
Algunos vecinos en plena luz del día tomaban bebidas embriagantes en las calles de la Zapata.
El Siglo de Durango
“En la Zapata, matan y entierran”. Así era la impresión que causaba escuchar entre la ciudadanía el nombre de este asentamiento habitacional. Era calificada como una tierra sin ley en donde los pandilleros podían cometer ilícitos sin que nadie les hiciera nada. Hoy comentan los vecinos que es un poco más tranquilo pero persisten los vagos en las esquinas y la venta de droga.
RECORRIDO
A pesar de que era al mediodía por las calles de este asentamiento abundaban jóvenes y niños que se encontraban en las esquinas, algunos solamente “pisteando” y otros consumiendo resistol u otros estupefacientes.
Las necesidades de este asentamiento no son muchas, ya que tienen buen servicio de limpia y recolección de basura; les llega muy bien el agua, pero en algunas ocasiones el alumbrado público falla y es cuando se tienen los problemas.
Algunas personas entrevistadas con algunas reservas señalaban que había venta de estupefacientes, pero comentan que era mejor no decir nada debido a que algunos de sus vecinos ya habían recibido amenazas por parte de “puchadores”.
MALA FAMA
La mala fama de la colonia Zapata, que se encuentra ubicada al oriente de la ciudad, se la ganó por la serie de conflictos que se tenían con los pandilleros y a los homicidios que sucedían por problemas con personas involucradas con narcomenudistas.
Las corporaciones policiacas siempre daban información sobre las riñas y los homicidios que acontecían en este lugar, mismo que tenían catalogado como una zona peligrosa.
Pero ahora ya no es lo mismo en este asentamiento, pues la situación ha mejorado poco a poco y ahora ya pueden entrar los taxistas, porque antes los apedreaban; también ya hay alumbrado público e ingresan las patrullas de vez en cuando.
LA DEVOCIÓN
La fe hacia la Virgen morena se vio en cada una de las esquinas de la colonia ya que en algunas propiedades era común observar pinturas con la imagen de la Virgen de Guadalupe, mientras en otras se encontraba el rostro de Cristo.
Ante todo, quienes se encuentran en la calle pintan estas imágenes porque creen y aman su religión; se encomiendan a diario para que no les pase nada con la vida que llevan, porque saben que se exponen al peligro en cada momento.
UN MITO
El dicho de que antes mataban y enterraban es un mito para algunos vecinos, “pues quien la debe la paga y si lo encuentran en la Zapata, pues aquí quedó”, comenta una vecina del asentamiento. Las riñas y los pleitos son frecuentes, pero afirman que es en la zona de las vías en donde todos los días se reúnen a embriagarse; aunque los adultos prefieren beberse alguna “caguama” afuera de su casa junto con sus vecinos.
También platican que es frecuente ver a los adolescentes emborrachándose y drogándose con thinner, marihuana o “cristal”, situación que pone en alerta a los vecinos para no pasar por el lugar o que los niños no vean ese tipo de escenas.
El abuso de dichos estupefacientes pone en peligro a los vecinos de este asentamiento, pues en ocasiones bajo los efectos de estas drogas los adictos se han introducido a las viviendas a asustar a las personas, además de que se registran robos en casas y vehículos.
Mucha gente sencilla vive tranquila no involucrándose con las personas conflictivas y si alguna vez ven algo simplemente lo callan porque tienen miedo de que les pase algo.
OTROS PROBLEMAS
Otro de los problemas que plantearon los vecinos es la falla que hay a veces en el alumbrado público, ya que por las noches algunas luminarias no prenden y otras están encendidas durante todo el día.
“Algunas lámparas no prenden y por las noches está muy oscuro y eso causa que salgan las pandillas”, comentó José Gutiérrez, vecino de este asentamiento.
Además, Leonardo Núñez expresó que en este lugar hace falta un espacio de esparcimiento como canchas para hacer deporte, ya que en esta colonia hay equipos de futbol, basquetbol, voleibol y comenta que eso ayudaría mucho a que no anduvieran las personas en las calles.
Las mayoría de las calles de la colonia se encuentran pavimentadas; una de las que no cuenta con este servicio es la calle División del Norte, vialidad que divide a la colonia Máximo Gámiz de la Emiliano Zapata.
Comenta que desde hace mucho han querido asfaltar esta calle pero como es “muy ancha” pavimentarla le cuesta 12 mil pesos a cada vecino. La mayoría de ellos -comenta el señor Miranda- son pensionados, por lo que no pueden pagar esta cantidad de dinero.
En una ocasión señala que los visitó personal de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del Gobierno del Estado (Secope), para hacer un proyecto y lo que pretendían los vecinos era colocar un camellón para que así les saliera más barato, pero comentaron que “el Municipio no tenía dinero, y pues nosotros menos, pero es una de nuestras prioridades”.