
El sexo me da risa
Con el peculiar sentido del humor de su realizador, Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar supo romper tabúes sobre el tema de la sexualidad. Es un imperdible clásico y un primigenio esbozo del talento del más conspicuo y prolífico director de comedia que haya conocido la cinematografía mundial.
Una vez fui secuestrado y mis padres actuaron inmediatamente: rentaron mi cuarto.
Woody Allen
EL JUEGO QUE TODOS JUGAMOS
Tras filmar su segunda película, la sátira sobre la situación política en América Latina La locura está de moda (Bananas, 1971), Woody Allen vio en el anaquel de una librería un título más que interesante: Everything You Always Wanted to Know About Sex (But Were Afraid to Ask). El libro en cuestión era un best seller de divulgación científica, autoría del doctor David Reuben, dispuesto a manera de preguntas y respuestas relacionadas al sexo. De inmediato el neoyorquino pensó en desarrollar a partir de esa frase su tercer largometraje.
Decidido a concretar su sátira cinematográfica, Allen tomó siete preguntas del citado volumen con la idea de plantear un mismo número de historias presentadas a manera de sketches que pretendieran dar respuesta a las mismas, a través de su peculiar agudeza. Es precisamente esa estructura episódica la que, vista la obra en su conjunto, le resta un poco en cuanto a ritmo y al resultado final. Sin embargo Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar (Everything You Always Wanted to Know About Sex [But Were Afraid to Ask], 1972) destaca como una de las mejores comedias dirigidas en la primera etapa dentro de la filmografía del realizador estadounidense, gags impregnados de un humor tan ácido como certero. Todo un tratado para ver al sexo desde un punto de vista divertido y de mayor apertura, dejando de lado visiones moralistas. Cinta que supo romper tabúes y bendecida por la originalidad y la gracia.
Rodada en escenarios naturales de California y estrenada el 6 de agosto de 1972 en la ciudad de Nueva York, Todo lo que siempre... fue de las 10 películas más taquilleras del año. En ella se puede percibir el interés de su director por conseguir una propuesta visual más lograda, en busca de superar sus anteriores trabajos. La fotografía de David M. Walsh, aunque de aspecto granuloso y áspero, tuvo el mérito de conseguir algunos -no muchos- momentos destacables gracias a la iluminación.
“EL SEXO ES SUCIO... SÓLO CUANDO SE HACE BIEN”
El primer capítulo se llama ¿Surten efectos los afrodisiacos?, y Allen parodia a Shakespeare. El bufón de la corte trata de conseguir las atenciones de la reina a través de una pócima elaborada por un hechicero, sin reparar en el hecho de que lo más fácil hubiera sido obtener la llave del cinturón de castidad.
En ¿Qué es la sodomía?, un médico se ha enamorado hasta la obsesión de la oveja de uno de sus pacientes habituales, un campesino armenio, y es descubierto por su mujer debido a su constante olor a chuletas de cordero y los restos de lana en su saco. De este capítulo se escucha una de las frases más características del filme: “El demandado ha cometido adulterio con una oveja. Lo más repugnante es que la oveja era menor de 18 años”. Sobresaliente actuación de Gene Wilder.
Aunque de un apartado visual sugerente y estilizado, ¿Por qué algunas mujeres tienen dificultad en alcanzar el orgasmo?, resulta el capítulo más flojo al parodiar al cine italiano, lo cual demanda mucha colaboración de parte de la audiencia para descifrar el humor implícito. Con todo, este capítulo fue de los que más satisfizo a su director por intentar integrar un cine de amplio aliento en lo visual al remedar instantes del legado de Antonioni y Fellini, agregando la comicidad y la inventiva. A propósito de lo anterior, Allen dijo en entrevista a Eric Lax: “El cine que busca la belleza es casi siempre un cine sin risas. Por eso cuando mejor lo he pasado en mi experiencia como cineasta es con la secuencia italiana de Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo, porque no tuve que pensar en nada más que en la forma de rodar con la cámara. No tuve que preocuparme de ver si se veía oscuro o taciturno, o si alguien quedaba medio en sombras o medio tapado, porque eso contribuía a darle comicidad a la secuencia, en la que satirizaba dicho estilo de filmación”.
En ¿Son los travestis homosexuales?, Lou Jacobi hace gala de una interpretación de primer orden como el tipo con la fijación de probarse calzones femeninos de encaje y faldas plisadas. ¿Qué son los pervertidos?, es una perspicaz crítica a los programas de concurso por televisión que se desarrolla con base en un humor absurdo y hasta surrealista, con una conclusión por de más hilarante.
El colmo del sinsentido llega con ¿Son exactos los descubrimientos de doctores y clínicas que llevan a cabo investigaciones y experimentos sexuales?, gratificante caricatura del cine de horror y el de catástrofe de serie B, en donde una ciudad se ve atemorizada por el ataque de un seno gigante que victimiza a la población rociando grandes cantidades de leche. En ella se incluye un genial diálogo a cargo de John Carradine en su papel de científico loco: “Yo fui el primero en explicar la relación que existe entre la excesiva masturbación y la afición a la política; y también fui el primero en defender que el orgasmo clitoral no debe ser exclusivo de las mujeres. También me ridiculizaron cuando construí un diafragma de 120 metros. Pero pasen por aquí. Usted, señorita, será la protagonista de mi más reciente experimento. ¿Ve a estos 19 boy scouts? Pues quiero medir sus respiraciones mientras abusan de usted”.
La película cierra con broche de oro mediante el genial episodio de ¿Qué ocurre durante la eyaculación?, sin lugar a dudas lo mejor y uno de los grandes momentos de la filmografía alleniana. En éste se representa el acto sexual desde la perspectiva del interior del aparato reproductor masculino. Allen interpreta a un temeroso y nervioso espermatozoide justo antes del momento de la eyaculación, que presa del pánico a lo desconocido se cuestiona: “¿Qué pasará conmigo si es una masturbación y termino en el techo? ¿Y si es un encuentro homosexual?”. Años después, el también director de Annie Hall (1977) confesó que en la estructura original planteó este capítulo como el primero mientas que el de la teta gigante era el final, pero acabó cediendo a las presiones de los productores.
Es por eso que los 87 minutos de duración de Todo lo que siempre... resultan una magnífica experiencia a disfrutar. En pocas oportunidades el ingenio y el humor en diferentes matices conviven de manera tan armónica. Un clásico irrepetible del cine de comedia, que si bien no es tenida como una de las principales obras de su realizador, es un digno ejemplo del manejo de la comicidad en la pantalla grande.
Correo-e: ladoscuro73@yahoo.com.mx
TODO LO QUE SIEMPRE QUISO SABER SOBRE EL SEXO
(Y NUNCA SE ATREVIÓ A PREGUNTAR)
Título original: Everything You Always Wanted to Know About Sex (But Were Afraid to Ask)
País: Estados Unidos
Año: 1972
Género: Comedia
Duración: 87 minutos
Producción: Charles H. Joffe; Jack Rollins, Jack Grossberg
Dirección: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Fotografía: David M. Walsh
Música: Mundell Lowe
Reparto: Woody Allen, John Carradine, Lou Jacobi, Louise Lasser, Anthony Quayle, Tony Randall, Lynn Redgrave, Burt Reynolds, Gene Wilder, Jack Barry