
Roberto Gómez Bolaños festeja 200 presentaciones de su comedia 11 y 12. (Jam Media)
“Estoy muy cerca de los 80 años”, dijo Roberto Gómez Bolaños Chespirito, como si fuera cualquier cosa vivir ocho décadas. Mejor aún, celebrarlas arriba del escenario del Teatro Libanés, donde presenta desde hace siete meses 11 y 12, obra que por cierto implica una fuerte dosis de comedia física.
De hecho, en el estreno el año pasado Gómez Bolaños terminó agotado y la voz lo quiso traicionar durante la función. Ahora que lleva 200 representaciones, el comediante ha rejuvenecido. La voz le ha vuelto y ha recuperado aquella agilidad que lo hiciera famoso en rutinas con “El Chapulín Colorado.” No tiene la misma fuerza de la juventud, pero durante este tiempo ha conocido la magia del teatro que todo lo cura.
Por eso mismo sonó tan extraño el comentario que le dirigió al padrino que develó la placa por las 200 funciones, Jaime Camil. Gómez Bolaños le dijo: “Quiero felicitarlo por el trabajo que hace con el cuerpo en la comedia; es algo que nadie hace en México ni en el mundo”. Y Florinda Meza fue más halagadora: “Tú eres el heredero de nuestro Mauricio Garcés”. Camil respondió con humildad y honestidad: “Ya me puedo morir, alguien dispáreme en la cabeza por favor”.
Además de buen comediante y heredero de Garcés, también le dijeron que era el “hombre más guapo de México”. Este último adjetivo sí sonó coherente y hasta fue avalado por un montón de mujeres histéricas.
Entre ellas había un grupo especialmente entusiasta que llegó temprano para “cazar” a Camil. De hecho lo vieron llegar en su camioneta y lo persiguieron hasta la puerta trasera, por donde entró de incógnito. Desilusionadas por no haber conseguido ni una sonrisa de su ídolo, dijeron: “Nos falta colmillo para atraparlo”.
Jaime Camil entró hacia las butacas justo cuando se abrió el telón. Miró con atención las primeras escenas, pero la primera carcajada la soltó cuando apareció Gómez Bolaños en su papel de Eloy Madrazo, chofer de un tráiler de 40 toneladas que atropella a Cristóbal y le mutila los… números 11 y 12. Porque Madrazo inventó una técnica para nombrar partes del cuerpo, empezando por los ojos. La numeración avanza hacia abajo hasta llegar al 11 y el 12, dos órganos muy apreciados por los hombres.
Cristóbal queda mutilado a y consecuentemente sin poder tener hijos. Ahí empieza el desarrollo de esta comedia que tuvo una primera temporada de más de dos mil funciones agotadas hace tres lustros y que ahora ha regresado para darle más vida a Gómez Bolaños, quien además de las funciones en el Libanés de la ciudad de México, intensificará la gira por el interior de la República. Todo eso, mientras prepara la fiesta por sus 80 años.