
La vigorexia, es la obsesión por un cuerpo vigoroso y las personas que la padecen, sobre todo los varones. (Archivo)
La obsesión por perder peso lleva a un gran número de personas, sobre todo jóvenes, a verdaderos círculos depresivos, además de trastornos alimenticios bien definidos como la anorexia y la bulimia, afirmó una especialista en nutrición.
"El culto al cuerpo ha esclavizado a muchos a costa de enormes beneficios económicos para importantes compañías", dijo Marta Cuervo, dietista-nutricionista del Instituto de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Navarra.
Comentó que si bien la anorexia y la bulimia son los trastornos alimenticios mejor definidos, existen otras enfermedades derivadas de la obsesión por una buena figura.
La vigorexia, por ejemplo, es la obsesión por un cuerpo vigoroso y las personas que la padecen, sobre todo los varones, se consideran débiles y enfermos aunque tengan cuerpos musculosos, de acuerdo con la especialista.
Cuervo agregó que quienes padecen esta enfermedad alteran gravemente su patrón de alimentación, ingieren lo que consideran proteína pura, suprimiendo alimentos que el organismo requiere y además hacen del gimnasio su segunda casa.
La experta, licenciada en Ciencias y Tecnología de los Alimentos, también hizo referencia a la ortotexia, enfermedad padecida por personas que sólo quieren ingerir lo que ellos ubican como alimentos biológicamente puros.
Explicó que estas personas no asisten a comidas o reuniones ante el temor de consumir alimentos que no tengan las garantías de calidad que ellos estiman óptimas.
Sobre la anorexia, Cuervo señaló que personas con determinadas características pueden tener más predisposición a este trastorno, identificado principalmente por el rechazo voluntario a ingerir alimentos.
"Baja tolerancia a la frustración, irritabilidad, inseguridad y baja autoestima son algunos de los rasgos de personalidad que pueden predisponer a una persona a un trastorno en la alimentación", comentó la especialista en nutrición.
Además, agregó, el patrón familiar puede ser otro factor determinante. Tal es el caso de familias en las cuales no existe una buena comunicación y sí una gran rigidez.
En el caso de jóvenes con un posible cuadro de trastorno, Cuervo recomendó a los padres poner atención en cierto comportamiento: pesarse más de una vez al día, que de forma recurrente preguntan si están gordas, quienes comen a solas y con frecuencia hacen dietas.
Al hacer referencia a un estudio llevado a cabo entre alumnas de la Universidad de Navarra entre 18 y 25 años, la especialista señaló que el 4.1 por ciento padece algún trastorno alimenticio.
En el caso de la bulimia, Cuervo apuntó que se trata de un trastorno con más recurrencia al suicidio. Las personas que la padecen, quienes se provocan el vómito como compensación a su forma desordenada de comer, entran en un círculo depresivo muy fuerte.
Alertó sobre las llamadas "dietas milagro" que ofrecen bajar varios kilogramos de peso en unos cuantos días y llevan a muchas adolescentes a auto imponerse otras dietas que nunca las dejan satisfechas, sino metidas en una obsesión por bajar de peso.
La especialista detalló, asimismo, que entre el género femenino y masculino, la anorexia es más común en las mujeres: por cada 10 que la padecen, existe un hombre con el trastorno.
Agregó que estas enfermedades muchas veces están asociadas a determinadas actividades: modelaje y baile y, en general, todas aquellas personas que cifran en su apariencia física su éxito profesional.
Cuervo señaló que quienes padecen estos trastornos no lo suelen admitir, lo que puede dificultar en buena medida su tratamiento. "Se debe generar una gran empatía con el paciente para que se sienta comprendido, y entonces se le pueda ayudar", concluyó.