
La sexualidad en el manga
Dibujos de jovencitas con escotes y faldas cortas, o varones con apariencia andrógina, son algunas de las imágenes que vienen a la mente a la hora de pensar en el cómic japonés. Hay quienes ven esto como una abierta insinuación a la sexualidad, pero otros aluden que se trata simplemente de una diferencia cultural.
Al mencionar la palabra manga, nombre que se le da al cómic japonés, muchas personas pueden abrir desmesuradamente los ojos al pensar en cuadernillos repletos de imágenes sexuales; en cambio los llamados otakus, sus principales seguidores, se consideran incomprendidos en su interés. Cuando se les cuestiona acerca de los atuendos provocativos de los personajes (que con frecuencia lucen trajes ajustados o cortos, escotes pronunciados, etcétera), se muestran inconformes ante lo que califican de falsos prejuicios, y afirman que de ninguna manera debe considerarse a la generalidad de estas publicaciones como estimuladoras de la sexualidad pervertida o morbosa.
El manga ocupa el primer lugar de popularidad en las revistas ilustradas en Japón. Al inicio su público era sólo infantil, pero desde hace ya algunos años se ha diversificado de tal forma que tiene adeptos de todas las edades, y por lo mismo se divide en varias ramas para adolescentes, niños y adultos, con tramas deportivas, de robots, etcétera.
En el manga creado para mayores de 15 años es donde más comúnmente pueden verse dibujos con rasgos un tanto eróticos. Aun así todos, incluyendo los que son dirigidos a los pequeños, siempre tienen un toque de picardía, misma que en Japón es vista como algo muy normal. “Al llegar las historietas a los países de Occidente, fue que comenzaron a surgir las quejas diciendo que en Japón tomaban muy a la ligera estos temas”, señala Sandyael Meléndez, simpatizante del manga y presidenta de una empresa distribuidora de figuras de animación con sede en el país asiático.
HISTORIAS PARA TODOS
Una de las características del manga es que los prototipos masculinos a menudo tienen una apariencia andrógina o incluso femenina. Esto es reflejo de una apreciación cultural. En Occidente la idea de un hombre atractivo suele relacionarse con alguien musculoso y de aspecto masculino, mientras que la mujer japonesa encuentra más agradable al varón delgado, de rasgos finos y bien peinado (incluyendo los looks sofisticados).
Existen diferentes tipos de manga, clasificados de acuerdo al sexo y rango de edad para el que están dirigidos. El kodomo es para niños, como Doraemon. Dragon Ball entra en el shōnen, enfocado en muchachos de 14 a18 años. El shōjo como Fruits Basket es creado para jovencitas. El seinen para hombres adultos, Death Note es un ejemplo, mientras que Nana lo es del josei, para mujeres adultas. También hay categorías como harem, donde varias féminas se sienten atraídas por un mismo varón pero él no se da cuenta de su poder de seducción, o harem inverso, donde numerosos hombres intentan conquistar a una dama.
Con una connotación más sexual están el shōjo ai, que plantea el romance entre dos chicas; éstas pueden llegar a besarse y tal vez tener relaciones sexuales, aunque no se expone de manera explícita. El shōnen ai es la versión del amor entre chicos. A éste le sigue el yaoi, que también es de carácter homosexual; curiosamente su mayor clientela es femenina, en edades de 19 años en adelante.
Puede decirse entonces que las historias que presenta el cómic nipón son cándidas e ingenuas cuando su público objetivo es el infantil, y van cambiando si el autor (mangaka) desea despertar el erotismo de quien adquiere estas revistas.
Siendo los humanos seres sexuados y biológicamente dispuestos a la atracción erótica, es de esperase que algunas de las publicaciones puedan despertar el interés del consumidor en ese sentido. No obstante, los otakus niegan que en esencia las historietas sean creadas con la intención de erotizar las lecturas.
Actualmente el gobierno japonés desea establecer la prohibición sobre el manga denominado lolicon por considerarlo perjudicial, ya que en éste se muestran relaciones entre menores y adultos, aun cuando sólo sea de forma insinuada. A nivel internacional, la reacción de los aficionados ante tal medida ha sido de rechazo, por considerarla atentatoria para la libertad de expresión.
Por otro lado, hay que aclarar que en México el manga pasa por un proceso de aculturación y censura. Aquí se ‘rasuran’ y ‘maquillan’ las imágenes, y donde podía apreciarse una prenda interior femenina se aplica pintura, rompiendo con el dibujo original.
VOLTEAR PARA OTRO LADO
No hay un rincón de la naturaleza humana que no sea abordado por el manga y ya el mundo oriental y el occidental le están rindiendo tributo. Negarse a aceptar que nuestros niños y jóvenes tienen el derecho a curiosear en otras culturas, a copiar modelos extranjeros, es querer tapar el sol con un dedo.
La supervisión es definitivamente responsabilidad de los padres de familia. Es primordial que quienes tengan hijos afectos a esta literatura visual los acompañen en su pasatiempo, a fin de que sean conscientes de cómo viven su fantasía; hay que hacerlo sin ideas preconcebidas ni atribuyendo perversiones que no existen en quien entra al manga buscando dar rienda sana a su imaginación.
Desde luego, ningún ámbito está exento de personas malintencionadas. Así como llegan las tiernas figuras infantiles a las páginas ilustradas, pueden aparecer los deseos sexuales desviados. De ahí la importancia de dar seguimiento a lo que los jovencitos ven.
El criterio a seguir debe ser dictado desde cada familia. Descuidar o desatender el trabajo como padre o madre creyendo que todo es transparente puede poner en riesgo a su hijo. La expresión japonesa del cómic requiere de una supervisión constante en los menores de edad, simplemente porque proviene de un país con una cultura diferente a la nuestra.
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