En el poniente de la ciudad, varias escuelas, desde preescolar hasta secundaria, cerraron sus puertas ante la inseguridad.
Desde hace una semana, los salones se quedaron solos. Los niños no volvieron a la escuela por miedo a quedar atrapados en una balacera. A la maestra “Norma” le da tristeza ver los pupitres vacíos pero sus alumnos ya no volverán a clases hasta el próximo ciclo escolar.
En el poniente de la ciudad, varias escuelas, desde preescolar hasta secundaria, cerraron sus puertas ante la inseguridad. Los padres de familia ya no llevaron a sus hijos a clases. Se cansaron de escuchar los disparos afuera de los planteles y de vivir con el miedo de que alguna bala haga blanco en los pequeños.
Los maestros pusieron candados en las puertas y tampoco regresaron. Sólo en la escuela de “Norma” todavía van los profesores pero ya buscan una sede alterna para reunirse y cumplir con su horario de trabajo.
En la escuela de la maestra “Norma” hay 480 alumnos pero este lunes sólo seis asistieron a clases. En todo momento, los pequeños permanecieron encerrados en un salón.
“El alumnado que tenemos son de las colonias aledañas al cerro, de ahí bajan todos los días, y ahora hay una situación de crisis en este rumbo. Desde la semana antepasada se suscitaron balaceras que pusieron en riesgo a los niños y a los padres de familia, porque se registraron a la hora de entrada, del recreo y de la salida de clases”.
Entre balacera y balacera, poco a poco los padres de familia decidieron no llevar a más a sus hijos a la escuela. “Y lo peor es que también abandonaron sus viviendas. Vienen y nos dicen que tuvieron que dejar todo, que no hayan qué hacer, que están muy asustados”.
La maestra dice que todos los planes de fin de curso se vinieron abajo: los últimos exámenes ya no se aplicaron y tampoco habrá celebración por la culminación del Ciclo Escolar 2010-2011.
“Todo se quedó truncado, en el aire. De pronto las aulas se vieron sin niños y eso nos duele. El jueves de la semana pasada apenas habíamos entrado a clases cuando los disparos se escucharon muy recio, hubo muertos y granadazos. Los papás regresaron de inmediato por ellos”.
Los padres de familia apenas se estaban animando a llevar a sus hijos de nuevo a la escuela pero las balaceras se recrudecieron en el poniente de Torreón desde la semana pasada.
“Se deciden a traerlos y sucede otra balacera. Dicen que en el camino se toparon con camionetas abiertas, con hombres disparando y esto ha provocó mucho pánico”.
Los maestros de la escuela donde da clases “Norma” buscan otra sede como una biblioteca, donde puedan cumplir con su horario de trabajo y hablar con los padres de familia, encargarles tal vez trabajos en casa a los alumnos, y hacer algo por rescatar parte del ciclo escolar.
“Ojalá que esta situación se controle de aquí a agosto cuando inicie el nuevo ciclo escolar. Tenemos la suerte, si se le puede llamar así, que estamos en fin de cursos porque muchos programas ya habían terminado”.
Sin embargo, la maestra “Norma” tiene muchas dudas sobre el futuro de su escuela, en donde estudian niños de las colonias Ricardos Flores Magón, Nueva Rosita, el Cerro de la Cruz, el Consuelo, Ana, entre otras.
“Como me maestra me siento frustrada y triste porque esta situación es el resultado de un problema en el que no tenemos nada qué ver. Es muy triste estar con los niños tirados en el suelo y empiezan a llorar porque tienen miedo de que les pase algo a sus papás, pues saben que van a venir corriendo por ellos”.
