
Aún así, la quesadillera está en busca de un hombre que la trate como toda una dama. (El Universal)
Doña Márgara Francisca ha tenido una vida muy difícil... de ahí su florido lenguaje y fuerte carácter.
Mujer de belleza peculiar, mirada profunda, nariz aguileña que opaca a cualquier perfil griego, y una verruga, tal vez envidiada por Enrique Iglesias en sus mejores momentos...
Así es doña Margara Francisca, poetisa del lenguaje florido cuyo carácter nace desde niña, “porque mis papás ya no me pelaron”.
Tal vez no tiene la trayectoria artística de Irma Serrano, -aunque es buena para andar armando el mitote-; pero la vendedora de quesadillas proveniente de Veracruz trató de ser cuestionada con el peligroso objetivo de profundizar en la sicología de esta celebridad, aunque el final fue inesperado.
Es la grabación del penúltimo capítulo de la segunda temporada de Las Pellizcadas de Márgara, para Telehit, y tras el corte final, tuvimos a bien charlar con ella.
-Soy doña Márgara Francisca, mujer respetable, aunque te pese, y sí te pesaría ¿eh?, porque si te me pongo en los hombros sí te peso, dice.
Mujer de armas tomar, al hablar de sus orígenes suaviza su tono de voz. Ella menciona no sentirse una fémina representativa de la mujer chilanga, al contrario, es “universal”, pícara, por haber nacido en Alvarado, Veracruz, a pesar de haber vivido en México desde muy pequeña.
“Soy representativa de las mujeres que luchan por la dignidad, por el amor, por proteger a nuestras familias (con voz melancólica y a punto del llanto prosigue), por ser trabajadoras y por ser respetadas”.
Y de pronto, en un tono fuerte (se oye hasta los otros camerinos) menciona: “¡Y no te estés burlando pinche viejo!.. con todo respeto”.
Tratamos de tranquilizar los ánimos y hablamos sobre las sorpresas que vendrán para el final de temporada; con toda esa sutileza que le sale de esos labios de rubí, doña Margara amablemente nos conmina a no preguntar de ello.
“Qué chingados te importa, el chiste es tener a la gente en ascuas, si no hay suspenso, qué chiste tiene la vida”, externa.
Vendedora de quesadillas por el metro Chilpancingo, la amable fémina nos confía quiénes son sus hijos: Irving Trinidad, (radica en EU); Joselyn Guadalupe, Laura Nancy, Antuán Aureliano (tiene su planchaduría); Jonhatan Ramón (adoptado) y Juan Christopher.
Precisamente este último y el primero de la lista son sus consentidos, porque Juan es “gai” e Irving, por estar lejos de casa.
“Quiero mucho a Christopher porque desde la escuela le gritaban: ‘Jotito, soplanucas, muerde almohadas, reportero’..., le gritaban chingadera y media”, dice acongojada.
¿Su vida siempre ha sido muy difícil?
De la chin... diría yo... con todo respeto.
Su personalidad tiene mucha presencia.
Es muy fuerte, llama la atención de los hombres... (toma una actitud seductora con este reportero, hasta quedar encima de este redactor).
Claro es muy fuerte, llamo la atención de los hombres, me miran la verruga, me quieren seducir y les tiemblan las grabadoras. Terminan acostándose conmigo en los sofás de los pasillos de las televisoras. Son seducidos por mí... ¡Dime vaquero, papi eres mi vaquero!
Zafándonos de ese cuerpezote que Dios le dio, la seguimos entrevistando.
¿Cuál es su tipo de hombre ideal?
El que se deje mi rey, el que me cumpla, el que me abra las piernas... digo las puertas; quien me sepa tratar como una dama, pero que también sea tosco.
¿Y su infancia?
Era muy feliz hasta que se separaron mis papás. Don Adolfo Aurelio y doña Marianita Asunción; se alejaron cuando yo tenía 6 años, tenían muchos problemas. Mi mamá no aguantaba a mi papá, pesaba 150 kilos el cabrón. Le decían Juan Diego, porque estampaba vírgenes en las sábanas.
La charla estaba en su curso, pero un exabrupto (provocado seguramente por la nostalgia) saltó a los labios de doña Márgara: “Si digo palabrotas es porque los hombres me han lastimado. Es un escudo, una fortaleza de mí. ¡Déjenme, voy a huir de la prensa, de los paparazzis!.. y corrió como loca por el pasillo, agredió a este reportero y confesó a gritos que tenía un hijo de un político.
“No sé si fue Guadalupe Victoria o Gustavo Díaz Ordaz”. Finalmente, remató diciendo: “También andan diciendo que soy lesbiana...”.
Manual antipaparazzi
La muy noble y sencilla quesadillera aconseja a los famosos para librarse del peso de los paparazzi y evitar que atenten contra su vida.
1.- Lo primero para alejar a los buitres de la vida privada de las grandes estrellas, es darles una leve llegadita de cachondeo, para que se espanten con la pasión.
2.- En caso de que el aborrecido sujeto insista, mandarlo a él y al fotógrafo que lo acompaña a buscar caracolitos, a casa de la chin...a, ahora que estarán los olímpicos, ¡con todo respeto!
3.- Si esto no funciona, saltarse la parte aburrida del diálogo, “no contestaré a tus preguntas”; agarrar el objeto más cercano (zapato o chancla) y hablar con el lenguaje de los golpes.
4.- El necio a señas y el entendido a palos. Con la cultura obtenida en la escuela de la vida, se aplica esa regla no escrita, conocida desde los recintos estudiantiles: Dos patada y cos.
5.- Finalmente, recordarle al intento de reportero o comunicador que no solamente tiene la cabeza para razonar, sino también para recibir tatemazos de quien es “toda una dama”.