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EL DIVÁN ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL DIVORCIARSE?

LIC. JOSÉ ANTONIO MIRANDA HERNÁNDEZ

Existen desde mi punto de vista varios factores que complican esta decisión, dentro de los que se contemplan los sociales, familiares y los personales o individuales.

El factor social influye debido a que somos una cultura judeocristiana en el que la culpa y el control son parte fundamental de la relaciones. Se le asigna a la familia un papel predominante y se trata de mantener la unión de pareja a pesar de existir elementos claros de violencia conyugal. Se piensa que la familia es el mejor lugar para vivir a pesar de que en muchas ocasiones es donde se producen las situaciones más traumáticas para todos sus miembros. Un ejemplo de esto es el hecho de que dentro de los matrimonios en México el 75 por ciento de las ocasiones se ha vivido algún tipo de violencia, está predominantemente hacia las mujeres y hacia los hijos.

Los factores familiares van de la mano con los sociales ya que la familia presiona a la pareja para que no tome ese rumbo, aduciendo que los hijos van a crecer sin padre, que el hombre siempre necesita una pareja, que una mujer sola con hijos es mal vista, etc. Usted estimado lector pensará que estas ideas son de la era de las cavernas, pero le sorprendería darse cuenta de que están más vigentes que nunca. Un ejemplo de lo que se dice son los matrimonios que duran más de 30 años juntos y cuando los hijos se casan, se separan y se van a vivir con su respectiva pareja o solos, porque el único fin de la relación era ser padres casados y no como pareja que es el fin principal de la unión.

Otro ejemplo más común son los matrimonios que perdonan las infidelidades de sus parejas un número indefinido de veces, y a pesar de eso se sigue con el compromiso de estar casados cuando en realidad la relación tiene años de fracturas y lesiones.

En lo concerniente al plano individual existen las relaciones psicopatológicas, es decir, las que no tienen una vinculación sana o mantienen una adicción a la pareja. No pueden vivir sin ella o sin él, pero tampoco pueden vivir con ellas. Esto se advierte en los matrimonios que la mayoría de las veces están peleando o discutiendo. La gente cercana a ellos les dice ¿Cómo pueden vivir juntos si siempre se están peleando? La respuesta es precisamente discutimos porque el fin es estar juntos, no necesariamente bien.

Pudiéramos hablar de muchos ejemplos que desafortunadamente abundan en nuestra sociedad, pero lo que tendríamos que pensar es en soluciones a este tema que cada vez es más preocupante dentro de nuestra sociedad, ya que una de cada tres parejas se divorcia, lo cual lejos de verlo desde el lado culpígeno de que está mal divorciarse, lo tendríamos que ver por el hecho de que la mayoría de los mexicanos fracasamos en nuestros proyectos de pareja, ya que finalmente nadie nos casamos pensando en que nos vamos a divorciar.

Podríamos cuestionarnos si estamos dando los adultos una visón a los jóvenes de que el matrimonio es aburrido, monótono, incluso sofocante o les estamos dando una imagen a través de los medios que el vivir en pareja es algo así como amor y paz y que debe durar mientras sea bello, ya que si no lo es, te puedes divorciar a los dos días de haberte casado. O las diferentes religiones que ofrecen pláticas prematrimoniales donde lo que se busca es cumplir con el requisito burocrático y no con el objetivo de clarificar las expectativas de lo que cada uno entiende por matrimonio y compromiso.

Considero que el divorcio definitivamente no es una decisión fácil y sencilla. Como tampoco es la de vivir en pareja, pero en la medida que conozcamos nuestras necesidades y, expectativas así como el grado de compromiso de cada uno de nosotros sea mayor, va a existir una mayor capacidad para que mis actos sean más congruentes con lo que pienso y digo.

Invito pues a hacer una reflexión para ver si en nuestra relación no falta imprimir más compromiso e intimidad, y si no es el caso buscar ayuda profesional para determinar qué me corresponde cambiar a mí y que a mi pareja.

Finalmente la decisión es de dos. ¿No le parece?

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