
Adriana Abascal, una mujer maravilla.
MÉXICO, D.F.- Adriana Abascal es madre, "fashionista", "socialité", coleccionista de arte y mujer independiente; sin embargo, la originaria de Veracruz está de visita en nuestro país para sorprendernos con su faceta como colaboradora de la edición nacional de la revista Vogue, que se encuentra de manteles largos debido a la presentación de la plataforma digital vogue.mx y cuyo lanzamiento tiene como invitada especial a la también modelo y actriz.
Mientras se preparaba para una sesión de fotos para la llamada "biblia" de la moda mexicana, Adriana habló en exclusiva para EL UNIVERSAL sobre esta peculiar mancuerna, la cual tiene un dejo de nostalgia y emotividad, debido a que la mamá de tres pequeños (Paulina, Diego y Jimena) protagonizó la primera portada que la publicación realizó bajo las órdenes de Eva Hughes, directora editorial de Vogue México y Latinoamérica, en 2002.
"¿Por qué acepté esta propuesta? ¡Uy! La primera palabra que se me viene a la mente es México. Cualquier proyecto que tenga que ver con mi país me interesa de manera especial. Luego está Vogue, una revista con la que tengo relación desde hace muchos años. Es algo que me hacía mucha ilusión porque une las dos áreas con las que estoy comprometida: la moda y el arte", comentó enfundada en una creación de Emilio Pucci.
Abascal se dejó fotografiar por el genio de la lente Michael Filonow, rodeada de la majestuosa colección de arte contemporáneo que posee el consorcio mexicano; de hecho, las imágenes aparecerán en el número de mayo de la publicación y el artículo que las acompañará es de la autoría de Adriana.
"No me considero una escritora, pero me encantan los retos y éste definitivamente lo es. Lo mejor de emprender algo nuevo es el aprendizaje que obtienes. Como mujer, cuando tienes una voz propia y una experiencia que contar a los demás, llevas a cabo cualquier tarea con humildad y sin miedo a equivocarte", señaló la guapa morena, quien reside actualmente entre las ciudades de Londres y Los Ángeles.
Belleza interior y exterior
Desde los 18 años, cuando obtuvo el título de Miss México, Adriana construyó un especial vínculo con la moda: "Siempre me ha gustado. La moda define un poco de dónde vengo; hay gente que me pregunta por qué sigo haciendo trabajos relacionados con ella y siempre contesto que porque hay que hacer lo que a uno le divierte".
Sin duda, Abascal la pasa muy bien. Mientras el fotógrafo la capturaba y el personal retocaba su maquillaje y vestuario, ella se dejaba llevar por la música de su Ipod para posar como toda una top model. "Llegué de París, he dormido cuatro horas; pero la paso increíble y es una labor que me transforma".
Transformarse. Eso es la moda para la hija de un médico cirujano y una ama de casa: la posibilidad de cambiar. "Las mujeres podemos interpretar varios papeles a través de la ropa, de explotar nuestra feminidad. De no ser la misma".
Adriana no es presa de las tendencias, tiene un estilo propio que la ha posicionado como una de las mujeres más elegantes de América Latina. La sofisticación de la veracruzana es reflejo de su belleza interna, de su personalidad.
"Con el paso del tiempo empiezas a saber quién eres. Soy muy camaleónica y atrevida, me gusta reinventarme. La belleza de la mujer es más rica porque somos multifacéticas y se nos exige mucho. La juventud no puede competir con el estilo de una mujer con madurez y poderío.
"Me gusta poder aportar algo, inspirar a otras mujeres, hacer una diferencia. Soy tímida y paso de puntillas cuando me halagan. Lo agradezco, pero no me lo creo. Tengo mucho cuidado de no despegarme del piso y de no tomarme tan en serio".
Adriana Abascal se considera como cualquier otra persona. Vive pendiente de sus tres hijos y de sacar adelante el reto de ser mujer en estos tiempos; a diferencia de otros, le gusta complicarse la vida con nuevos objetivos. Para ella, "es más interesante el camino que la posada".