Algunas anomalías que pueden dar como resultado problemas para hablar o alimentarse en los pacientes infantiles, pueden deberse precisamente a un frenillo lingual corto, que se extiende desde la punta de la lengua restringiendo la extensión de la misma, provocando una afección en la precisión, el margen y la velocidad de los movimientos linguales, originando con ello, esta problemática.
Los trastornos que esto puede producir en el habla pueden ser: distorsión o sustitución de los sonidos linguales, debido a la restricción de la elevación de la punta de la lengua.
Lentitud en la velocidad de locución.
Así también puede provocar dificultad para alimentarse. Por ejemplo, problemas para succionar durante la lactancia.
Se aconseja que en el momento que se detecte que un frenillo lingual anormal esté alterando la locución o la alimentación de un niño, deberá valorarse lo más pronto posible, para determinar si es necesario la reducción quirúrgica del mismo, con esto se logrará liberar la lengua, mejorando su movilidad y la dicción.
La colaboración y coordinación estrecha entre el profesional odontólogo y el terapista de lenguaje, ayudará en mucho para el tratamiento de este tipo de problemática.
Le recuerdo prevengamos hoy. Para tener mejor salud bucodental mañana.
“Es la prevención, nuestra mayor preocupación”.
¡Hasta la próxima!
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