pero a pesar de los descalabros iniciales su sonido tuvo un impacto sólido e inmediato en Internet. Es una banda de nuestro tiempo, su leyenda se forjó y expandió a través de la red. Pronto sus conciertos fueron llenos totales y los integrantes del conjunto pasaron de tres a 10. Representaban lo que un público siempre hambriento espera: algo que no es totalmente rock ni totalmente world music, y logra dar un sentido nuevo a la tradición, aunque ello suene contradictorio.

El propio nombre del grupo nos da una clave importante al respecto. Zach lo eligió por lo ‘pegajoso’ y además porque remite de inmediato a un conflicto sin respuesta. No tanto una postura política como una declaración de principios donde los extremos irreconciliables conviven y encuentran su equilibrio a través de la emoción.

La segunda producción de Beirut fue The Flying Club Cup (2007). En ella es explícito el idilio cultural entre Condon y Francia, mismo que se traduce en atmósferas atemporales que van en continuo crescendo, transitando del claroscuro de la nostalgia a los brillos de las percusiones y trompetas. Síntoma de los tiempos, el DVD de este disco, Cheap Magic Incide (2007), se agotó y pronto fue autorizada su publicación gratuita vía Internet, en un caso similar al Scotch Mist de Radiohead. Poco a poco la dinámica del juego va cambiando y las agrupaciones tanto como el público tuercen las reglas, obligando a la industria discográfica a adaptarse y a no tener miedo a la distribución gratuita de un producto cultural. La buena música siempre rompe más de una frontera.

LA MARCHA DE LOS ZAPOTECAS

En el EP de 2009 March of the Zapotec Beirut explora ritmos mexicanos, en específico el de las bandas rurales de Oaxaca. De nuevo se trata de una inmersión cultural, con Zach y sus amigos pasando una temporada en dicha ciudad, conociendo a los músicos, dialogando, absorbiendo información. Lo que comenzó como una búsqueda donde el umbral fue el brío de los grupos balcánicos derivó en el encuentro con un sonido similar pero dotado de una nostalgia y un tono más ceremonial, intenso y melancólico. La emoción que transmite una banda oaxaqueña es única, por la cantidad de sus integrantes y las imperfecciones en la ejecución que hacen aun más patente el sentimiento. Beirut aprovecha esos recursos en March of the Zapotec y complementa la vertiente con piezas de resonancia híbrida, a veces pop, otras electrónico. Aunque Condon ya es una industria, en su mente no ha salido de su cuarto y sigue mezclando y experimentando con la misma osadía.

En dicho orden de ideas surgen también proyectos alternos como Beirutando, donde músicos brasileños tienden un puente con Beirut a través de covers adaptados a la cultura del país carioca. Aparte de los interesantes resultados del proyecto, resulta significativo como ejemplo de la relación creativa del conjunto norteamericano con su base de fans.

En 2011 lanzaron su tercer álbum de estudio, The Rip Tide, donde depuran su sonido para llegar a lo que ‘realmente’ es su esencia. Se trata de un ejercicio más sólido y ordenado que los discos que le anteceden. Se pierden y se ganan elementos y serán sus seguidores quienes decidan qué puntuación asignarle. Nuevamente lleva una concatenación lógica con la investigación que inició en la habitación de ese chico de Nuevo México que salió al mundo y ahora regresa con un eco más pop.

En términos globales Beirut ofrece una forma de ver la realidad, como lo habíamos mencionado anteriormente: una actitud. Y eso provoca que las posturas se polaricen y las pasiones broten ante la crítica a esta aún novel agrupación, que ya tiene perfil de clásica. Podemos decir a su favor que nace de una sensibilidad peculiar, la de Zach. La fuerza y debilidad de la banda son las mismas de su líder. Originalidad e irreverencia que permiten la conjugación de influencias disímbolas en estructuras ambiciosas que no siempre llegan a buen puerto. Sentimentalismo, ilusión, incluso una melancolía naíf; pero vaya, ¿quién no sueña amores imposibles y horizontes ilimitados a los 20 años? Zach Condon, tiñe de colores pastel sus composiciones, juega con las emociones con el ánimo febril de quien las va descubriendo. Sí: es la música de un joven. Pero lo dijo Oscar Wilde: “Los viejos lo creen todo; los adultos todo lo sospechan; mientras que los jóvenes todo lo saben”. Beirut se encuentra en la cima y desde ahí puede ver, tocar y saber todo. Respetemos ese efímero pero luminoso privilegio que los define y los identifica en este inmenso mar de sonidos.

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