Soldados israelíes avanzan a través de un agujero de un edificio palestino durante la operación contra militantes de Hamas en la Franja de Gaza. Al cumplirse trece días de la ofensiva, Israel ha intensificado los asaltos terrestres a gran escala en Gaza en un esfuerzo por terminar con los ataques contra el Estado judío. (EFE)
Pide el Consejo de Seguridad un alto el fuego inmediato en Gaza, con la abstención de EU.
Un miembro de Jezbolá y ministro del Gabinete libanés negó ayer que la milicia tuviera participación en el disparo de cohetes del Sur del Líbano a Israel.
El ministro de Trabajo, Mohammed Fneish, dijo que Jezbolá no tenía conocimiento del ataque.
Por lo menos tres cohetes fueron disparados desde el Líbano, e Israel respondió con algunos disparos de artillería.
El Gobierno libanés intentaba determinar qué grupo fue responsable del lanzamiento ayer de los cohetes Katyusha y subrayó su compromiso por la paz, mientras crecían los temores de la apertura de un segundo frente en la guerra que libra Israel contra Hamas en la Franja de Gaza.
El primer ministro libanés, Fuad Saniora, criticó los ataques contra Israel así como el contraataque israelí. Saniora señaló en un comunicado que los cohetes lanzados contra Israel desde el Sur de Líbano estaban destinados a debilitar su Gobierno.
Tres cohetes Katyusha fueron lanzados hacia Israel desde una zona al Norte del pueblo costeño de Naqoura en Líbano, informaron funcionarios de seguridad libaneses. Otras fuentes, en cambio, hablaron del lanzamiento de dos cohetes. Inicialmente no se dieron razones para explicar la discrepancia.
“Lo que sucedió hoy (ayer) es una violación a la Resolución 1701” dijo un funcionario libanés, con respecto a la resolución de la ONU que terminó la guerra con Israel.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó ayer, con la abstención de EU, una resolución que insta a la declaración de un alto el fuego inmediato en Gaza, la retirada de las tropas israelíes y la entrada sin impedimentos de ayuda humanitaria al territorio palestino.
El documento elaborado por el Reino Unido, en colaboración con Francia y los países árabes, expresa el apoyo de los miembros del organismo de Naciones Unidas al plan propuesto por Egipto para lograr una tregua duradera y sostenible.
La resolución “resalta la urgencia e insta a un alto el fuego inmediato, duradero y respetado por completo que conduzca a la retirada total de las fuerzas israelíes de Gaza”.
Hace “un llamamiento al suministro y distribución sin impedimentos por toda Gaza de asistencia humanitaria, lo que incluye alimentos, combustible y tratamiento médico”.
SITUACIÓN INACEPTABLE
Horas antes, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, consideró “inaceptable” que el organismo multilateral no pueda distribuir ayuda en Gaza, tras el ataque israelí contra un convoy de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
La portavoz de la ONU, Michele Montás, dijo que el secretario general condena la acción de las tropas israelíes contra los camiones de la agencia, que causó la muerte de uno de sus empleados y llevó a que sus responsables suspendieran sus operaciones.
“La UNRWA se ha visto obligada a suspender la distribución de alimentos por no poder garantizar la seguridad de su personal. Es inaceptable que la ONU no pueda proporcionar asistencia en esta crisis humanitaria, que se está agravando”, apuntó Montás.
Señaló que la información proporcionada por las agencias de la ONU indica que el ataque se produjo durante la tregua de tres horas proclamada por los israelíes.
Cuatro empleados de la UNRWA han fallecido en trece días de la ofensiva de Israel. La ONU mantiene estrechos contactos con autoridades israelíes para investigar éste y otros incidentes, para evitar su repetición, dijo Montás.
“El secretario general hace de nuevo un llamamiento a un alto el fuego inmediato que facilite el acceso humanitario completo y sin restricciones (a Gaza), y permita a los cooperantes trabajar con seguridad para llegar a todos los que necesitan ayuda”, agregó la portavoz.
‘La ciudad que yo conocía ya no existe’
“Estoy viviendo solo en mi oficina. Mi esposa y mis dos hijos se instalaron lejos de aquí luego de que nuestro departamento quedó hecho escombros. A la mezquita que frecuento desde niño le volaron el techo. Todos los edificios gubernamentales que frecuento están destruidos”.
Luego de varios días de bombardeos israelíes, “la ciudad que yo conocía y la vida que yo hacía ya no existen”, señala Ibrahim Barzak, corresponsal de AP en la Franja de Gaza.
La Ciudad de Gaza, donde viven unas 400 mil personas, dejó de tener agua potable cuando se acabó el combustible que alimenta las plantas eléctricas que posibilitan el bombeo. “Mientras en el exterior la gente ve lo que sucede por televisión, aquí nos enteramos de las noticias escuchando radios que funcionan con pilas. Las tiendas de comestibles están cerradas y escasean los alimentos”.
Los hospitales dicen que más de 600 palestinos murieron en la ofensiva de Israel contra Hamas, al movimiento radical islámico que gobierna Gaza. Buena parte de las víctimas son civiles.
“En el tercer día de los bombardeos aéreos israelíes, el edificio donde vivo fue alcanzado por bombas dirigidas a un complejo gubernamental cercano que ocupaban militantes de Hamas.
“Mi hermano sacó una foto de la habitación donde alguna vez durmieron mis hijos, Hikmet, de dos años, y Ahmed, de seis meses. Sus juguetes estaban rotos, las balas de metralletas habían perforado el armario y la pared de la habitación se había venido abajo. No sé si podré volver algún día”, señala Barzak.
El Ejército israelí difundió un video del ataque al complejo de Hamas, el cual fue colocado en YouTube. “Se observa el momento en que mi edificio es bombardeado. Veo el video obsesivamente”.
Hay pocos autos en las calles, casi siempre de periodistas, ambulancias o vehículos llenos de personas que parecen estar huyendo, con colchones en los techos. “Quién sabe a dónde irán”, dice Barzak.
“Los helicópteros israelíes sobrevuelan la ciudad. Escucho estallidos a lo lejos. Las calles están siendo destruidas por las explosiones.
“Me dirijo al Centro de la ciudad, tratando de demostrarme a mí mismo que todavía puedo hacer algo que siempre hice, manejar por la ciudad.
“Llego a la escuela católica en la que estudié, a la que me llevaba mi padre todos los días. El edificio está dañado. Me paro frente a él y me pregunto si algún día podré acompañar a mis hijos a esta escuela”.
