
Cabañas está a dos dianas de completar el centenar de goles, desde su arribo al futbol mexicano en el Apertura 2003. (Archivo)
Boquiabierto, con esa mirada incrédula, cabello corto, envaselinado, y físicamente cuidado, corpulento. Es Salvador Cabañas Ortega, paraguayo de nacimiento, quien carga sobre sus fornidos hombros con el orgullo americanista.
Las arracadas —sólo ausentes de sus orejas durante los partidos— adornan sus grandes lóbulos y, en pleno trote, descubre un abdomen propenso a crecer.
“O’Gordinho” le dicen los periodistas brasileños, en son de mofa, pero el artillero sabe acribillar clubes de ese país en torneos sudamericanos. Le hizo un par de tantos al Santos, de Pelé, en cuartos de final de la Copa Libertadores 2008; otros dos al Flamengo, al que eliminaron las Águilas en octavos de final, en la misma edición libertadora.
No sólo a ellos. En el torneo mexicano, Cabañas está a dos dianas de completar el centenar de goles, desde su arribo al futbol mexicano en el Apertura 2003.
Campeón de goleo (11) con Jaguares, en el Clausura 2006, Salvador es amante del silencio.
Sus compañeros necesitan acercarse cada que el habla con ellos, porque su voz tenue parece secretear a cada instante. Y ante los micrófonos, Cabañas pasa de largo. Raro es cuando se detiene en rueda de prensa y al primer cuestionamiento incómodo, sacude la cabeza y emprende la marcha.
Pero a la hora de enfrentar a los porteros rivales, el delantero del América está apto para sacar adelante a su equipo, aún en los peores momentos históricos de la institución azulcrema.
A sus 28 años, el nacido en Asunción es soporte también de la selección de Paraguay, a la que ha contribuido a lo largo de la actual eliminatoria mundialista con tres goles, siendo curiosamente uno de los tantos contra los brasileños. Forma parte del país líder de todo Sudamérica.