Científicos estadounidenses investigan si los pacientes con daños cerebrales pierden realmente la memoria o desarrollan una "memoria falsa" que les impide distinguir los objetos familiares de los nuevos.
Según explica la doctora Stephanie McTighe, de la Universidad de Cambridge, y su equipo, hasta ahora cuando una persona que había sufrido algún tipo de daño cerebral manifestaba pérdidas de memoria se atribuía a que la información se había perdido como consecuencia de la lesión o resultaba inaccesible.
Sin embargo, los investigadores ofrecen una explicación alternativa que vinculan la memoria no sólo a una región del cerebro, sino a varias áreas que interactúan a la vez, en las que también intervienen los estímulos recibidos del exterior.
Basándose en un estudio hecho con ratas de laboratorio, publicado en la revista Science, los pacientes con algún daño cerebral en lugar de ver los objetos familiares como nuevos, podrían estar viendo objetos nuevos como familiares, creando una especie de "memoria falsa" por sí mismos.
En el estudio se presentó a los roedores un objeto familiar y uno nuevo por separado, en lugar de forma simultánea -como se hecho hasta ahora en la mayoría de las pruebas de estudios con la memoria- y analizaron la respuesta de las ratas con daño cerebral y las sana.
Normalmente, las ratas sanas dedican menos tiempo a investigar el objeto familiar, lo que demuestra algún tipo de recuerdo, y más tiempo a investigar el objeto nuevo. Sin embargo, detectaron que las ratas con daño cerebral respondieron como si reconocieran ambos objetos.
Cuando los investigadores colocaron a las ratas en un ambiente oscuro, para limitar sus estímulos visuales, descubrieron que las ratas con daño cerebral ya no confundieron los objetos familiares de los nuevos.
Este hallazgo implica que el constante bombardeo de estímulos visuales a los que está sometido el cerebro cada vez que abrimos los ojos, tiene poder para influir en los recuerdos fragmentados en el cerebro que podrían no haberse desarrollado completamente o no se habían establecido.
El estudio sugiere que la pérdida de memoria después de un daño cerebral se puede entender mejor, no en términos de pérdida de un sistema dedicado a un tipo específico de la memoria, por ejemplo, a largo plazo frente a corto plazo, si no en función de las representaciones de los estímulos que contienen las diferentes regiones.
Según este punto de vista, las personas con daños en determinadas regiones no deben ver alterada sólo un tipo particular de memoria, sino también las funciones cognitivas que requieren representaciones de estímulos complejos.
La combinación de estos resultados con los de estudios previos sugieren que hay áreas específicas del cerebro que contribuyen a la formación de la memoria y no sólo una determinada región del cerebro.
El equipo considera que este descubrimiento abrirá el debate para investigar un nuevo concepto sobre cómo el cerebro procesa la memoria.