Seguramente la mayoría de los aficionados al Rey de los Deportes han tenido la oportunidad de observar la película "Por amor al juego" (For love of the game; Sam Raimi, 1999), protagonizada por Kevin Costner y Kelly Preston, quienes cuentan la historia de un tardío amor que aparece en la vida de Billy Chapel , un veterano pitcher de los Tigres de Detroit que lanza un juego perfecto en Yankee Stadium mientras los flashbacks de su idilio con una madre soltera aparecen durante su andar por la lomita. No les voy a contar el final de la película por si alguien no la ha visto y desea disfrutar un rato de buen cine, porque más allá de que el guión gire en torno al beisbol, es en verdad una buena cinta. Pero lo que les puedo contar es que Billy Chapel, después de una carrera de 19 años con la franela de los Tigers decide tomar una decisión en base a su amor por el juego. Ese amor verdadero por el juego es algo difícil de encontrar en esta época de los millones de dólares del deporte profesional, pero recién encontramos un caso particular, curiosamente también se dio en el beisbol.
Me refiero en concreto a Wilson Ramos, el joven catcher de los Nacionales de Washington que sufriera un secuestro en su natal Venezuela donde lo tuvieron en cautiverio durante casi tres días hasta que fue rescatado por la policía local. Ramos es uno de los principales prospectos de Washington, y llegaba a su país para jugar en el invierno con los Tigres de Aragua, luego de tener la oportunidad de aparecer su primera temporada completa en las Grandes Ligas, pero apareció ese terrible suceso. ¿Ustedes qué harían amigos?
La opinión general clamaba que Ramos regresara a Estados Unidos, pero él no lo hizo, decidió quedarse en casa de sus padres y jugar con Aragua, siguiendo su plan original. Él podía ejercitarse en alguna de las muchas academias estadounidenses, o bien irse a jugar en alguna liga de otras latitudes al fin que el dinero no es problema, todo lo paga su organización de MLB, pero no lo hizo, quiso quedarse en Venezuela por amor al juego y por amor a su patria.
Ramos está bateando de buena forma, acorde a su calidad de big leaguer, e incluso declara a la prensa que quiere invitar a sus compañeros de profesión a jugar en Venezuela, a pesar de la inseguridad que ya a él mismo le pasó factura. Sólo aconseja "no ir sin compañía en ciertas horas" y tan tranquilo salir a jugar todos los días. El ejemplo de Ramos es claro, grita al mundo que está superando su trauma apoyándose en situaciones tan positivas como el amor al deporte y a su país.
El beisbol ayudó a Wilson, pero cualquier deporte puede hacerlo en cualquier persona, es una muestra más de que esas actividades lúdicas y apasionantes, contribuyen a formar personas de bien para la sociedad. Inculquen en sus hijos el deporte, siempre les dará buenas recompensas. En Mazatlán ya hay quien apunta que Miguel Ojeda podría convertirse en manager de los Venados, ante la mala temporada del equipo porteño bajo el mando de Homar Rojas. El catcher de Vaqueros Laguna ya fue piloto interino de Venados, en 2007, aunque sólo por un par de juegos. Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
