Deportes Concachampions Concacaf Algodoneros del Unión Laguna Liga MX Concachampions 2025

No soy loco, sino temerario: ‘Glison’

“El Glison” acepta que lo llamen temerario, más no loco, ya que siempre está consciente de los actos y suertes que realiza en el ruedo. (Fotografías de Jesús
Galindo López)

“El Glison” acepta que lo llamen temerario, más no loco, ya que siempre está consciente de los actos y suertes que realiza en el ruedo. (Fotografías de Jesús Galindo López)

Humberto Vázquez Frayre

El polémico matador de toros retorna a La Laguna para participar en el Festival Taurino Guadalupano.

Los cinco grados de temperatura registrados ayer por la mañana en la Comarca Lagunera, no fue impedimento para que el temerario matador de toros Jorge de Jesús “El Glison”, visitara la Plaza de Toros Torreón, sede de su próxima presentación, dentro del Festival Taurino Guadalupano del sábado.

Y es que el carismático torero, oriundo de la ciudad de Saltillo, no perdió tampoco la oportunidad de visitar la estatua ubicada afuera del coso de la Colonia Moderna, la del lagunero Valente Arellano, de quien se inspiró para estar en esta complicada profesión.

Con 37 cornadas y 13 fracturas en su cuerpo, mismo que lo obliga a usar cuatro aparatos ortopédicos, el coahuilense buscará salir a hombros el sábado, durante el Festival donde alternará con Manolo Mejía, José Ibarra “Joseli”, además de los aficionados prácticos Juan Manuel Ibarra “El As de Oros” y Fernando Cárdenas.

Todavía recuerda su última actuación en la Comarca, el pasado 27 de abril de 2007, en la que partió plaza con César Pastor y el español David Gil, lidiando ejemplares de la ganadería de Jaral de Peñas, donde tuvo que entrar como emergente, debido a la cornada sufrida días antes por Rodolfo Rodríguez el “Pana”, quien estaba originalmente en el cartel.

De su segundo enemigo “Sevillano”, marcado con el número 108 expresó: “merecía el indulto pero el juez no quiso y días después coincidí en un vuelo con el ganadero de aquella corrida y me felicitó por la labor en el ruedo, siempre he dicho que la fiesta brava es de vida y no de muerte”.

Con las huellas de sus confrontaciones antes las reses y a sus 48 años de edad, “El Glison” confiesa que recientemente ha sido complicado presentarse en la Monumental Plaza de Toros México, debido al imperio poseído por el empresario Rafael Herrerías, aunque el coahuilense espera regresar algún día, luego de su grave cornada el año pasado.

En el coso de Insurgentes, resultó herido un 13 de mayo de 2007, ya que el toro 277 de la ganadería de La Joya, “Macharnudo” de nombre, de color negro zaino y con 460 kilogramos de peso, le propició una grave cornada en el muslo derecho con dos trayectorias: de 20 y 15 centímetros.

Dos meses antes, su imagen toreando en la playa Las Salinas de la costa de Guerrero en un documental, le dio la vuelta al mundo, ya que además cuando realizaba las faenas con una tabla de surf a su enemigo, éste lo prendió y le provocó una cornada que penetró hasta el pulmón.

De su más reciente presentación destaca: “fue en Ecatepec, Estado de México dentro de un festival taurino y corté dos orejas a “Bienvenido” de la ganadería de Atlanga, ahí estuvo presente en el ruedo Mario Jiménez y dos novilleros más”.

Jorge está a la espera, que le confirmen en Mazatlán la Corrida Navideña, con lo cual cerraría su actividad en el año, el cual no estuvo solamente dedicado a los ruedos, sino que comenzó una serie de conferencias, tratando de ayudar a personas con adicciones.

“Estamos en Torreón para torear por una causa noble, vengo desinteresadamente por el gran lazo de amistad que me une con la familia Ibarra, además de la invitación realizada por el Padre César Ramírez, de la Capellanía de Nuestra Señora del Roble, es algo que me mueve y lo hago con gusto”.

Aceptó el término de temerario, más no el de loco, al considerarse una persona consciente de lo que hace tanto en su vida personal como en la taurina, agregando que su personalidad es aventurera con una enorme dosis de adrenalina.

Hechos importantes

Su apellido es Gleason, aunque el apodo de “Glison” fue adoptado cuando cursó la carrera de Ingeniero Agrónomo Zootecnista, en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) de Saltillo, donde sus compañeros así lo conocieron. Cuando tenía 21 años de edad, se ausentó de los estudios, para darle la vuelta al mundo.

Participó como payaso y jinete de rodeo, apoyó la fiesta de la charrería, fue pescador de salmón en Alaska y jugó futbol americano con los Buitres de la Narro y Lobos de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), en la posición de safety, enfrentando a jugadores con 130 kilogramos de peso o más, aunque en su niñez tomó clases de judo.

Además de torero es un gran poeta, teniendo más de 120 poemas, editando un libro en el que habla de la mujer, del toro y de la vida, por lo que en los últimos tiempos ha sido el más discutido de nuestros toreros, alimentándose en el aspecto motivacional de los llamados “reventadores”.

El 13 de octubre de 1985 se presentó de luces en Saltillo y en 1990 tomó la alternativa luego de dos años de actividad como novillero y un año perdido, por una seria lesión en el muslo derecho por un toro de Tepayahualco en la plaza de Tlaxcala.

Para el dos de septiembre del mismo año se doctoró como matador de toros en Monterrey, de manos de Mariano Ramos, atestiguando Alejandro Silveti, con toros de Manuel Macías. Confirmó en la plaza México el 13 de Enero de 1991.

No todo es toros

Antes de llegar a los 50 años de edad, Jorge de Jesús ha desarrollado una innovadora técnica, por medio de la cual le ayuda a la gente a superar problemas emocionales, psicológicos y como consecuencia físicos, todo como experiencia de su vida personal.

“Conocí en Saltillo a Jesús Valdez, responsable de un lugar llamado ‘El mesón del cielo’, el cual alberga a personas drogadictas, por lo que creamos una fundación llamada Lobos, iniciamos ya una campaña, con el objetivo de restaurar el México actual, ya que el amor es una actitud ante la vida, no solo hacia nuestra pareja, debido a que en nuestro país se vive un ambiente de odio y de violencia”.

La situación que menciona el intrépido torero, es para contrarrestarlas en primera instancia en Coahuila, por lo que brinda conferencias para poder superar las crisis dentro de las personas, como el abandono, la depresión, tristeza, rencor, ira, entre otros aspectos negativos.

“He formulado un libro de recetas, donde tiene que ver con la sabiduría del ser humano durante miles de años, lleno de la doctrina cristiana, de Confusio, de Buda y los grandes pensadores, que llevan mensajes positivos”.

Recordó a grandes amigos que dejó en la región, a los cuales visitará como el caso de Johnnie Pastrana y Raúl Ramírez en el ambiente del Rodeo, así como a la familia Álvarez en la charrería y a su misma familia, los Lack Gleason, a los cuales ya tiene algunos años sin tener contacto alguno con ellos.

El legado de Valente

“Cuando yo estuve en la universidad, Valente Arellano era una figura a nivel nacional y me llamó la atención su toreo, por la entrega en el ruedo y la química que tenía con los aficionados, a mi no me pasaba por la mente la idea de vestirme de luces, pero al verlo desde el tendido, entendí la pasión que transmitía”.

Dijo que el toreo del fallecido matador lagunero, lo inspiró de alguna manera, a pesar de no ser aficionado taurino, pero el revuelo que causaba Valente hace dos décadas, lo orilló a asistir a una corrida, marcándole la pauta para comprender que con su carisma llenaba las plazas.

“Fue un parámetro para mí, lamentablemente muere en una accidente automovilístico y si no hubiera fallecido, en lo personal no estaría como matador de toros, ya que sería difícil estar a la par del desaparecido ídolo de aquí, sobre todo por la enorme sensación de emoción que dejaba en los ruedos”.

Recuerda que Arellano era excelente con el capote y las banderillas, algo que no puede emular debido a las fracturas que sufrió en las muñecas, aunque cada quien tiene su sello propio, por lo que alcanza a compensar con la muleta y a la hora de matar a sus enemigos, pero en cuanto a entrega y actitud son muy similares.

“Valente y yo no nos salimos de la técnica taurina, pero sí de lo que indican los cánones de la fiesta brava. Yo disfruto de las cornadas, del contacto físico, mucha gente me tacha de loco, pero aprende uno a controlar el miedo y el dolor, debido a todo lo que practiqué como deporte y actividades extremas en la juventud”.

Le agradeció a Valente Arellano donde quiera que se encuentre, la transmisión de ese valor para torear que le brindó, al igual que todos los aficionados laguneros, que lo han acogido bien en sus presentaciones, incluso cuando ayer desayunó en una taquería del centro de Torreón, los comensales lo reconocieron y no perdieron oportunidad para solicitarle el preciado autógrafo y tomarse las fotos.

“Estuve buceando, además de hacerle al alpinismo y paracaidismo, por lo que mi toreo, tenía que ser de acuerdo a mi vida, a mi personalidad, por eso de mi pasión y entrega en el ruedo, no hay miedo, simplemente emoción por torear”.

Juan del Monte dice que se torea como se es, frase que ha adoptado a la perfección el “Glison”, aceptando que no es un toreo de arte, sino de arriesgar al extremo, por eso los analistas taurinos desde su aparición a mediados de los 80’s, lo catalogaron con un toreo antiguo, aparentemente anacrónico, de los tiempos remotos.

37 cornadas ha sufrido “El Glison” en su andar por los ruedos

Leer más de Deportes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Deportes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

“El Glison” acepta que lo llamen temerario, más no loco, ya que siempre está consciente de los actos y suertes que realiza en el ruedo. (Fotografías de Jesús
Galindo López)

Clasificados

ID: 400094

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx