Jacqueline Bracamontes (ARCHIVO)
MEXICO, DF.- Podría decirse que Jacqueline Bracamontes está acostumbrada a los reflectores. Primero porque su papá fue entrenador de las Chivas del Guadalajara, uno de los equipos más populares de futbol y después por ser Nuestra Belleza México 2000, con la que obtuvo el pase a Miss Universo donde, dicen, era la favorita para ganar, pero cuestiones políticas lo impidieron.
Pero la tapatía de 29 de años, que mañana lunes por la noche se verá en la pantalla chica con el estreno de la telenovela “Sortilegio”, comenta que eso no es fácil. Debe cuidar una imagen. Y a veces hay por ahí algunas personas que pueden caer en el extremo de solicitarle cosas.
—¿Hay algo que extrañas de ser incógnita?
De repente eso de que quiero irme a comer unas quesadillas al Ajusco, a un lugar extraño, en pants, y que la gente no diga nada. Digo, la gente es muy linda conmigo, pero de repente no me gustaría que dijeran que no soy tan bonita en persona (risas). ¡Qué pena, pero no importa! Es parte del show.
—¿Todavía puedes decir a un fan que espere, mientras estás comiendo?
(Risas) No tengo problemas en que se me acerquen y me pidan un autógrafo. Lo que les digo es: “claro que sí, con mucho gusto, sólo déjenme terminar”. Una cosa que odio es que cuando voy sin maquillaje, pues te pones lentes para no verte tan mal, me piden una foto y me piden que me los quite. Yo les digo que no, que así está bien, que con la sonrisa van a saber que soy yo. ¡Casi me los quieren quitar”!
—¿Y hay que ser tolerante?
Sí, por supuesto, no queda de otra.
—Ya vas en tu quinta telenovela, nada mal para la niña que ganó Nuestra Belleza.
Lo curioso es que a lo mejor antes de entrar al concurso no quería ser actriz, pero cuando entré al medio se me despertó esa obsesión. Y mucha gente no me tenía fe, claro, tenía que demostrar que sí podía.
—¿Te costó trabajo ganarte ese lugar?
Pues demostrar que no era una niña de cara bonita nada más. Cuando eres parte de Nuestra Belleza dicen que ganas por ser bonita y tener buen cuerpo. Cuando entré a la telenovela (Alebrijes y rebujos, 2004) se tuvo que demostrar que había talento.
—¿Luchaste con el estereotipo de cara bonita, no piensa; cabello largo, no ideas?
No es que nadie me lo haya dicho directamente, pero tú lo sabes. Lo bueno es que cuando alguien se sienta a conversar con alguien, se da cuenta que hay más adentro.
—¿Qué ha pasado con tu faceta de comentarista deportiva? Ya fuiste a un Mundial de Futbol
En el trabajo, dormida, estoy metida en la actuación, en cuanto a lo fanática pues sigue, lástima que mis Chivas no llegaron a las finales.
—¿Fue complicado elegir entre ser conductora de deportes o seguir una carrera como actriz?
Las dos cosas me gustan mucho, después de todo el futbol lo aprendí mientras mi papá (Jesús Bracamontes) hacía sus anotaciones. Pero cuando entré a Televisa dije: “quiero protagonizar una telenovela con Carla Estrada que se vea a las nueve de la noche, y me estuve preparando mucho para ello”.
— Dicen que para una mujer, tener como jefa a otra, es más complicado, porque debes demostrar más ¿ha sido tu caso?
No me ha tocado, aunque sí he tenido que trabajar con personas de carácter fuerte, con mucha presencia, empezando por Lupita Jones, luego Adela Micha, pero ambas se portaron divinas conmigo. Ahora con Carla me identifico mucho, porque es igual de perfeccionista.
¿Cuándo fue la última vez que alguien te preguntó si realmente sabías de futbol?
(Risas) Todo el tiempo, pero comienzo a decir que sí fue falta una jugada, que tal jugador y se dan cuenta que sí sé. Es algo que impacta a los hombres, dicen: “caray, es la mujer perfecta” (risas).
Eso de que te hayan visto al principio como una cara bonita y que crean
que no sabes de futbol, ¿son cosas machistas?
Pero eso pasa en todos lados. Durante el Mundial (en 2002) fue impactante ver cómo reporteros hombres decían: “ésta que hace aquí”. Obviamente el mundo del deporte está dominado por hombres, me refiero a los que se encargan de comunicarlo, pero poco a poco hemos ido creciendo.
