Pasa del teatro al celuloide

Al transitar del teatro inglés al cine hollywoodense, Sam Mendes aprendió una lección sencilla, pero importante: “Si tú gritas en el teatro, la gente piensa que te has vuelto un poco loco. Pero si tú alzas la voz en un set de cine, la gente se pone a trabajar un poco más duro”.

Mendes transitó los 90 trabajando en el ambiente teatral de Londres. Apenas había salido de la Universidad de Cambridge cuando participó en el Festival de Teatro Chichester y enseguida dirigió a Judi Dench en una obra que le valió su entrada a la Real Compañía Shakespeare.

Steven Spielberg vio en él suficiente talento para producirle su primera película, aunque su salario fue de apenas 150 mil dólares, de acuerdo con el archivo de datos IMDB.

Esa primera cinta fue Belleza Americana, que ganó el Oscar como Mejor Película. A partir de entonces, el director ha hecho películas con intervalos de dos o tres años. Algunas de ellas han resultado incomprendidas por el público y críticos estadounidenses, como fue el caso de Soldado Anónimo, que aunque era un cinta antibélica, no se detenía en alegatos moralistas o panfletarios, sino en los dilemas de esos soldados que están en medio del desierto supuestamente defendiendo a su patria, aunque nunca ven la cara de sus enemigos.

Mendes comprendió muy bien lo que sucedió: “Siento que ha sido mejor entendida en Europa. Parece que en EU estuviéramos hablando de una película diferente. Básicamente Soldado Anónimo desobedece todas las leyes de las cintas hollywodenses y no sólo las reglas políticas que te exigen declarar de qué lado de la guerra estás. En Europa existe la sensación de que la cinta se inserta en la tradición de películas sobre lo absurdo e inútil de las guerras. Tiene más relación con Beckett y Sartre que con Oliver Stone. En Estados Unidos tienen la idea de que yo quise hacer una película tipo Oliver Stone y que fallé.”

Actualmente, Mendes presenta su nueva propuesta cinematográfica, la cual realizó junto a su esposa Kate Winslet y Leonardo DiCaprio: Revolutionary Road, traducida en México con el título Sólo un Sueño, que es mucho más descriptivo, pero también inexacto e ingenuo. La cinta es, en efecto, un largo trayecto hacia el interior de dos personas que se aman. Tiene, incluso mucho que ver con la literatura de Leon Tolstoi, en donde la acción se desarrolló básicamente al interior de los personajes.

Respecto a su vida actual, Mendes señala: “Mi proceso de hacer películas es lento y lo disfruto mucho. Y me gusta regresar al teatro cada vez que termino una cinta”.