
Memoria viva de Agustín Castro
Aunque ella tenía solamente 14 años cuando tuvo la oportunidad de conocer al general, una imagen persiste en su mente:
La de un hombre al que quienes le rodeaban querían mucho.
En los recuerdos de doña Socorro Navarrete viuda de Flores, de 87 años, está muy presente la imagen del general Jesús Agustín Castro, que aunque no eran parientes consanguíneos, la vida los llevó a ser familia de afecto.
"Mi papá, Manuel Navarrete se casó con una prima hermana de Agustín, María de Jesús, y tuvieron una hija, ella sí era pariente directa del general, y al morir su mamá mi papá se volvió a casar y fue cuando nos tuvo a nosotros, pero el general siempre nos consideró como de su familia", narra emocionada Socorro. Cuenta que durante su niñez su hermana mayor, Juanita, fue la que se encargó de criarlos, y cada vez que Jesús Agustín Castro iba a visitarla, el general se portaba muy bien con Socorro y sus hermanos, los que en aquel tiempo habitaban la casa de la calle Galeana No. 36 poniente, en Lerdo.
"Era un hombre muy bueno, muy querido por todos nosotros, pese a que nosotros no éramos directamente familiares nos quería mucho porque como nosotros vivíamos ahí con Juanita, su prima hermana, nos visitaba cada ocho días y me decía: 'dónde está tu abuela' y yo salía corriendo a decirle: 'Juanita, Juanita, te habla Agustín'. A nosotros nos quería muchísimo y platicábamos mucho con él".
SU RECUERDO
En aquel entonces ella tenía 14 años, y a sus 87 años aún tiene muy presente cómo era la imagen del general.
"Yo lo veía alto, blanco, bien dado, aunque estaba bajito. Su prima hermana Juanita decía que a él siempre le gustó andar en la Revolución".
Dice que cuando el general llegaba en un Jeep militar a visitarlos, la gente del barrio se emocionaba y decía: "Ahí viene el general".
"Era muy querido, recuerdo que una ocasión trajo a su esposa, una francesa, se llamaba Sara", recuerda.
Sobre la familia que le sobrevive Socorro contó:
"Ezguerra Castro son los parientes directos que le sobreviven y tienen una hija que le decía Otilita, pero no sabemos qué ha sido de ella".
Quien también tiene muy presente la imagen del general es Magaly Gámez Navarrete, quien aunque no fue pariente directo, tuvo la oportunidad de conocerlo.
"Yo tenía siete años cuando él falleció, y lo recuerdo siempre con su traje de montar, sus botas altas, su camisa caqui, su boina de cazador y su fusta de caballo".
SU DECESO
La noticia de la muerte de Agustín Castro dejó a su familia desconsolada, como narra Socorro y Magaly.
"Yo tenía 20 años cuando me avisó mi hermana Juanita, fue una tristeza tremenda para la familia", dijo Socorro. Por su parte, Magaly recordó. "Me acuerdo que a nosotros los niños nos pusieron un listón negro en el brazo porque estábamos de luto, apagaron el radio y taparon los espejos porque el general había muerto". Como familia de Agustín Castro tratan de mantener su legado vivo con los recuerdos y enseñanzas que él les dejó en vida.
UN POCO DE SU HISTORIA
Jesús Agustín Castro Rivera nació en Ciudad Lerdo, Durango, el 15 de agosto de 1887, siendo sus padres José Francisco Castro y María de Jesús Rivera. Realizó los primeros estudios en escuelas de Lerdo y de Durango, pero las condiciones económicas de su familia lo forzaron a realizar diversos trabajos a partir de 1902. Hacia 1910 era conductor de tranvías urbanos.
Fue maderista desde los albores del movimiento. Junto con Orestes Pereyra, Gregorio García y Antonio Palacios preparó la insurrección contra Porfirio Díaz en la Comarca Lagunera. El 20 de noviembre de 1910 secundó a Mariano López Ortiz, vicepresidente del Club Antirreeleccionista de Torreón, y con 100 hombres a sus órdenes se apoderó de la plaza de Gómez Palacio, aunque poco después fue desalojado por el Ejército Federal. Después de varios hechos de armas logró tomar la población de Indé, Durango, con la ayuda del jefe maderista Maclovio Herrera. Continuó reclutando gente y tomó Nazas, Mapimí, Bermejillo, Ciudad Lerdo y Tomez, llegando a ocupar Torreón y Gómez Palacio, defendidas por el general Emiliano Lojero. Su importancia en el movimiento armado contra Porfirio Díaz fue tal que ascendió al grado de coronel y Francisco I. Madero lo nombró jefe del movimiento revolucionario en La Laguna. Posteriormente lo hizo inspector de fuerzas rurales provenientes del Ejército Libertador en la misma región. Con tal puesto defendió a Coahuila de los ataques de las tropas orozquistas encabezadas por Benjamín Argumedo en 1912. Combatió en la Decena Trágica a los alzados de la Ciudadela; a la caída de Madero se sublevó con sus fuerzas, acuarteladas en Tlalnepantla, desde donde se dirigió al norte para unirse a las fuerzas carrancistas.
SOCORRO NAVARRETE
Familiar del general