
Céntrica. La avenida Morelos, de las principales arterias de Gómez Palacio, lleva el nombre del héroe de la Independencia desde 1910.
Una de las principales arterias de Gómez Palacio es la céntrica calle Morelos, que antes de 1910 llevaba el nombre de Francisco Gómez Palacio.
Situada en la parte oriente de la Plaza Principal, menciona el cronista gomezpalatino Pablo Amaya Ramírez, la calle Morelos fue una de las primeras empedradas hasta la década de los 20s, cuando el Ayuntamiento la pavimentó. En su trayecto se localiza un antiguo edificio que se terminó en 1912, propiedad de don Silvestre Faya. Una bella construcción que hoy sirve de centro educativo y en contraesquina de la plaza hay un edificio comercial, El Emporio, construido en la década de los años 40s.
FINCAS ANTIGUAS
El Centro Histórico de Gómez Palacio conserva todavía una serie de casas y edificios, ya que esta centenaria ciudad se mantuvo conservadora en sus tradiciones y costumbres, a pesar de convertirse en industrial y comercial.
EL PARQUE MORELOS
Trazado en 1885 en las manzanas 39, 52 y 53 y que en un principio se le llamó Alameda González Cossío, el Parque Morelos constituye el pulmón principal de la ciudad y se conserva como importante paseo público, donde gran cantidad de gomezpalatinos acude a diario a caminar por las mañanas o las tardes.
Por aquellos años el parque casi siempre permanecía solitario y de noche pocas personas se atrevían a cruzarlo porque decían que espantaban. La leyenda cuenta que al sonar la última campanada de las 12 de la noche en el reloj municipal, se aparecía un perro grande arrastrando una cadena.
Los muchachos más valerosos de las palomillas que iban al parque, varias veces llegaron a ocultarse entre los arbustos hasta después de la media noche para ver al perro, que nunca apareció.
Los domingos por la tarde era cuando el parque se veía más concurrido por familias que iban a escuchar a la banda de música que tocaba unas cuantas piezas, aprovechando los chamacos para correr por los andadores. Después volvía el silencio y la soledad en ese paseo.
Los días de celebración de las fiestas patrias, los espacios del parque eran invadidos por la muchedumbre. En el llano de enfrente, en la manzana donde años después se levantó la escuela 18 de Marzo, se colocaban palo y barril ensebado por prendas de vestir y sacos harineros con mercancía, puestos en lo alto del poste y en un extremo de la barra por donde se deslizaba el barril.
La subida al palo ensebado era más difícil que la hazaña del barril. Después del fracaso de varios candidatos, llegaba Alejandro, el hijo mayor de don Cenobio Castro, y con rara habilidad, en un dos por tres trepaba el resbaladizo poste.
JOSÉ MARÍA MORELOS
Don José María Morelos y Pavón, héroe y caudillo de la Independencia, nació en la antigua Valladolid, hoy Morelia, el 30 de septiembre de 1765; de padres humildes, don Manuel Morelos, carpintero de ascendencia indígena, y doña Juana Pavón. Murió en 1815.
Morelos inició sus estudios a la edad de 25 años en la escuela parroquial de la Hacienda de Tahuejo, para ingresar más tarde al Colegio de San Nicolás Obispo, de donde era rector Miguel Hidalgo y Costilla. Se ordenó sacerdote en 1799 y desempeñó su ministerio en los curatos de Churumuco y La Huacana. Luego pasó a Caramácuaro y Nocupétaro, curato que tuvo a su cargo hasta su ingreso a la lucha por la Independencia.
Asumió el liderazgo del movimiento independentista tras la muerte, en 1811, del cura Hidalgo (a cuya causa se había unido en 1810) y logró importantes victorias en el sur. Trató además de dar forma política a sus ideales de justicia e igualdad a través del Congreso de Chilpancingo, en 1813.