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Las Palabras tienen la Palabra

Juan Recaredo

‘SUS PIERNAS SON COMO UN PAR DE CARRICITOS...’

“...Sus piernas son como un par de carricitos” decía Enrique Guzmán refiriéndose a su novia apodada “Popotitos” por la flacura de sus piernas.

Aclaro de pasadita que los popotes en México son lo que en otra parte se llaman pajillas, o simplemente pajas, tubitos de papel, de vidrio o de plástico que sirven para sorber líquidos. La palabra popote viene del náhuatl popotl que se refiere a una caña delgadita. Sirva todo este preámbulo para introducir el tema de hoy que es el de las piernas.

Las piernas son las extremidades inferiores del ser humano así como de muchas y muy diversas especies animales, pero aparte de éste, que es su significado original, la palabra pierna tiene un montón de aplicaciones en sentido figurado.

“Dormir a pierna suelta” es una frase muy expresiva que usamos cuando vemos a alguien que duerme muy relajadamente y por un largo rato, pero nos quedamos con la inquietud de saber por qué la pierna deba estar suelta para poder “echarse un buen sueño”.

En cuestión de comidas, al menos en nuestro medio, cuando hablamos de una pierna horneada por ejemplo para la cena de Navidad, si no aclaramos de qué es, por lo general nos estamos refiriendo a una pierna de puerco.

Recordé a propósito el “derecho de pernada” que tenían los señores feudales en la Edad Media. Cuando se casaba uno de sus vasallos, el Señor Amo tenía derecho a agasajarse a la flamante esposa nada más una noche. El problema es que era precisamente la noche de bodas. El derecho de pernada se refería a las piernas pero el Señor Feudal agarraba todo lo que tenía la niña de agarrable, disfrutando con morboso placer la iniciación de la muchacha que con él perdía su doncellez y llegaba luego con el marido ya en calidad de “carro semi nuevo”.

También recuerdo el trauma que me causó cuando presenciaba la preparación escenográfica de una obra de teatro y oí al director (que por cierto era un tipo muy femenino) que le pedía al tramoyista “súbeme las piernas”. Por supuesto que me escandalicé hasta que pude indagar que en un escenario teatral las piernas son unos telones laterales que se usan para ocultar a la vista del público lo que sucede a los lados del foro.

En el cine se habla de “las piernas del millón” cuando alguien se refiere a alguna de esas actrices que tienen “un piernón loco”, es decir, un par de piernas que a la dama le sirven para caminar, para complementar su atractiva figura y para enloquecer a los hombres.

Me iré diciendo como el comediógrafo español Enrique Jardiel Poncela: Las piernas de la mujer son las columnas que sostienen su templo. El hombre quisiera ser Sansón, para abrir las columnas y que caiga el templo.

ESCRÍBALE A DON JUAN RECAREDO:

Escriba a mi correo electrónico y plantee las dudas que tenga acerca de los usos del lenguaje. Con todo gusto trataré de aclararlas. La dirección de correo electrónico es [email protected]

PREGUNTA DEL PÚBLICO: Nos escribe Jorge D. Parada: mi hija dijo que “el doctor indució el parto” y yo la corregí asegurando que lo correcto es “el doctor indujo el parto”. Cuando una amiga de ella la apoyó en lo que decía, empecé a dudar y me vinieron a la memoria otros verbos como conducir, decir, etc. ¿Me podría ayudar?

RESPUESTA: Lo correcto en ese caso es como usted lo dijo: “El doctor indujo el parto”. También se debe decir condujo, tradujo, dijo, etc.

Y ME VOY REPITIENDO ALGO QUE DIJO PABLO NERUDA: La felicidad es interior, por lo tanto no depende de lo que tenemos sino de lo que somos. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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