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E-drugs

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

En el mercado virtual existen algunos sitios que no las ofrecen como drogas, sino como auxiliares en el mejoramiento de la calidad de vida.

En el mercado virtual existen algunos sitios que no las ofrecen como drogas, sino como auxiliares en el mejoramiento de la calidad de vida.

Cynthia de la Cruz

Dosis de placer, alegría, euforia, energía o alucinaciones es lo que ofrecen algunos sitios de Internet que venden sonidos con nombres tan conocidos como marihuana, LSD, peyote o cocaína ¿Fraude? Quizá sí, quizá no; júzguelo usted mismo.

¿E-drugs? Suena tan irreal como lo fue en su tiempo el e-sex y sin embargo este último sigue vigente, entrelazando emociones de amantes furtivos que se conforman -al menos si es su único recurso momentáneo- con las sensaciones que genera su mente. Pero las también llamadas drogas electrónicas tienen fundamentos que en principio no suenan descabellados, pues son desarrolladas con base en los procesos electroquímicos del cerebro humano.

Aunque en la red es posible encontrar información respecto a este tema, incluidos varios artículos en algunos de los diarios más reconocidos a nivel internacional, en un alto porcentaje los testimonios disponibles al respecto provienen de jóvenes anónimos, por lo cual decidimos realizar una prueba para “que no nos cuenten”. Le explicaremos la teoría y nuestra experiencia a fin de que usted, amable lector, dé su mejor opinión.

EL VIAJE DEL SONIDO

A través de los diferentes sitios de Internet que las venden, las e-drugs ofrecen ‘viajes’ muy similares a los que tienen acceso los consumidores de diferentes sustancias adictivas. También dosis de orgasmos, sensaciones de muerte o miedo, contacto con otras dimensiones, felicidad y hasta sentimientos de amor colegial; demasiado ambicioso, pero es lo que anuncian sin el menor remordimiento. ¿Qué tan real puede ser?

Si bien el cerebro es el órgano con más interrogantes y misterios, se sabe que cada parte del mismo se estimula o resuena al recibir frecuencias externas. El oído humano puede escuchar sólo un rango de frecuencias que va de los 20 a los 20 mil hercios (Hz); pero hace más de un siglo cierto investigador alemán descubrió la capacidad que tiene nuestro cerebro para detectar otras si en cada oído escuchamos un sonido de frecuencia similar. Por ejemplo si en el derecho colocamos uno de 400 Hz y en el izquierdo otro de 410, percibiremos una frecuencia de 10 Hz y las ondas cerebrales se ajustarán a ella. Los sonidos diseñados para funcionar de esta forma deben escucharse con audífonos para que tengan tal efecto y se les denomina ritmos binaurales.

No fue sino hasta la década de los setenta que los investigadores se interesaron en ellos. Han sido utilizados con fines terapéuticos en casos de psicosis y autismo, pero como creatividad es lo que le sobra al hombre, ahora surge un negocio que en los términos más simples intenta inducirnos a estados alfa, beta, delta o gamma, definiendo cada uno de ellos el grado de actividad cerebral y por tanto la forma en que nos sentimos.

Hasta aquí todo debería de resumirse en pasar de la vigilia al sueño o de la concentración a la distracción, no obstante como ya se mencionó las e-drugs prometen mucho más. Luces apagadas, computadora con audífonos, una silla cómoda y el primer voluntario son dispuestos para iniciar nuestro experimento casero, sin método científico alguno.

¿QUÉ SE SIENTE?

Los resultados de nuestra pequeña investigación fueron tan sorprendentes como contradictorios. No está de más aclarar que de ninguna manera promovemos o apoyamos este concepto, la búsqueda de mejores estados de ánimo o de generar cambios en nuestro entorno y la forma en que lo vemos siempre será una decisión personal, así como los métodos y recursos para lograrlo.

Sin afán de sugestionar, le diremos que las dos terceras partes de nuestros voluntarios tuvieron sensaciones entre agradables y perturbadoras durante el proceso: luces de colores, olores y sonidos muy nítidos, visiones de pitufos, mujeres lunáticas de largas piernas como saltimbanquis, y sombras deslizándose ante los párpados cerrados; además miedo, tranquilidad y taquicardia, entre otras sensaciones igual de inexplicables.

El primer ‘conejillo de indias’ tuvo náusea después de una dosis de ‘peyote’, y aunque habitualmente padece insomnio esa noche durmió como lirón, si bien al día siguiente se hizo presente una resaca meritoria de remedios populares. Otro de los voluntarios no sintió nada en absoluto después de administrarle por 35 minutos el mismo alucinógeno auditivo, pero en el transcurso de la ‘ingestión’ estuvo complacido y divertido, viendo salir vapor de todos los muebles y objetos cercanos, y percibiendo un aroma de flores que en definitiva no emergía de los papeles archivados por varios años.

Como no todo podía ser perfecto, también hubo quien expresó que le daba lo mismo la vida antes, durante y después de probar el ‘psicotrópico’ digital, pues no notó diferencia alguna entre éste y lo que le produciría escuchar una canción cualquiera.

PARA HACERLAS SONAR

De acuerdo a la investigación realizada, los sonidos de las diferentes e-drugs son muy parecidos; lavadoras, televisiones descompuestas y algunos otros como silbidos agudos vienen a la mente. La fuerza de los motores de un avión despegando que llega a usted en forma de ruido es una buena comparación con algunos de ellos.

Cabe mencionar que las frecuencias auténticas (en la red abundan archivos -por ejemplo, en YouTube- que se anuncian como tales, pero usualmente son piezas de música electrónica) en general tienen un costo, y si bien visitando diversas tiendas en línea es posible obtener algunas muestras gratuitas, para tener acceso a la mayoría de los archivos de audio o a dosis completas es preciso recurrir a una tarjeta de crédito.

En el mercado virtual asimismo existen algunos sitios que no las ofrecen como drogas, sino como auxiliares en el mejoramiento de la calidad de vida, combinándolas con música y ritmos más agradables que entre sus supuestas virtudes alivian el estrés, la depresión o la ansiedad por comer. Conforme a la publicidad, usted puede incluso volverse rico o encontrar al amor de su vida con sólo escuchar a diario el producto que traiga tales indicaciones en la etiqueta, y sin duda habrá quién pague por ello, ilusionado, desde 2.5 hasta 199 dólares.

¿PELIGROSAS?

Según muchos expertos con las e-drugs no hay riesgos de adicción. Tampoco tienen reacciones secundarias, sin embargo otros investigadores menos optimistas sugieren que después de un uso prolongado podrían presentarse problemas auditivos o nerviosos, aunque todavía no existe evidencia que lo confirme o lo niegue.

El hombre siempre ha buscado bienestar a cualquier precio; desafortunadamente los satisfactores fugaces como el alcohol, el cigarrillo o las drogas nos desligan de las responsabilidades que tenemos con el mundo real, alejándonos de lo maravilloso que es ser dueños de nuestras emociones, actos y sensaciones. No obstante, si esta clase de ‘pasatiempos’ puede aligerar el estrés de un mundo loco o ayuda a aumentar la creatividad, o acelera el proceso de aprendizaje (también hay frecuencias para esto), tal vez las e-drugs merezcan el beneficio de la duda. La decisión de probarlas, desde luego, es cuestión personal.

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