
La presencia de las sexoservidoras en Sombrerete causa escándalo en la ciudadanía, dada la religiosidad del pueblo. | Sebastián Gallegos|
La presencia de las mujeres del “tacón dorado” causó escándalo entre las familias, dada la tradición religiosa de esta ciudad.
Sombrerete, Zac.- Ante el cierre de los antros de vicio ubicados en la zona de tolerancia de Vicente Guerrero, Durango, las sexoservidoras que laboraban en los mismos han invadido la avenida principal de Sombrerete, han rentado casas para ofrecer sus servicios y otras laboran en los bares de la ciudad. Hay temor de que pudiera haber una rápida propagación de enfermedades infectocontagiosas y venéreas, que pondrían en riesgo a muchas familias del municipio, ya que no existe control sanitario de ningún tipo.
Antecedentes
Ante el clima de terror propiciado por la presencia sicarios en la zona de tolerancia de Vicente Guerrero, que vestían uniformes de la AFI, aunado al crimen de Julio César Juárez Castañeda a manos de los mismos, cerraron varios antros de vicio.
Juárez Castañeda era propietario de El Tenampa y Lago Azul, en Vicente Guerrero; fue acribillado a las puertas de su domicilio y los negocios dejaron de funcionar.
Al cierre se sumó el antro Las Brisas, propiciado por la inseguridad reinante y la nula vigilancia en este sector de la ciudad. A la fecha sólo operaba el antro de vicio denominado El Real.
Desbandada
El cierre de estos tres negocios originó la desbandada de las sexoservidoras, que buscan la forma de sobrevivir y llegaron al municipio de Sombrerete, Zacatecas.
Empezaron a prestar sus servicios al mejor postor en los bares de la ciudad, donde se ubicaron rápidamente, con el consentimiento de los dueños de los mismos.
Otras se ubicaron por las noches en plena avenida Hidalgo de la ciudad, donde ellas mismas llamaban a los conductores y les ofrecían sus servicios en horas de la noche.
Moralistas
Rápidamente fueron ubicadas por la ciudadanía y padres de familia, lo que escandalizó a la sociedad cuando se propagó la noticia, debido al alto grado religioso y de conservadurismo de los habitantes.
A las sexoservidoras se les puede ubicar en este momento laborando en los bares y loncherías de la ciudad, donde se dedican a libar con los clientes.
Pero otras han rentado casas en las colonias de la ciudad, donde ofrecen otro tipo de servicios y espectáculos a los clientes que acuden. En uno y otros casos, no reciben verificación sanitaria y el riesgo es latente.
Por Brisia Arlette Ramírez
El Siglo de Durango