
Comportarte correctamente mientras estás sentado a la mesa es muy fácil. Se trata de seguir una serie de consejos acerca de las cosas que conviene hacer y aquellas que es básico evitar.
Las modas van y vienen pero los buenos modales nunca pierden vigencia. Si crees que es innecesario respetar ciertas reglas a la hora de comer con otras personas, será mejor que te replantees esa idea, a menos que estés dispuesto a sacrificar una buena impresión y dejar de lado el respeto hacia los que te acompañan en la mesa.
A lo largo de la Historia, los seres humanos hemos vivido bajo normas y convencionalismos que regulan el comportamiento en las diferentes situaciones cotidianas, pero hoy en día mucha gente parece estar convencida de que la sociedad actual no se rige por dichas pautas, conocidas como buenos modales. De esas reglas, las que parecen cada vez más en el olvido son las de conducta en la mesa. Gran error.
Lamentablemente ese descuido va en aumento, motivado por muchas figuras del decadente jet set o del mundo del espectáculo, cuya inapropiada y vulgar forma de conducirse, que ellos justifican como ‘moderna’, es difundida por los medios de comunicación, para luego ser imitada por quienes las admiran -casi siempre los adolescentes.
No se trata de memorizar un grueso manual de urbanidad, o de vivir cada momento pendientes de obedecer un régimen estricto, ni de hacer reverencias o adoptar actitudes obsoletas, sino de saber lo básico de la cortesía que se espera de toda persona al entrar a un comedor. Si nos preocupa nuestra imagen y mostrar una buena educación, debemos reflexionar acerca de nuestro comportamiento al ‘compartir el pan’.
¿Has escuchado hablar del estilo? Cada individuo tiene uno propio. Pero cualquier estilo chic se desarrolla tomando en cuenta los cánones sociales, que en la mesa son vitales por el respeto que debemos mostrar hacia quienes nos acompañan alrededor de ella, sin importar que se trate de familiares, amigos, compañeros de trabajo, o simples desconocidos.
PASEMOS A LA MESA
Comportarte correctamente mientras estás sentado a la mesa es muy fácil. Se trata de seguir una serie de consejos acerca de las cosas que conviene hacer y aquellas que es básico evitar.
A continuación te presentamos una lista que te ayudará en este aspecto. Sigue los “siempre” y te lucirás por tus perfectas maneras, y eso te abrirá las puertas a cualquier comedor, desde el restaurante o fiesta más elegantes hasta la reunión más informal; la gente sabrá que cuenta con tu conducta impecable, serás el invitado ideal y derrocharás soltura y dominio de la situación. Pero sobre todo evita los “nunca”, son pequeños errores que pueden provocar incomodidad, rechazo y hasta asco entre el resto de los comensales.
Siempre:
-Siéntate en posición erguida y mantén los codos cerrados en tus costados.
-Apoya tus muñecas a los lados del plato.
-Las piernas siempre juntas y bajo tu silla.
-Coloca la servilleta abierta sobre tus rodillas.
-Divide los bocados en porciones pequeñas, que no te obliguen a abrir al máximo la boca.
-Si no sabes qué cubiertos utilizar, espera con discreción a que alguien más marque la pauta, para que no te equivoques.
-Si no puedes partir algunos elementos de la comida con los cubiertos, se vale hacerlo con las manos (por ejemplo el pan).
-Deja un poco de alimento en el plato o termínalo pero sin exagerar, que no parezca que quieres masticar hasta la loza.
Nunca:
-Sentarse con la espalda encorvada y los codos sobre la mesa.
-Extender las piernas, alcanzando los pies de quien está enfrente.
-Cruzar las piernas.
-Abrir los codos invadiendo el espacio del vecino.
-Empezar a comer antes que se terminen de servir todos los platos.
-Masticar con la boca abierta.
-Beber cuando todavía hay alimento en la boca.
-Tomar tu bebida (cualquiera: alcohólica o simple agua) de un solo trago.
-Hacer ruidos (sorber) al ingerir bebidas o caldos.
-Colgarse la servilleta al cuello como si fuera un babero (ojo: algunos restaurantes dan una mala pauta al colocar servilletas con un ojal para el botón de la camisa, ignora ese detalle y colócala en tu regazo).
-Lamer el cuchillo.
-Limpiar el plato con un trozo de pan.
-Mojar el pan en el vino o el café.
-Soplar a los platillos calientes (espera a que se enfríen por sí solos).
-Ofrecer a otro comensal lo que dejaste en el plato.
-Servirse de las salsas o fuentes de ensalada con los propios cubiertos (terrible falta de higiene).
-Apoderarse de los alimentos que están al centro (entradas, botanas, etcétera), y menos aún diciendo algo parecido a: “Si ya nadie quiere, yo me lo acabo”.
-Fumar en la mesa.
-Sonarse la nariz.
-Ventosear o eructar y para colmo jactarse de ello (además de incómodo y repulsivo, agrégale el mal olor que se presenta, ¡cualquiera querrá alejarse corriendo!).
-Secarse el sudor con la servilleta.
-Leer, telefonear o enviar mensajes por el celular durante la comida (parte esencial de comer con otros es la idea de convivir, y esas acciones te sustraen del momento).
BUENOS MODALES, BUENA COMPAÑÍA
Antropólogos, sociólogos, psicólogos especialistas en todos los aspectos de la vida y la naturaleza humana coinciden en que el hombre necesita un área propia, delimitada e intransferible: el espacio vital, que es tanto físico como auditivo. La violación a éste puede provocar graves tensiones o conflictos. Por ello al compartir la mesa, donde el área es tan reducida, los malos hábitos son intolerables, nadie quiere que invadan su espacio con codazos o pisotones bajo el mantel, ni que lo fastidien con ruidos o actitudes desagradables al estar ingiriendo los alimentos.
Cada momento que vivimos es propicio para demostrar que poseemos algo tan valioso como una correcta educación. Por ello debemos cuidar tanto lo que decimos como lo que hacemos, y tener presente que nuestra actitud en la mesa habla mucho de quienes somos.
Ya lo sabes: si deseas que tus amigos te inviten a comer, que seas requerido sin falta a las reuniones familiares o a las cenas formales de trabajo, comienza hoy mismo a seguir la lista de “siempre/nunca” y te darás cuenta de que cambiar algunos hábitos, pequeños pero inapropiados, te abrirá las puertas sociales. Recuerda que al niño se le corrige, al adulto se le evita, ¡no te quedes solo en la mesa!
Correo-e: dramayela@hotmail.com