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Podría asteroide Apophis caer sobre tierra en 2029

En el asteroide, con la ayuda de un sofisticado equipo, una nave robótica o tal vez un astronauta se encargaría de recoger información vital para descubrir cómo desviar o destruir esa gran roca.

En el asteroide, con la ayuda de un sofisticado equipo, una nave robótica o tal vez un astronauta se encargaría de recoger información vital para descubrir cómo desviar o destruir esa gran roca.

EL UNIVERSAL

En la mitología egipcia Apofis o Apep representaba a las fuerzas maléficas que habitaban el inframundo y las tinieblas.

Era una serpiente gigantesca, indestructible y poderosa, cuya función consistía en interrumpir el recorrido del barco solar, pilotado por Ra, para evitar que consiguiera alcanzar el nuevo día, y para ello empleaba varios métodos: atacaba la barca directamente o culebreaba para provocar bancos de arena donde el navío encallara.

Todo ello tenía sólo una finalidad: romper el orden cósmico. Apofis era el mal con el que había que luchar para contenerlo; sin embargo, nunca sería aniquilada, sólo era dañada o sometida, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente y el mundo perecería.

Para los antiguos egipcios era necesario que existiese el concepto del mal para que el bien fuera posible.

En nuestra época, la moderna reencarnación de Apofis acecha a la Tierra desde el espacio, en la forma de una gigantesca roca, capaz de provocar una gran destrucción y muerte, si chocará con la Tierra, capaz de liberar una energía equivalente a más de 40 mil bombas atómicas explotando al mismo tiempo.

Apofis es un asteroide con una órbita cercana a la de la Tierra y cuyo tamaño es de aproximadamente de 250 metros. Según los datos de la NASA, pasará muy cerca de la Tierra en el 2029 y 2036 y una pequeña colisión con otro asteroide podría desviarlo hacia nuestro planeta, con consecuencias mortales para la vida en la Tierra y desde luego para nuestra civilización.

Para evitar esta catástrofe, la NASA planea estudiar in situ el asteroide.

En el asteroide, con la ayuda de un sofisticado equipo, una nave robótica o tal vez un astronauta se encargaría de recoger información vital para descubrir cómo desviar o destruir esa gran roca.

El problema es que hasta el momento no existe ninguna nave capaz de llevar a un astronauta hasta el asteroide.

Además, destruirlo podría crear una lluvia de asteroides más pequeños que saldrían disparados como misiles sin desviar mucho su ruta, por tanto, según los científicos, la mejor opción es desviar su trayectoria actual hasta ponerlo en una órbita segura para la Tierra.

Debido a la cobertura dada en los medios a este asteroide, persiste entre un gran numero de personas la idea de que esta destinado a chocar con la Tierra en un futuro cercano, una especie de nueva maldición de Apofis.

Por el momento, sin embargo y por fortuna, los astrónomos saben que sólo rozara a la Tierra el 13 de abril de 2029. Ese día, Apofis brillará como una estrella de mediano resplandor visible a simple vista. Esta aproximación será visible desde Europa, África y el oeste de Asia.

Predicciones

¿Estaremos a salvo en el futuro?, por desgracia la respuesta es ambigua, puesto que sus parámetros orbitales cambiaran una vez que se acerque a la Tierra ese año.

Es más, nuevos cálculos han aumentado las probabilidades de impacto para 2029 llegando hasta un 2.7 por ciento (1 entre 37).

Esta relativamente alta probabilidad combinada con la medida del asteroide hicieron que Apofis recibiese el nivel 4 en la escala de Turín y 1.10 en la escala de Palermo.

Estos valores son los más altos que ningún asteroide haya conseguido jamás, en escalas similares a la Richter para medir sismos.

El 27 de diciembre de 2007, Apofis fue encontrado en imágenes previas a la fecha de descubrimiento, y el cálculo de su órbita pudo ser afinado, eliminando cualquier posibilidad de colisión para 2029, pero manteniendo un cierto riesgo para 2036.

La Fundación B612 creada con el propósito expreso de diseñar estrategias de desvió de asteroides peligrosos para la Tierra, efectuó estimaciones de la ruta que seguiría Apofis si el impacto de 2036 fuese a ocurrir, como parte de una iniciativa que está realizando para desarrollar una estrategia viable para desviar el asteroide con suficiente anticipación.

El resultado es un corredor angosto de unos pocos kilómetros de ancho, denominado la trayectoria de riesgo, la cual se ubica en la parte sur de Rusia, cruzaría el Pacífico, pasando a cientos de kilómetros de las costas de California y México (transitando frente a las costas del Pacífico, un eventual impacto en el océano provocaría un megatsunami que barrería con la costa del Pacífico mexicana), y luego proseguiría entre Nicaragua y Costa Rica, continuando por el Mar Caribe hasta cruzar por las regiones norteñas de Colombia y Venezuela, finalizando su recorrido en el Atlántico, poco antes de llegar a África.

Asteroides cercanos

Si bien hasta el momento la maldición de Apofis sobre la Tierra es poco probable que se cumpla, otros habitantes de las tinieblas interplanetarias acechan a nuestro planeta, conforme ésta se desplaza alrededor del Sol, son los asteroides cercanos a la Tierra, asteroides cuyas órbitas son muy próximas a la terrestre.

Algunas de estas órbitas suponen un peligro de colisión.

Se conoce aproximadamente mil asteroides de este tipo, cuyas dimensiones alcanzan hasta los 32 kilómetros.

Probablemente existen decenas de miles de asteroides cercanos de tamaños entre uno y dos mil metros.

Una idea del riesgo que representan nos la da el asteroide 4581 Asclepius.

El 23 de marzo de 1989 el asteroide con un diámetro aproximado de 300 metros se acerco a la Tierra a 700 mil kilómetros, al pasar a través de la posición exacta que ésta tenía seis horas antes.

Si el asteroide la hubiese impactado habría provocado la mayor explosión registrada en la historia reciente terrestre.

Los asteroides con un diámetro de un kilómetro golpean a la Tierra pocas veces en un intervalo de un millón de años.

Grandes colisiones con objetos de cinco kilómetros de diámetro ocurren aproximadamente una vez cada 10 millones de años.

En 1908, el evento de Tunguska, equivalente a una explosión de 20 megatones de TNT, fue causado probablemente por el impacto de un objeto con un diámetro de 100 metros, los astrónomos creen que impactos similares ocurren sobre la Tierra cada 100 años.

Colisiones menores, equivalentes a miles de toneladas de TNT, ocurren algunas veces cada mes. Aunque ha habido algunas falsas alarmas, un número de asteroides se han postulado definitivamente como amenazas a la Tierra.

El asteroide 1950 DA se perdió después de su descubrimiento en 1950, desde entonces pocas observaciones se habían practicado para definir su órbita, y entonces fue redescubierto el 31 de diciembre del año 2000.

DA puede tener un alto grado de probabilidad de impactar a la Tierra el 16 de marzo del año 2880, tiene un diámetro aproximado de 1 kilómetro, de producirse tal impacto destruiría a nuestra civilización.

Conjuros celestes

La probabilidad del impacto de un asteroide cercano de un kilómetro o de mayores dimensiones, lo que sería una catástrofe sin paralelo en la historia de la humanidad, ha mantenido viva la idea de una red de defensa conjunto, así como a producir especulaciones sobre cómo desviar objetos que pudiesen significar una amenaza.

El detonar un dispositivo nuclear explosivo sobre la superficie de un asteroide podría ser una opción, con la explosión se buscaría alterar su trayectoria en una especie de propulsión nuclear de pulso.

Sin embargo, han venido incrementándose evidencias de que algunos asteroides son en realidad conglomerados de rocas sólo unidos entre sí por una fuerza gravitatoria, por lo que el uso de un detonante nuclear provocaría que un asteroide se desintegrara en distintas partes sin alterar su curso.

De alguna forma es mucho peor ser impactado por una nube de asteroides que por uno solo grande.

Esto ha conducido una variedad de ideas para eliminar la amenaza, entre las que destacan: utilizar un método de propulsión electromagnética, con el fin de sacar materia polvorienta disparándola lejos, para darle un empuje lento y estabilizador.

Colocar una hoja en forma de película reflectora aluminizada para envolverla alrededor del asteroide, provocando que actúe como una "vela solar" al usar la presión de la luz solar en la órbita del objeto.

Cubrir con polvo blanco el objeto para producir el mismo ajuste utilizando el efecto Yarkovsky (El efecto Yarkovsky se produce debido a que la superficie de un asteroide en rotación es calentada por la luz del Sol, y se enfría al pasar a su hemisferio "nocturno"; a causa de esto, el asteroide tiende a irradiar más calor desde su hemisferio iluminado.

Este desequilibrio en la radiación térmica proveniente del objeto produce una débil aceleración).

Los antiguos egipcios creían que, cuando el cielo se teñía de rojo, era a causa de las heridas provocadas al malévolo Apofis, hoy sabemos que uno de los efectos de la colisión de un asteroide, será la iluminación del cielo nocturno por el polvo arrojado en la atmósfera, una extraña premonición sobre los terribles efectos que tendría el impacto de alguno de los miles de Apofis que nos amenazan desde el espacio.

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