
“Sólo quiero dormir”
Si a menudo sufre de sueño excesivo en el transcurso del día y no hay motivo aparente para ello, vale la pena que lo comente cuanto antes con un médico, ya que su salud podría encontrarse en riesgo.
Sufrir constantemente de sueño durante el día puede ser indicador de un padecimiento neurológico o psicológico, por lo tanto no debe ignorarse. Todo organismo es diferente y la cantidad de horas de sueño requeridas para reposar adecuadamente varían en cada individuo. Hablando en términos globales: los bebés pueden dormir hasta 20 horas; los niños menores de 10 años, entre 10 y 12 horas; los mayores de 10 años de nueve a 10 horas; mientras que los adolescentes precisan de siete a ocho horas y a los adultos les bastan seis para recuperar la energía. Desde luego esto no es una regla única, hay quien se siente bien durmiendo menos o por el contrario necesita más tiempo en la cama. Incluso existen casos excepcionales en los que alguien duerme únicamente cuatro horas y con ello logra un descanso óptimo.
No obstante, muchos conocemos a personas que aseguran haber dormido el tiempo suficiente y sin embargo lucen somnolientas gran parte del día, bostezan constantemente o ‘se les cierran los ojos’. Gente que sin desvelarse tiende a quedarse ‘en brazos de Morfeo’ a la primera oportunidad, en ocasiones sin importar el lugar o la situación donde se encuentre: la casa, la escuela, el trabajo, el cine, las fiestas, en medio de una conversación, etcétera.
“ME MUERO DE SUEÑO”
La somnolencia diurna excesiva es una queja frecuente en los consultorios médicos. Una de las causas comunes es la ingesta de medicamentos antihistamínicos o antidepresivos. Otra razón puede ser una infección viral como la mononucleosis (fiebre glandular), o infecciones respiratorias e intestinales que con sus diarreas y vómitos deshidratan al individuo, provocando que se sienta agotado y con sueño.
Hay asimismo enfermedades neurológicas que causan somnolencia diurna, entre ellas la esclerosis múltiple, la demencia tipo Alzheimer y la depresión, o trastornos metabólicos como el hipotiroidismo. Además existen malestares infecciosos en el cerebro (como la encefalitis) que suelen provocar adormecimiento en el día.
También quien sufre apnea del sueño tiene deseos de dormir durante toda la jornada. Ésta se define como la interrupción completa del flujo nasobucal y la hay de dos tipos: obstructiva y central. La primera obstaculiza las vías respiratorias por un crecimiento anormal de la campanilla o la lengua, mientras que la segunda se da en personas que tienen ciertas afecciones médicas, por ejemplo problemas en el tronco encefálico.
Sin embargo, el Médico Neurólogo Mario Alanís apunta que en ocasiones no se encuentra una explicación para la gran necesidad de dormir que experimentan algunos sujetos: “Si ya descartamos medicamentos, trastornos metabólicos, depresión, cuestiones neurológicas, etcétera, y no encontramos una causa para el sueño excesivo, entonces el problema se clasifica como sueño idiopático”, señala.
El sueño idiopático -llamado también hipersomnia- suele constituir un grave conflicto para quien lo presenta. Debido a la frecuente somnolencia, es poca la atención que el individuo afectado presta a las conversaciones que sostiene con otros. Si estudia, alcanza poca capacidad de concentración en las clases y ello le acarrea problemas de aprendizaje. Si trabaja, el adormecimiento le impide dar el rendimiento adecuado. Y tratándose de relaciones interpersonales con pareja, familiares o amigos, el escenario tampoco es alentador pues además de la mala calidad en la comunicación, tener sueño tal frecuencia le hará propenso a mostrarse enojado o irritable.
Usualmente son los neurólogos y los psiquiatras -y en ocasiones los otorrinolaringólogos- los encargados de diagnosticar y tratar este tipo de padecimiento, que a decir del entrevistado no es muy común.
Es importante diferenciar la hipersomnia de la narcolepsia, enfermedad en donde resulta inevitable quedarse dormido incluso encontrándose en lugares y posiciones altamente incómodas, mientras que en la somnolencia diurna excesiva el sueño sí logra evitarse.
AYÚDESE A DESPERTAR
Para enfrentar el sueño en el transcurso del día lo primero que se requiere hacer es determinar qué lo origina. El neurólogo explica que si el problema lo ocasiona algún fármaco consumido por el paciente, será preciso suprimir dicha sustancia.
Cuando la somnolencia resulta ser síntoma de depresión, el tratamiento con antidepresivos le ayudará a combatir el malestar; mientras que si se trata de esclerosis múltiple también se podrían utilizar medicamentos antidepresivos.
En el mismo contexto, si lo que está provocando el letargo es una apnea del sueño, habrá que catalogar de qué tipo es ésta. La obstructiva a menudo se presenta en gente obesa y con cuello corto, en cuyo caso el médico suele pedir al paciente que baje de peso. Al eliminar la apnea el individuo tendrá mejor calidad de sueño y en consecuencia es de esperarse que deje de sufrir sopor diurno.
Asimismo, si el especialista determina que la persona padece hipersomnia idiopática, procederá a prescribirle un tratamiento farmacológico. También se sugieren ciertos cambios de hábitos, como evitar el consumo de alcohol.
Lo más importante, señala Mario Alanís, es no ignorar el problema. Si usted siente un nivel exagerado de sueño durante el día pese a que haya dormido lo suficiente la noche anterior, es momento de acudir a consulta para que sepa cuanto antes qué medidas seguir.
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Fuente: Doctor Mario Alanís, Neurólogo Clínico.