'Santa pasó por nuestra casa'

Desde hace once años, Octavio lleva sonrisas e ilusiones a los niños de escasos recursos. En su trineo, vestido de Santa Claus y con su inconfundible "Jo jo jo", recorre hospitales, escuelas y asociaciones civiles de Torreón.

Cuando Jesús Octavio González Coronado era apenas un niño, recibió un regalo de las manos de Santa Claus. En esa época vivía lleno de necesidades, siempre andaba con los pies descalzos.

"Fui un niño marginado, comer una vez al día era ganancia. Recibir ese pequeño obsequio de Santa Claus me hizo feliz, se me quedó grabado para toda la vida, fue algo maravilloso".

Octavio dice que ese Santa Claus iba en una bicicleta, y cuando lo vio que estaba jugando descalzo se detuvo a regalarle un muñeco de El Santo, el enmascarado de plata, y una bolsita de colaciones.

 UNA NAVIDAD DIFERENTE

"Para mí fue una Navidad muy hermosa que jamás olvidé. Eso sucedió en 1972 y mis hermanos y yo no podíamos creer que Santa Claus hubiera pasado por la calle de nuestra casa".

Por eso Jesús Octavio quiso regresarle a la vida algo de lo que le dio cuando era niño.

Todo comenzó cuando se disfrazó de Santa Claus para darle una sorpresa a su hija.

Recuerda que le entregó sus regalos vestido de Santa, pero ni su hija ni su esposa se dieron cuenta que era él.

Durante los dos primeros años nadie lo reconoció, "en la casa todos se preguntaban quién era Santa Claus, pero no sospechaban que era yo".

Pero su secreto lo desveló su hija y su identidad quedó al descubierto.

"Me dijo: '¡Tú traes la camisa de mi papá! ¡ Y tienes los ojos de mi papá! ¡Tú eres mi papá!', y ya no lo pude negar. Al final mi hija me dijo al oído: 'No te preocupes no voy a decir que eres mi papá', y desde entonces mi familia me apoya por completo".

Después sucedió que unos niños lo vieron en la calle disfrazado y guardando el trineo.

Los niños se acercaron a pedirle un regalo, y entonces decidió que seguiría disfrazándose para llevarles sonrisas e ilusiones.

 EL INICIO DE UN SUEÑO

Ahora tiene 48 años y desde hace 11 años se viste de Santa Claus en Navidad para repartir regalos entre los pequeños de escasos recursos.

Además de entregar obsequios a los niños que piden dinero en la calle, también visita a los que están en albergues o en hospitales.

A los niños les llama la atención el carro que un amigo le regaló descompuesto y que él arregló y transformó en trineo.

Su amigo le dijo: 'Ahí está el carro, pero tú debes arreglarlo y transformarlo'. Otro amigo me dijo: 'Yo te pongo las piezas para que lo repares'. Un vecino me dio 300 pesos para comprar fibra de vidrio y yo por mi parte compré el resto del material, así poco a poco hice el trineo.

Octavio participa en actos privados y el dinero que le pagan lo utiliza para comprar más regalos y bolos para los niños.

En estos días cierra su taller mecánico, para visitar hospitales, escuelas y albergues.

A lo largo de este tiempo se ha convencido de que si toda la gente tuviera un poco de espíritu navideño la vida podría ser diferente, no habría tanto egoísmo.

 CENTRO DE ACOPIO

"Antes yo mismo andaba recolectando los juguetes, pero gracias al apoyo de la gente y de los medios de comunicación, ahora recibo más ayuda para llevar esperanza y alegría a los niños en Navidad".

En el Centro de Atención Especial Infantil A.C, existe un centro de acopio de juguetes en donde las personas pueden ayudar a Octavio.

El centro de acopio está abierto de lunes a viernes, y el personal también puede acudir al domicilio llamando a los teléfonos 7 22 77 46 y 1 93 93 05.

Las instalaciones del centro se encuentran en la avenida Águila Nacional 1807 oriente altos en la Zona Centro de Torreón, frente al estacionamiento de CFE.

 SITUACIONES DIFÍCILES

En ocasiones, Octavio también debe enfrentar el dolor de los niños que ven en él la esperanza de tener algo imposible.

"A veces me piden que les devuelva a sus padres con vida, y debo estar preparado para saber qué responderles".

Y es que desde hace algunos años, las cartas a Santa ya no son las mismas.

Ahora además de juguetes, los niños también le piden por la paz y por sus padres muertos en algún hecho violento.

"Voy a colonias muy pobres y violentas, en donde muchas personas han muerto a consecuencia de la inseguridad, y los niños quieren que se los regrese con vida".

Muchos niños también le piden que haya paz en la ciudad, porque están cansados de no poder salir a las calles a jugar.

"Me duele mucho cuando me dicen 'Santa me he portado bien, quiero ver a mi papi y a mi mami', pero eso no es posible porque los han matado en balaceras".

En estos casos siempre trata de aconsejarles tener fortaleza y valorar a las personas que los cuidan ahora que sus padres no están con ellos.

Considera que esos niños necesitan de todo el apoyo y compresión, para evitar que algún día sean presa de la delincuencia organizada.

"En ocasiones son niños muy violentos y no quieren que los abrace ni que me acerque a ellos, pero siempre trato de encontrar la manera de acercarme a ellos hasta robarles una sonrisa".

 RECUERDOS

Para Octavio, las cosas no siempre han sido fáciles. Todavía recuerda que en los primeros años también debió enfrentar los insultos de muchas personas cuando lo veían circular en su trineo, "y la verdad me daban tristeza porque en el fondo no saben ser felices".

Los insultos jamás afectaron la ilusión de llevarles un regalo y una sonrisa a los niños cada Navidad.

"Mucha gente tiene la costumbre de llevar regalos inservibles al centro de acopio, ojalá entendieran que los niños de escasos recursos también tienen derecho a tener aunque sea un juguete modesto, pero en buenas condiciones".

Octavio no piensa dejar de disfrazarse de Santa Claus. "A veces mis hijos me reprochan que no paso la Navidad con ellos, pero es que ese día aprovecho para trabajar y así tener más dinero para comprar y juguetes para los niños".

Lo único que desea es que más personas se sumen a su esfuerzo para dar alegría en esta Navidad.

 OCTAVIO GONZÁLEZ